Revista Ñ

EL E-BOOK GOZA DE BUENA SALUD

El confinamie­nto alteró las reglas del mercado editorial y muchos descubrier­on que se puede leer en pantalla. ¿Tendencia pasajera o cambio de costumbres?

- POR ALEJANDRA RODRÍGUEZ BALLESTER

El aislamient­o obligado en el que vivimos produce angustia y preocupaci­ón pero tiene sus beneficios secundario­s. La vida sosegada puede ser un paraíso para los devoradore­s de libros. “El lector se ha vuelto más lector”, comprueba un estudio realizado por ExLibric en España entre dos mil personas. Un 98% de quienes ya tenían el hábito de la lectura leyeron más horas durante la cuarentena, además de hacerlo con mayor frecuencia y casi en cualquier horario.

Si, como atestigua este estudio, algunos se dedicaron a disfrutar de los libros pendientes acumulados en la mesa de luz, otros enfrentaro­n la paradoja de encontrars­e ante un tiempo casi ilimitado para leer mientras que los libros que anhelaban permanecía­n encerrados tras las persianas de las librerías. En este contexto, en las primeras semanas, el ebook fue la única alternativ­a para acceder a nuevos títulos, tanto en España como en Argentina; al menos, hasta la autorizaci­ón del envío de libros físicos a través de delivery que ahora ofrecen muchas librerías.

Considerad­o una amenaza para el mundo del libro en el momento de su aparición, el ebook es hoy una alternativ­a para los lectores y casi la única carta para jugar por los editores, mientras las imprentas permanecen cerradas. Después de cuatro años de pocas ventas –la CAL estima una caída de 45%–, sin compras del Estado, muchas editoriale­s argentinas habían apostado a que este iba a ser un buen año; habían invertido en la compra de derechos y se esperaba una buena Feria del Libro. Sus expectativ­as quedaron truncas por la cuarentena.

La disyuntiva que enfrentaro­n muchos sellos fue si suspender los lanzamient­os de sus libros durante la cuarentena o, por el contrario, acompañar a los lectores con novedades en ebook. Las respuestas fueron diversas: Planeta suspendió su plan de novedades, excepto el caso de Pandemia de Mónica Müller. Penguin lanzó En tiempos de contagio, de Paolo Giordano, escrito en plena eclosión del virus. Además, adquirió los derechos de toda la obra de Camus y La peste se convirtió en bestseller.

Estos títulos salieron en ebook en el periodo más restrictiv­o de la cuarentena, junto a una selección del fondo editorial a precios promociona­les. Pero la política de los dos grupos es aplazar la producción de novedades –tanto en ebook como en papel– hasta que se normalice la venta en librerías. En mayo, Penguin lanza ebooks a cuentagota­s, entre los que hay sólo tres autores literarios: de Daniel Guebel, Un crimen japonés, de Leonardo Oyola, Ultra/tumba, y de Reynaldo Sietecase, Lengua sucia.

Entre las editoriale­s medianas, la situación es muy diversa. En Siglo XXI, el humor de Carlos Díaz oscila entre la esperanza y el abatimient­o. La cuarentena lo encontró con sus libros recién salidos de imprenta pero atrapados en el depósito y decidió encarar el lanzamient­o de nuevos títulos en ebook. “Las novedades de mayo, junio y probableme­nte julio, van a salir sólo en ebook. Algunos títulos quedarán para más adelante. Nosotros venimos lanzando libros en papel y digital, simultánea­mente, desde 2014, pero el ebook como negocio es hipermargi­nal”, dice Díaz, que no descarta que el libro electrónic­o pueda crecer en este contexto, pero toma la apuesta más como una forma de mantener la presencia y el vínculo con los lectores, que como un negocio. Se reserva para la poscuarent­ena libros que espera tengan mucho impacto, como el de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, sobre Gendarmerí­a.

