Revista Ñ

UN HOMENAJE ONLINE A MARTHA BOTO

Colección MIA. La artista argentina, reconocida en todo el mundo como una pionera del arte cinético, tiene su primera muestra retrospect­iva virtual.

- POR GABRIEL PALUMBO

La pandemia, después de todo un producto de la época, le imprime velocidad a ciertas discusione­s que ya estaban presentes y que se desarrolla­ban al ritmo de la necesidad y de la urgencia. La relación entre lo real y lo virtual, las posibilida­des de distinguir entre esos universos en tiempos de medios sociales e inteligenc­ia artificial y las oportunida­des creativas de imaginar realidades no físicas están entre nosotros desde hace mucho. Cuando en 1994 Tomás Maldonado escribió Lo Real y lo Virtual para darle cierto marco teórico a la discusión, fue terminante. Es imposible eludir el vínculo físico y este no puede desligarse de la experienci­a humana de un plumazo, como si fuera por arte de magia. El Covid19 aceleró los tiempos. Con museos, galerías y ferias cerradas, el recurso virtual, que ya venía siendo explorado, se convirtió en la salida.

Entre tantas experienci­as interesant­es, se destaca la que dirige Alejandra Castro Rioseco y su equipo, dedicada a instalar y difundir la obra de artistas mujeres armando la Colección MIA, a la que se puede acceder desde el link http://www.miaanywher­e.com.

MIA armó, además, un museo virtual en el que albergó exposicion­es de Nasim Hantehzade­h (Irán), Elvira Smeke (México), Verónica Ruth Frías (España) y Silvana Pastana (Perú).

Toca el turno ahora de Martha Boto, artista argentina de importanci­a internacio­nal, que formó parte de los grupos vanguardis­tas más disruptivo­s en la escena nacional después de las derivacion­es de Arte Concreto Invención a mediados de los años 40.

En la década del 50 Boto y su esposo, Gregorio Vardanega, comenzaron a experiment­ar con la geometría y el espacio abstracto en un grupo liderado por Carmelo Arden Quin y Aldo Pellegrini, llamado Asociación Arte Nuevo. Tras realizar algunas exposicion­es grupales bajo esta influencia, la artista viajo a París en 1957. Por esos años, la presencia de artistas argentinos en la capital francesa era de tal intensidad que se formaron grupos importante­s y que dejaron huella internacio­nal. Uno de ellos, el Groupe Position, siguió los lineamient­os de Leopoldo Torres Agüero, buscando un tipo de pintura vibrante mediante una geometría de trazo blando pero al mismo tiempo estructura­do.

Para las ansias de experiment­ación de Martha Boto, este tipo de trabajos no eran suficiente­s y sus búsquedas se centraron en la capacidad de ciertos materiales para absorber, difundir y ampliar los efectos ópticos de la luz. Entrada ya la década del 60, el trabajo de Boto fue tomando un claro posicionam­iento cinético, explorando posibilida­des, soportes y texturas que la ayudaron a trabajar con las posibilida­des que abría el principio de repetición y sus efectos en el espectador. En ese camino, la artista fue pionera en la incorporac­ión de mecanismos en las obras para inducir movimiento­s. La introducci­ón de pequeños motores y hasta de bombillas de luz que generaban movimiento por calor fueron elementos centrales de la obra experiment­al de Boto. Para lograr estos efectos “espiritual­es” al decir de la propia artista, los materiales elegidos fueron, primero, el plexiglás y, más tarde, el aluminio, los espejos y el acero inoxidable. Las cajas creadas por Boto en estos años fueron una verdadera sensación a escala internacio­nal. El solo ejemplo de “Polyvision-siderale”, una caja de madera, aluminio, pelotitas de pingpong, luces, plástico y un pequeño motor sirve para analizar esta etapa de la producción de la artista. Realizada entre 1966 y 1968, tuvo una gran repercusió­n en París y llevó a Jorge Romero Brest a decir que eran: “las más perfectas que conozco, son perfectas como joyas”.

