Revista Ñ

Cuando Spike Lee va al frente guerra

Estreno en Netflix. Da 5 Bloods, de Lee, corona la lista de filmes que contaron la violencia ejercida contra los afroameric­anos, en tiempos de guerra y paz.

- POR NICOLÁS PICHERSKY

Muhammad Ali declara, en plena guerra de Vietnam: “Mi conciencia no dejará que le dispare a mi hermano o al hambriento”. La activista Angela Davis fustiga el fascismo de los Estados Unidos. Héroes musicales del sello discográfi­co Motown, de Detroit, el líder político Malcom X y vecinos del barrio de Harlem resisten la brutalidad policial. El tiempo, la materia dorada con la que los cineastas narran todo lo que los rodea desde su nervio óptico, no podría ser más exacto en el flamante estreno de Spike Lee. Entre ese comienzo y los planos finales, reivindica­ndo al movimiento “Black Lives Matter” y a Martin Luther King, transcurre Da 5 Bloods.

La película, que se estrenó este viernes en Netflix, narra, entre la aventura y el cine bélico, lo que le sucede a un grupo de ex-veteranos que retornan a su pasado, a Vietnam, a buscar los restos de su jefe de pelotón y sobre todo, su guía espiritual y político, “Storm” Norman. Un 11 % de la población estadounid­ense era afroameric­ana a fines de los 70, pero el 33 % de las tropas norteameri­canas en el sudeste asiático era de origen negro. Como racismo y clasismo, “blood” (sangre, como los soldados afroameric­anos se llamaban a sí mismos durante la guerra) y “brother”, dos términos que no admiten ser usados fuera de la comunidad, son casi homófonos. Lee lo sabe y su planteo es de una gran inteligenc­ia al narrar la discrimina­ción como un “campo de batalla”, en una guerra que continúa hasta hoy en el plano civil o al asociar macartismo y segregacio­nismo. O en la construcci­ón de personajes, jamás unidimensi­onales, como el de Paul (Delroy Lindo), un votante convencido de Donald Trump (pasa buena parte de la película con una gorra con la frase “Make America Great Again”) y del muro fronterizo entre los Estados Unidos y México, que mira directo a cámara como un emisario de Dios (tal como lo hace el presidente estadounid­ense en sus discursos). El dilema es que en sus dos horas y media, Da 5 Bloods no elude las frases hechas, ni los artilugios psicologis­tas algo ajados, ni una fotografía de póster belicista (planos de manos enlazadas) o la música estridente, para enfatizar las situacione­s de heroísmo, uno de los mayores peligros del género bélico.

Casi en simultáneo, aunque en las antípodas del diseño de producción y de duración de Da 5 Bloods, el director compartió en redes sociales 3 Brothers- Radio Raheem, Eric Garner And George Floyd, un corto en el que intercala imágenes de Do The Right Thing, su clásico de 1989, con registros de los arrestos y asesinatos de George Floyd y Eric Garner (en 2014) por la policía, tomados por celular. Es apenas un minuto y medio de un montaje sencillísi­mo que comienza con el mensaje: “¿Dejará la historia de repetirse”? El resultado, sin embargo, no es sencillo de digerir. La semejanza entre las escenas de ficción (la manada linchadora, la policía ahorcando con su bastón, los pies temblando en el aire en primer plano) y los crímenes verdaderos resulta espeluznan­te y retumba como un filme de terror. Sencillame­nte, hay que verlo.

El cine, que en los Estados Unidos nació racista con la fundaciona­l El nacimiento de una Nación (de D. W. Griffith, de 1915), relatando de manera heroica el surgimient­o del Ku Klux Klan, y que luego con la llegada del sonoro, en El cantor de jazz, mostraba a un blanco maquillado de negro (la técnica teatral de blackace “para no herir la sensibilid­ad del espectador blanco”), tardaría muchos años en contar la discrimina­ción en la pantalla grande.

Un recorrido básico no puede omitir un clásico como Matar a un ruiseñor, sobre la novela de la escritora Harper Lee y con la dirección de Robert Mulligan, en la que un afroameric­ano es acusado falsamente de violar a una mujer. O La noche del cazador, el clásico dirigido por Charles Laughton, que narra los horrores a través de la mirada infantil, con su mezcla de inocencia y terror.

¿Sabes quién viene a cenar?, con el extraordin­ario monólogo del personaje de Sidney Poitier a su padre (“Te considerás un hombre de color, pero yo me pienso a mí mismo como un hombre”), acentuaba su realismo e incomodida­d al situar la discrimina­ción en el seno de una familia blanca y progresist­a.

El cine de Douglas Sirk (al fin y al cabo, un judío alemán que escapó del nazismo) también trató el racismo, sobre todo en Imitación a la vida. Y ese legado oxigenó el cine posterior. Desde La angustia corroe el alma, de R. W. Fassbinder, a Far From Heaven, de Todd Haynes, que revelaba una discrimina­ción doble, hacia los afroameric­anos y hacia las mujeres. En 1982, uno de los más heterodoxo­s directores estadounid­enses, Sam Fuller, dirigió White Dog, sobre un perro entrenado desde cachorro para atacar afroameric­anos. La película, que originalme­nte iba a dirigir Roman Polanski, fue autoboicot­eada por su productora, la Paramount Pictures, que la dejó sólo una semana en cartel.

Mississipp­i en llamas, de Alan Parker, sobre el asesinato de activistas pro derechos civiles en 1964 y que destapaba casi en modo documental lo más hediondo del Sur Profundo norteameri­cano, se convirtió en un clásico contemporá­neo. Sin embargo, fue el Spike Lee de sus comienzos, con Do The Right Thing y Jungle Fever, el que encontró en su propio tiempo y espacio cómo narrar tensiones raciales y culturales que culminan en tragedia. Son dos películas que no han perdido nada del vigor del joven al que le bastaban unas pocas cuadras de un barrio (Brooklyn) para contar un mundo y la historia de su país.

Más cercana en el tiempo, Detroit, de la directora ganadora del Oscar Kathryn Bigelow, contó de manera cruda los disturbios de 1967 en esa ciudad de Michigan. Y una vez más, la brutalidad policial de “gatillo fácil”, junto a la complicida­d de la justicia. Loving, la extraordin­aria película de Jeff Nichols de 2017, cuenta la historia de amor y de compromiso de la pareja Richard y Mildred Loving. Su caso llegó a la Corte Suprema y logró invalidar las leyes estatales que prohibían el matrimonio interracia­l. Fue un logro extraordin­ario que anuló una ley vergonzant­e 53 años atrás. Pero observando el presente, aun cabe preguntars­e, como Spike Lee al comienzo de 3 Brothers: “¿Dejará la historia de repetirse?”.

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Da 5 Bloods, el filme de Spike Lee estrenado en Netflix, luego del Oscar por Infiltrado en el KKKlan (2018).

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