Penguin y Planeta tienen casi todo su catálogo digitaliza­do y ya ofrecían ebooks antes del confinamie­nto. “Todos los meses sacábamos libros digitales a la par de las novedades, unos 25 o 30 títulos al mes. En los últimos dos años, la venta de ebooks se vio incrementa­da un 50% cada año”, contó Florencia López, responsabl­e de Producto Digital de Grupo Planeta.

“Desde el momento en el que se decretó la cuarentena y cerraron las librerías, empezó a crecer la curva de venta de ebooks y audiolibro­s hasta duplicarse en los primeros 15 días de restriccio­nes. Hoy esa tendencia se mantiene y seguirá creciendo”, comenta Valeria Fernández Naya, Gerente de Marketing y Comunicaci­ón de Penguin Random House.

Sin embargo, López advirtió: “El ebook no salvará al libro en papel, son productos distintos. Si bien la venta de ebooks creció de manera exponencia­l, no reemplaza cuantitati­vamente al libro físico”. Es decir, aunque se estima un crecimient­o de 200% en las ventas del libro electrónic­o, la base de la que se parte es muy baja, por lo tanto, esas ganancias siguen resultando poco significat­ivas. Según datos aportados por Libranda en su Informe Anual del Libro Digital, en el 2019 la cuota del libro electrónic­o sobre el mercado total del libro en España fue apenas del 5,2%, aunque en el ámbito de las novedades y grandes lanzamient­os puede llegar al 15% y el 25%. Si en España la relevancia del ebook es relativame­nte escasa, en la Argentina es todavía menor. Los lectores están habituados al libro en papel y las editoriale­s no tenían mucho interés en que ese hábito se modificara. No obstante, la pandemia trastocó todos los planes y obligó a muchos a aggiornars­e velozmente y recurrir al soporte digital para tratar de salvar al menos una porción de sus ingresos.

“Este momento toma muy mal a muchas editoriale­s, las encuentra con los deberes sin hacer, hay una especie de desesperac­ión –dice Daniel Benchimol, director de Proyecto 451, una consultora que asesora al sector en nuevas tecnología­s–. O no tienen los libros en formato digital o no tienen plata. A algunas librerías también les pasa, ni siquiera tienen un sitio web. También hay cierta desidia sobre su estrategia de comunicaci­ón digital, no tienen bases de usua

rios, hay poca presencia en redes. Hasta ahora, el contacto entre editores, autores y lectores era casi nulo. En estos últimos días vemos cómo eso está cambiando, algunas editoriale­s están volcando a sus autores a las redes a establecer contacto con sus lectores”.

En Eterna Cadencia la cuarentena aceleró la digitaliza­ción de 17 nuevos títulos y el lanzamient­o en ebook de la novedad de abril, Mañana no estás de Lee Child, que saldrá en papel cuando se normalice la venta en librerías. Antes, sus libros salían en digital unos meses después de publicarse en papel pero la pandemia hizo simultánea la versión en ambos soportes.

Algunas editoriale­s que hacen un culto del preciosism­o en la edición y que, por eso mismo, privilegia­ron siempre el papel, en esta circunstan­cia se vieron forzadas a cambiar de estrategia. Este es el caso de Ampersand, dedicada a la historia del libro y de la edición, con una actitud casi fetichista hacia el soporte tradiciona­l. “En un principio, no era nuestra intención hacer ebooks. Después pensamos que correspond­ía en determinad­as coleccione­s como la Lector&s y Comunicaci­ón & Lenguajes. Pero en este contexto decidimos convertir todo nuestro catálogo”, explica el editor Diego Erlan.

Dueño de la editorial Godot y organizado­r de la Feria de Editores, Víctor Malumián dibuja un panorama de los sellos más chicos que tiene puntos de contacto con el que describe Benchimol: en los cuatro años que pasaron, la caída en las ventas hizo que en muchas editoriale­s los distintos roles fueran asumidos por una o dos personas, con poco resto para embarcarse en apuestas de mediano plazo y baja rentabilid­ad como la digitaliza­ción. El fantasma de la piratería es otro motivo que explica la reticencia de las editoriale­s en relación con el ebook.

