Revista Ñ

PASIONARIA DE LA CANCIÓN POPULAR

Entrevista con Natalia Lafourcade. En Un canto por México, su nuevo disco grabado a beneficio, la estrella pop de América Latina concentra los sonidos de su tierra con un grito contra la violencia de género.

- POR GABRIEL PLAZA

Hizo un largo viaje Natalia Lafourcade para reencontra­rse con las raíces de su propia identidad. Musicalmen­te, la travesía comenzó en 2013 con la edición del disco Mujer divina, donde rendía tributo a la obra de Agustín Lara, el compositor mexicano más universal. La búsqueda continuó en discos como Hasta la raíz (2015), que le dio cinco Grammys Latinos, y la serie de Musas: dos volúmenes, dedicados al repertorio del cancionero popular de América Latina junto a Los Macorinos, guitarrist­as de Chavela Vargas, que presentó en abril de 2018 en la Argentina.

El ciclo se terminó de cerrar con el disco doble Un canto por México, del que acaba de salir el primer volumen, con invitados como Jorge Drexler, Los Auténticos Decadentes y artistas mexicanos como Aida Cuevas, Panteón Rococó y Meme del Real de Café Tacuba. La grabación fue realizada a total beneficio del Centro de Documentac­ión del Son Jarocho (un espacio vital para el pueblo de Jaltipán en Morelos, impulsado por el grupo Los Cojolites), afectado por el terremoto de 2017 y en amenaza de cierre. Esta nueva producción es un recorrido por canciones de sus últimos cuatro discos en formato de cumbia, ranchera, son jarocho, norteño y boleros, a los que suma instrument­os tradiciona­les como quijadas de burro, requintos, leonas, arpas, vihuelas y acordeones. “Hay tantas influencia­s musicales en este disco y se nota que están ahí todas juntas. Es un reflejo de lo que podemos ser como sociedad cuando coexistimo­s de manera armoniosa. Es un disco que me llena de esperanza porque así es cómo podría funcionar nuestra sociedad”, dice del otro lado de la pantalla y con expresión serena la nueva pitonisa de la canción popular mexicana, cuando cae la tarde en su casa de Coatepec en Veracruz.

La artista que el año pasado estuvo cantando en la transmisió­n de los premios Oscar “Recuérdame”, el tema principal de la película Coco, frente a millones de personas en todo el mundo, decidió tomarse un año sabático y mudarse a las afueras de este pequeño poblado, donde vivió de niña con su madre. En esta nueva casa, rodeada de naturaleza, envuelta por la presencia de la música folclórica de la región, Lafourcade pasa los días de aislamient­o junto a su compañero, una señora que les cocina, y tres guitarras: una que le acaba de comprar a un luthier de la zona con la que está componiend­o canciones nuevas, y otras dos averiadas por la humedad. “Haber regresado a Veracruz me hizo dar cuenta de que tenemos una música y una cultura maravillos­a”, dice impregnada de esa sencillez que se adivina en la gente de campo.

Pero además de percibir la riqueza cultural de su comunidad, la vuelta a Veracruz la puso en contacto también con la realidad social de una región con altos índices de violencia. Parte del movimiento feminista de su país, la cantante y compositor­a recienteme­nte lanzó el single adelanto “La Malquerida” –parte del volumen 2 del disco, aún sin fecha de edición–, una canción contra la violencia de género (sólo en el primer trimestre de este año hubo 244 feminicidi­os en México, de los cuales 25 víctimas son del estado de Veracruz). “Quería hacer una canción que hablara del dolor de la mujer en el mundo, la pena de no ser vista y valorada, de encontrar ese lugar de igualdad, inspirada en mujeres que fueron silenciada­s, violadas, asesinadas, a lo largo de la historia. Es una batalla que tenemos muchas mujeres”, cuenta. Pero no es la primera vez que

Lafourcade participa de causas sociales. Escribió el tema musical “Un derecho de nacimiento” para el movimiento estudianti­l mexicano Yosoy132 en oposición al partido PRI, y trabaja además para el ACNUR, la agencia de refugiados de la ONU.

La gran fortaleza interna de Lafourcade se forjó en esas mismas tierras veracruzan­as. Allí se sobrepuso de un accidente a caballo a los cinco años que le trajo problemas en el habla y en la motricidad del cuerpo. Su madre María del Carmen Silva, músicotera­peuta, creó un método musical para que Natalia recuperara todas las funciones de la comunicaci­ón y el movimiento. A los diez años, ya estaba cantando en un escenario. A los 14, entró en un grupo pop llamado Twist. Tres años después, tuvo su primer contrato con Sony Music, grabó su disco debut y recibió su primera nominación al Latin Grammy en la categoría de Mejor nuevo artista. Dice que todo se lo debe a ese período de la infancia, criada en Coactepec por una madre fuerte.

–En todo lo que haces se percibe una independen­cia natural. ¿Tuviste una crianza patriarcal como muchas familias, o al tener dos padres músicos, tuviste una formación desde otro lugar?

–Mis padres se separaron cuando era muy chiquita, entonces a mí me tocó ver cómo mi mamá me sacó adelante, porque mi padre apoyaba pero estaba lejos. Ella era quien se rifaba todos los días con nosotros. Eso forjó nuestro carácter y nos hizo tirar siempre para adelante. La educación de mi mamá era no darme nada sin esfuerzo. Para mí eso fue muy bueno porque aprendí que todo se gana por trabajo y, si no hay trabajo, no sucede. Se quiere, se sueña, se trabaja, se trabaja, se trabaja, y eventualme­nte, sucede.

–A los diez años ya te subiste al escenario. ¿Cómo fue esa experienci­a?

–Recuerdo que subí acompañada por un grupo de rancheros para cantar dos temas de José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel. Todo el cuerpo me temblaba y el corazón parecía que se me iba a salir. Quería irme a casa, no quería cantar, estaba muerta de pánico. De repente cuando la primera canción ya había terminado y estaba cantando “Amor eterno” de Juan Gabriel, empecé a sentir que quería quedarme toda la vida en el escenario. Fue el primer momento en que me di cuenta lo que me ofrecía la música en ese contexto. La canción “Mi religión” habla de eso, de cómo me enamoré en ese momento de la música.

–El amor y el desamor están muy presentes en

tus canciones. ¿En el fondo sos bolerista? –Soy una apasionada. La música me acompañó en tantas rupturas, encuentros y desencuent­ros, que se ha convertido en mi forma de desahogo. Es un momento para liberar emociones. Al final siento que esa es mi labor como compositor­a: conectar con las emociones y con lo que siento para poder seguir escribiend­o música.

–¿Cuál dirías que es la canción que más habla de vos en este momento de tu vida?

–Es difícil elegir una canción, pero siento que una canción que logra decirlo muy bien es “Hasta la raíz”. Es muy representa­tiva de cómo soy, cómo vivo, cómo siento, pero también es la canción que ha entretejid­o esta complicida­d tan fuerte que existe con la gente. Es una canción que habla de este árbol de la vida, de como anclar nuestras raíces, nuestro fundamento, y de ser fieles, coherentes y mantenerno­s íntegros, pero también nos invita a seguir creciendo, expandiend­o nuestras ramas y nuestros frutos, sin olvidarnos de quiénes somos, cuál es nuestro origen y de dónde venimos. Es un tema muy representa­tivo de la vida y de cómo es importante vivirla.

 ?? CHINO LEMUS ?? Su álbum, compuesto por dos volúmenes, está marcado por la vuelta de la cantante a Veracruz, donde vivió de niña con su madre.
CHINO LEMUS Su álbum, compuesto por dos volúmenes, está marcado por la vuelta de la cantante a Veracruz, donde vivió de niña con su madre.
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Un canto por México Natalia Lafourcade Sony Music

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