Para quedarse leyendo
DIARIO
Witold Gombrowicz
El Diario de Witold Gombrowicz no recuerda en nada a los estereotipados diarios de escritor, es decir, a las obras que desempeñan el papel de crónica de los acontecimientos de la vida de un artista. Este diario es una obra literaria en pleno sentido del término, considerada por muchos expertos como el mayor logro de su autor. Creado en el espacio de dieciséis años, el Diario fue construido conscientemente; cada uno de sus capítulos constituye un todo elaborado primero para su publicación en la revista mensual Kultura y modificado posteriormente para pasar a convertirse en un elemento de la composición final. Así, no es una relación caótica de acontecimientos, sino un proyecto de autocreación, de modelado del personaje y de la propia biografía para disfrute del lector. Un libro fundamental de un grande.
LAS CIUDADES INVISIBLES
Italo Calvino
Las ciudades invisibles se presentan como una serie de relatos de viaje que Marco Polo hace a Kublai Kan, emperador de los tártaros. A este emperador melancólico que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina, un viajero imaginario le habla de ciudades imposibles. Por ejemplo, una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo, o una ciudad bidimensional como Moriana. Lo que el libro evoca no es sólo una idea atemporal de la ciudad, sino que desarrolla, de manera unas veces implícita y otras explícita, una discusión sobre la ciudad moderna. Un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas.
BUENA ALUMNA
Paula Porroni
En una Europa en crisis y ante la falta de empleo, una estudiante que aspira a la excelencia regresa al pueblo inglés de su antigua y muy prestigiosa universidad. Cercada por la sombra del fracaso y una madre que ejerce el control por medio de transferencias de dinero desde Argentina, la protagonista observa cómo su promesa de éxito se desvanece. Sus días, mientras tanto, se suceden entre casas y cuartos prestados, en los que muebles y objetos ajenos no son más que la evidencia de otras vidas malgastadas. Pero ella, sometiéndose a la más estricta de las disciplinas, se propone corregir el rumbo. Va a volver a estudiar para, ahora sí, triunfar: será por fin la mejor, la estudiante perfecta. Afilada como una hoja de afeitar, Buena alumna hiende con devastadora precisión la tersura de cualquier relato afable del presente para revelar un paisaje estéril, en el que solo germina la violencia.