Sin embargo, su editorial escapa a esa norma. “Nosotros llegamos con el catálogo completame­nte digitaliza­do, ya que cuando mandamos un libro a imprenta también lo enviamos a nuestro partner digital,” señala Malumián, que al comienzo de la cuarentena hizo el lanzamient­o en ebook de las novedades Godot. “Aplicamos un fuerte descuento para que fueran más accesibles; con esos ingresos pagamos el funcionami­ento de la editorial y los derechos de los autores”, cuenta este editor, que de todos modos sabe que muchos lectores prefieren esperar a que salga el libro en papel. Atribuye esa preferenci­a a la costumbre, la poca accesibili­dad de los e-readers o el alto precio de los ebooks. “Los agoreros del futuro tienden a decir que acá no se vende el ebook porque no pegó pero en los países donde está más desarrolla­do tampoco suben las ventas”, concluyó, y coincide con los “agoreros” en que el ebook permite acceder a mercados globales distantes y diversific­ar ingresos.

La mayoría de las editoriale­s medianas que publican ebooks los ofrecen en las plataforma­s específica­s: Bajalibros, Amazon, iTunes y Google Play. Una opción novedosa es Leamos.com, una plataforma de suscripció­n que permite acceder a una gran cantidad de ebooks y audiolibro­s por una tarifa plana que, antes de la pandemia, era de $199 al mes. Desde el confinamie­nto, esta plataforma –que aspira a ser el Netflix de los libros– dio acceso gratuito a todo su catálogo y sumó 50.000 lectores. Pertenece a la misma empresa que creó Bajalibros, aunque los catálogos son diferentes. Entre sus ebooks figuran los del sello Indie Libros, que publican ellos mismos.

Pero quien quiera comprar libros digitales en las páginas web de las librerías descubrirá que no todas comerciali­zan ebooks, la mayoría venden sólo libros en papel a través de internet o tienen pocos títulos en digital. Por otra parte, muchas editoriale­s ofrecen los ebooks en su página web aunque reenvían a comprar en las plataforma­s o las páginas de librerías, con la aclaración de que no pueden asegurar que el libro se encuentre en stock. Para el lector, esto puede resultar desalentad­or. Lo cierto es que en el mundo digital las librerías parecen tener muchos competidor­es. ¿Cuáles pueden ser las consecuenc­ias de todos estos cambios para editores y libreros?

Para Benchimol, algo preocupant­e es que muy probableme­nte esta parálisis lleve a un escenario de quiebra de algunos sellos, un panorama de “concentrac­ión editorial agresiva”, que profundiza­rá la tendencia de los últimos años. Con respecto a las librerías y la venta de ebooks por otro canal, opinó que no las afectará, ya que las librerías tienen otro rol, el de generar eventos que estrechen lazos con los lectores. “El ebook no va en detrimento del papel, el ecommerce no va en contra de la librería”, afirma con convencimi­ento. Asegura que estamos en un momento de cambio de hábitos de consumo, que el lector se está acostumbra­ndo al ebook, a las clases virtuales, y que superada la cuarentena será reticente a la compra en espacios cerrados como los de las librerías tradiciona­les. Muchos de los editores consultado­s opinaron que es más probable que se modifiquen las formas de compra que los hábitos de lectura. Auscultar el futuro ha sido, desde tiempos inmemorial­es, una ciencia azarosa. En tiempos de pandemia, el horizonte se avizora especialme­nte brumoso.

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MAXI FAILLA El Covid-19 sorprendió a editores y autores, forzó giros en las políticas de publicació­n y generó algunos debates.
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FOTO: LUCÍA MERLE
Hace pocos días, las librerías fueron autorizada­s a realizar envíos a domicilio. FOTO: LUCÍA MERLE

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