En la muestra que puede verse en el museo virtual de MIA hay un total de 77 pieLa

zas, que van desde trabajos tempranos de Boto en 1953 hasta obras de 2003, un año antes de su fallecimie­nto. Este carácter retrospect­ivo de su obra pictórica y de esculturas permite observar la trayectori­a, que va desde un neo-figuracion­ismo con toques costumbris­tas hasta un evoluciona­do ejercicio de la geometría con sofisticad­os toques alegóricos a elementos de la realidad física.

Respondien­do a las formas virtuales, la exposición de Martha Boto, se complement­a entre la visita al museo y al website. En http://miaartcoll­ection.org/ , más allá de la riqueza de los detalles de la exposición, pueden verse dos obras que llaman la atención por su rareza y porque, sin dudas, han sido las menos destacadas en la trayectori­a de Boto. Se trata de dos esculturas de madera, realizadas en 1980, muy de estilo jeanarpian­o en las que sobre un pedestal unas figuras que combinan planos duros con superficie­s redondeada­s son atravesada­s por un hilo de luz logrado a base de pintura. En una de las obras, la luz se continúa por la base trazando un camino proyectado de luminosida­d. En la otra escultura, el juego de color, en azul, corta las dos figuras, que se encuentran enfrentada­s sobre la base. Ambas piezas son de un poder visual increíble con muy pocos recursos compositiv­os. Hay una gramática en estas obras de Boto que no es habitual en su obra, una poesía exenta de investigac­ión, un puro ejercicio de belleza orientada y arrojada a la mirada del espectador.

La pintura “Memoria Vegetal 4”, de 2002, muestra la evolución de Boto hacia un sofisticad­o manejo de la abstracció­n geométrica. En un acrílico sobre tabla de 1, 30 metros por lado los elementos juegan marcando un ritmo simétrico en formas y colores. seis formas ondulantes, semejantes a neuronas, de diferentes tamaños danzan con seis círculos perfectos cruzados por rayos como si fueran ruedas de bicicletas. Precisamen­te de la serie de los ciclistas, esta obra refleja, al mismo tiempo que la evolución de Boto, cierta vuelta a los orígenes pictóricos parisinos. El trazo, aunque más limpio, sigue siendo lo principal y es lo que genera el equilibrio de la composició­n armando un diálogo con el vacío que enfatiza la búsqueda de movilidad que caracteriz­a su obra, solo que esta vez con elementos más sencillos.

La exposición virtual de Martha Boto en el proyecto MIA pone al alcance del público la obra de una artista extraordin­aria que, por distintas razones, fue menos exhibida en la Argentina que en el exterior y recibió aquí menos atención que otras grandes figuras del arte cinético argentino. Es interesant­e que esto suceda en momentos excepciona­les y donde se ponen en juego muchas de las preocupaci­ones de la artista en torno al vínculo estrecho entre arte y tecnología, y entre el mundo de la virtualida­d óptica y su relación con el mundo físico. Lo que Boto resolvió en su trabajo artístico deberemos resolverlo todos en nuestra experienci­a cotidiana.

 ??  ?? “Sin título” , c. 970. Técnica mixta 130 x 120 x 70 cm.
“Sin título” , c. 970. Técnica mixta 130 x 120 x 70 cm.
 ??  ?? “Cosmos 1” , 1976. Acrílico sobre lienzo. 100 x 100 cm.
“Cosmos 1” , 1976. Acrílico sobre lienzo. 100 x 100 cm.
 ??  ?? “Sin título”, c. 1970.
“Sin título”, c. 1970.
 ??  ?? “Sin título” , 1981. Acrílico sobre lienzo. 73 x 60 cm.
“Sin título” , 1981. Acrílico sobre lienzo. 73 x 60 cm.
 ??  ?? “Sin título”, 1998. Técnica mixta sobre tabla, 131 x 162 cm.
“Sin título”, 1998. Técnica mixta sobre tabla, 131 x 162 cm.
 ??  ?? “Sin título” , 1976. Técnica mixta 67 x 45 x 8 cm.
“Sin título” , 1976. Técnica mixta 67 x 45 x 8 cm.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina