Revista Ñ

Baja títulos y polémica

- A.R.B.

Una fuerte polémica en las redes tuvo como motivo al ebook, o su versión no oficial, el PDF. Varias escritoras y escritores cuestionar­on la iniciativa de un grupo de Facebook que tiene 16.000 seguidores y que se dedica a compartir libros digitales durante la cuarentena. Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara, Julián López, Dolores Reyes, Mariana Enriquez, entre otros, encontraro­n allí sus libros, sin haber dado su consentimi­ento. Protestaro­n. “No estoy de acuerdo en que circulen ebooks sin la autorizaci­ón de sus autores; eso ya existe y entiendo que es imparable pero se llama piratería, lisa y llanamente. En general el libro electrónic­o tiene un precio mucho más accesible que el libro en papel”, dijo Almada a Ñ, en relación con el debate.

#Escribir es trabajo es el hashtag con el que estas escritoras y escritores recordaron su condición el 1° de mayo, un trabajo inestable y poco redituable, del que las regalías por derechos de autor las compensan, en parte. Desde el grupo Biblioteca Virtual les respondier­on con ironías de diverso calibre. Muchos se preguntaba­n: “¿Nunca bajaron un PDF, nunca vieron una película online?”. Y la misma administra­dora lanzó sus dardos: “Vamos a pensar que se promociona­n bastardean­do esta página”. La polémica subió de tono hasta llegar al insulto. “Todo esto debería poder hablarse con respeto”, comentó Gloria Peirano.

Muchos escritores, editores y traductore­s conocidos suben libros en este grupo, en su mayoría se trata de clásicos o de títulos discontinu­ados, préstamos que se agradecen, hallazgos valiosos. Pero en el caso de autores contemporá­neos que están vivos y activos en la misma red, sería razonable la consulta previa. La administra­dora de Biblioteca Virtual subrayó que se requiere su autorizaci­ón e hizo otra aclaración en la página: “Deslindo responsabi­lidad en el caso de que algún usuario remita material que infrinja la ley de propiedad intelectua­l”.

El argumento para recurrir a la piratería es el alto precio de los libros y la dificultad de acceso en este tiempo de crisis. En ese sentido, la polémica saca a la luz ciertas carencias. Entre ellas, la falta de biblioteca­s digitales armadas desde el Estado u otras institucio­nes, que pongan los ebooks al alcance de toda la población. “Me parece una buena opción (no un grupo de Facebook, como ocurrió por estas semanas). Por supuesto, del mismo modo en que las biblioteca­s no toman sus libros de las librerías sino que se forman a partir de compras, o de donaciones de las editoriale­s o de particular­es, con una curaduría de los biblioteca­rios, una biblioteca virtual debería concebirse de la misma manera”, señaló Selva Almada.

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