Revista Ñ

“TENEMOS MÁS BACTERIAS QUE CÉLULAS”

El científico Luis Wall escribió un libro sobre el inframundo biológico. Explica que las bacterias y microbios no son necesariam­ente malos. De hecho, los necesitamo­s.

- POR GISELA DAUS

Somos más bacteria que gente: una persona –de un metro setenta y 70 kg. de peso– tiene más microbios que células propias, 39 o 30 millones de millones, respectiva­mente. Además, las bacterias son mayoría en el planeta Tierra: en un gramo de suelo (una cucharita de té) viven 10 mil millones y cerca de un millón son bacterias diferentes frente a 7600 millones de personas. En época de coronaviru­s, el tema de los microbios tiene prioridad. Justo a tiempo acaba de publicarse Historias del inframundo biológico: Más bacterias, las mismas plantas, mi ex mujer, mi novio, el cocinero y más amantes (Siglo XXI Editores) el segundo libro del científico y doctor en Bioquímica Luis Wall.

“El primer libro es sobre interaccio­nes entre plantas y microorgan­ismos y entre estos últimos entre sí, con una idea de la microbiolo­gía ‘clásica’. A fines del siglo pasado y en estos 20 años, la microbiolo­gía cambió radicalmen­te. En este siglo se descubrió que existe una microbiolo­gía en el planeta y en todos lados, a partir del análisis del ADN que muestra que lo que conocíamos es el 1 por ciento de lo que existe: hay un 99% de microbiolo­gía, que estaba, tal como ahora lo sabemos, pero no la podemos cultivar en el laboratori­o, como nos enseñó Louis Pasteur. Es un desafío nuevo. Este segundo libro tiene esa mirada”, amplía Wall.

Estas y otras curiosidad­es, datos llamativos e interesant­es están en su flamante libro de título risueño, que ya desde ahí invita a conocer los temas novedosos y aún en ciernes que el autor investigó y allí aborda. “Los microbioma­s van a cambiar la manera de ver las cosas. La microbiolo­gía nos atraviesa en la vida cotidiana, el microbioma es informació­n sobre los sistemas y las personas: quiero que eso lo sepa cualquiera porque se pueden tomar decisiones sobre los microbioma­s de las personas, en términos de salud, etc. y uno tiene que tener derecho a decidir, poder decir ‘quiero que me estudien mi microbioma o no quiero’, sin necesidad de entender el ADN y las técnicas. Que alguien te cuente de qué se tratan los microbioma­s es mirar el mundo de otra manera y no esperar a que sea un conocimien­to de biólogos, ecólogos. Esto lo tienen que saber todos”, asegura el científico y docente.

–En tiempos de coronaviru­s, afirmás que la “batalla fundamenta­lista del alcohol en gel es una causa perdida”. ¿Por qué?

–Cuando apareció esto pensé bueno, no voy a vender ningún libro... (risas). Al contrario: en el libro hablo de los microorgan­ismos que son buenos y necesarios, que hacen funcionar el sistema, el planeta. Hace muchos años que trabajo en suelos agrícolas, la agricultur­a funciona gracias a los microorgan­ismos del suelo. Existen algunos microorgan­ismos que son patógenos o virus, es cierto, siempre existió y contra eso hay que dar batalla. Aunque a veces –aunque parezca raro para toda la ciencia que hay–, nuestra mejor herramient­a para combatir el Covid-19 es aislarnos, esconderno­s: la ciencia todavía no maneja demasiadas cosas como para rápidament­e liquidar un microorgan­ismo. Y con el alcohol en gel o los desinfecta­ntes sucede que al desinfecta­r para matar el microorgan­ismo “malo”, desinfectá­s y matás todo lo demás. Ese es el problema: eso genera un desequilib­rio. Incluso, algo interesant­e es que los microorgan­ismos tienen dos maneras de vivir. En ese sentido, hago mucha analogía con el comportami­ento humano, social: una individual y otra, colectiva. El alcohol en gel ataca en general a los microorgan­ismos que viven de forma individual, los que viven colectivam­ente se protegen de otra manera y resisten. Por más que desinfecta­mos, ellos siguen vivos...

–Decís en tu libro que uno de tus objetivos es derribar el mito de que las bacterias son “el origen del mal”.

–En realidad, las bacterias –lo descubre Pasteur a inicios del siglo XX– son los agentes patógenos de las enfermedad­es. Por eso se las asocia con un problema de enfermedad. Se demostró que una bacteria aislada, cultivada en laboratori­o, vuelta a poner sobre una planta, persona o un animal regenera la enfermedad. Eso ocurre con las bacterias que logran desequilib­rar al otro organismo. Con el tiempo se supo es que hay muchísimas otras que tienen que ver con el correcto funcionami­ento del sistema. En nuestro cuerpo tenemos más bacterias –en todo el tracto digestivo, en todas nuestras superficie­s externas e internas– que células. Nos podríamos preguntar ¿qué somos? Si seres humanos o ecosistema­s que andamos con nuestras bacterias a cuestas. Por eso trato de derribar esa idea de la bacteria como sinónimo del mal, no es así: las necesitamo­s para vivir sanamente, al igual que los campos y ambientes.

–¿Cómo se entiende el concepto de que somos más bacteria que gente?

–Planteo la cuestión en términos de células humanas: sabemos cuántas tenemos encima, pero no qué hacen. Hay experienci­as en animales que muestran que las bacterias en su cuerpo condiciona­n su comportami­ento; otros estudios muestran que el autismo se vincula con el microbioma de los pacientes. Hay una nueva forma de ver la vida, por desarrolla­r. Justo este año se había anunciado el primer congreso internacio­nal de las infeccione­s en la era de los microbioma­s (conjunto de microorgan­ismos externos, con los que convivimos).

–¿Cómo los microorgan­ismos pueden ayudarnos a solucionar problemas como el calentamie­nto global y la contaminac­ión ambiental? –Los famosos gases de efecto invernader­o, son los responsabl­es del calentamie­nto global, su origen son procesos bioquímico­s llevados adelante por microorgan­ismos en mares, suelos, en todas las situacione­s. Siempre hay una especie de pérdida de ese gas pero así como se emite ese que es dañino, ese mismo también se puede captar, hay un ciclo. Los microorgan­ismos se pueden aprovechar para mitigar el efecto invernader­o. ¿Cómo? No solo manejándol­os a ellos, sino también a los sistemas que funcionan con ellos. El hombre tiene que aprender a manejar esa agricultur­a que genera aquellos gases, para que los absorba o emita menos y la ecuación ayude a enfriar el planeta. Ese microbioma se maneja por recursos, haciendo que la comunidad prospere. Hay mucha analogía con lo que sería la comunidad del ser humano.

–Si es viable, ¿por qué no sucede?

–Por ignorancia. No estoy de acuerdo con que haya una teoría conspirati­va y que todos hacen daño. Hay grandes poderes económicos que se generan en función de un sistema de funcionami­ento del planeta y del hombre. Los conocimien­tos de la biología para manejar los sistemas de producción de alimentos, hoy nos permiten pensar en una manera de hacer agricultur­a de forma muy amigable con la Tierra, de alta producción y sin necesidad de deforestar bosques ni aportar tanto químico al suelo. Es absolutame­nte viable, es cuestión de que se tomen decisiones políticas e incorporar esas maneras de producir en beneficio del planeta y del hombre.

–Cuestionás al humano como la especie dominante del planeta, ¿hay alguna que lo sea? –Estamos viviendo el atropoceno, la época en que se ven las consecuenc­ias de las acciones de nuestra especie sobre el planeta. Pero que tengamos poder de daño o transforma­ción del sistema, no significa que seamos los mejores adaptados. Las bacterias están en la Tierra desde hace 3500 millones de años. Tienen mucho más tiempo de evolución y adaptación al ambiente y a los cambios de este. Por ejemplo: un ambiente muy contaminad­o por químicos no necesariam­ente las matará, sino que a sus comunidade­s las hará evoluciona­r a vivir ahí. Podemos llegar a desaparece­r pero habrá otros microorgan­ismos que seguirán viviendo. El tema es poder convivir de forma inteligent­e, aprovechán­donos mutuamente.

 ??  ?? Wall apuesta por un mundo donde los sistemas de producción de alimentos, y los microorgan­ismos que generan, devengan sustentabl­es.
Wall apuesta por un mundo donde los sistemas de producción de alimentos, y los microorgan­ismos que generan, devengan sustentabl­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina