PISTOLETTO Y UN NUEVO RENACIMIENTO
Reflexiones del artista italiano de 86 años, que superó el Covid-19, sobre su Tercer Paraíso. La obra, expuesta también en Buenos Aires, plantea una oportunidad para un mundo en equilibrio con la naturaleza.
Diariamente seguimos con atención la dimensión de los números de la pandemia en el mundo, pero en el caso particular de los italianos, por los múltiples lazos que nos unen y porque hemos aprendido mucho de esa experiencia, los sentimos más cerca y vivimos con suma tristeza. Hace dos semanas, experimentamos una luz de esperanza al enterarnos de que Michelangelo Pistoletto, nacido en Biella (Piamonte, Italia) hace 86 años, había superado el virus después de una internación. Este hombre tan vital, que conocimos personalmente el año pasado cuando la segunda edición de BIENALSUR lo trajo a Buenos Aires, tomó actualidad ahora, no sólo por la noticia en sí, sino porque su mensaje ha anticipado algunas de las cuestiones que permiten reflexionar sobre qué puede un artista aportar al momento que atravesamos. Es interesante señalar cómo su apego a la vida lo hizo anticiparse tal como sucede con todo su discurso.
Pistoletto sintió fiebre y fue medicado con una aspirina, pero gracias al oxímetro que tenía en su casa, verificó que el nivel de oxígeno en sangre era insuficiente y esto determinó su internación, los primeros días de la primavera. La rapidez de esta internación y su propia fortaleza seguramente permitieron que su caso evolucionara para bien, aunque le costó varios días conectado al oxígeno en forma permanente. Ya repuesto y en su casa, se expresó por diversos medios reflexionando sobre cómo, aislado en la soledad del cuarto de hospital, el símbolo por él creado hace una veintena de años, el Tercer Paraíso, se actualizaba claramente en la perentoria necesidad de crear un nuevo equilibrio entre el hombre y la naturaleza como un nuevo renacimiento que podría ser parte esencial en la salida de la pandemia. Algunos detalles sobre la implicancia del símbolo tripartito por él creado, singularizan una experiencia que puede revisitarse gracias a las acciones promovidas desde la UNTREF, como forma de homenaje a su mensaje consciente del mundo que nos rodea. El material disponible en la web ayuda a encontrar algunas claves, siguiendo el hilo de las entrevistas que diversos medios italianos celebraron tras la superación de la dolencia. Su propuesta, que excede la esfera del arte y apela a un nuevo renacimiento sobre otras bases, puede explorarse en el sitio, muy completo y actualizado de su proyecto Cittadellarte.
En 2012 escribió Hominiteísmo y Demopráctica, designándolo como su “último manifiesto”, donde desarrolló didácticamente toda su teoría. Puede leerse completo, en la edición republicada en 2018. Allí se explaya sobre el rol del arte, de los artistas, de la creación, de las sociedades y de los gobiernos que están influyendo de manera irracional en el desenvolvimiento de la humanidad, y deben necesariamente reorganizarse en base a nuevos paradigmas. Se trata, dice, del “manifiesto de un ser humano en un punto del espacio y del tiempo. Un ser en parte natural y en parte artificial. Natural porque fue formado por la naturaleza y artificial porque fue formado por el Arte”. El título acopla dos nuevos significantes, el hominiteísmo que “no niega ni afirma la existencia de dios”, pero se basa en la responsabilidad que se deriva de la capacidad humana de pensar. “El Hominiteísmo se fundamenta en la capacidad de elaboración de la mente humana. De esta manera cada persona asume totalmente la responsabilidad de su pensamiento y de su acción”. En cuanto a la Demopráctica, es el sistema de relaciones democráticas en que la mayor parte del mundo se relaciona, pero que en la actualidad puede leerse “como un proceso activado por organizaciones –pequeñas, medianas y grandes- que son en sí mismas pequeños gobiernos”.
La evolución de su marca Tercer Paraíso implica tres partes integradas. El círculo central, que conecta los dos círculos del símbolo primario, representa una oportunidad para formar una nueva humanidad. Dice Pistoletto: “De los tres círculos que componen el símbolo, los dos externos se refieren a la naturaleza y al artificio fundado por el sistema tecnológico. En cambio, el central representa el vacío que debe llenarse creando nuevos saldos. Para entrar así en una nueva fase”.
Sobre su reciente experiencia de aislamiento en una cama de hospital, dijo: ‘Me encontré ante la realidad del vacío, que se encuentra en el círculo central de la fórmula trinámica. El círculo central está vacío porque espera de los dos círculos externos, donde existen los elementos que van al centro, tener siempre un tercer elemento entre los dos, que representa la creación y el desarrollo continuos”. Es que, en el proceso de unión, conexión, combinación, conjugación, interacción, fusión de dos elementos simples o complejos, tienen lugar la química y la física extensible a la fisiología de los cuerpos y abarcando la vida social en sus aspectos culturales, políticos, económicos y religiosos. El aislamiento, pensado en los términos que conocemos sin estar en una cama de hospital le permite concluir lúcidamente: “Con esta pandemia, todos nos hemos distanciado. Unirse a estas distancias significa crear algo nuevo todos juntos. El ‘nuevo’ consiste en el Tercer Paraíso, con el que hemos estado tratando en Cittadellarte durante más de 20. Esta tercera etapa consiste en reunir los dos elementos esenciales que son la naturaleza y el artificio. Después de llegar al punto de degradar la Naturaleza, con un fuerte impacto derivado de las actividades humanas, debemos encontrar un equilibrio con ella. Esta es una oportunidad, una necesidad, para hacerlo. Las personas deben asumir la responsabilidad de cómo nos alimentamos, nos vestimos, nos movemos, cómo nos encontramos y qué hacemos juntos. También es importante identificar nuevas reglas y comportamientos virtuosos que puedan desarrollarse sin esperar las respuestas de los gobiernos”.