El regreso de InstaNan
El posteo es contundente. “Thora es una bella escritora trans que vino a entrevistarme y nunca se fue. Entre protestas, hemos estado jugando backgammon toda la noche. Gracias a Thora, volví a tomar mi cámara”. Un día después, más de 15 mil likes en Instagram agradecían que la legendaria fotógrafa estadounidense Nan Goldin volviera a crear, esta semana, un par de instantáneas de su musa.
Desde que en 2018 abrió la cuenta oficial @nangoldinstudio, circula la idea de que sus retratos confesionales de amigos, inquietantes selfies y exposición del drama humano del sida de los 80 y 90 hubieran encontrado en Instagram la plataforma perfecta. “No soy responsable de nada relacionado a las redes sociales, no?”, le dijo al cronista de The New York Times, enterada de que se hablada de ella como “la inventora de Instagram”.
Goldin es ferviente y temprana impulsora de protestas contra las instituciones culturales que reciben donaciones de empresas framacéuticas — en rigor de la familia Sackler— vinculadas a la producción del opiáceo Oxycontin, que se llevó la vida de varios amigos de la artista. En su activismo creó P.A.I.N. (Prescription Addiction Intervention Now) una ONG que realiza intervenciones urbanas. Frente al MET en 2018 y también en el Guggenheim de Nueva York en 2019, la artista le puso el cuerpo a una serie de performances que la dejaban tirada en el suelo, como muerta, entre frascos de píldoras, para denunciar los orígenes del financiamiento o que los empresarios sean nombrados miembros del board.
Goldin siempre tuvo habilidad especial para titular sus fotos y series, que ahora compone como textos breves y poderosos: lo que pide Instagram.