Revista Ñ

CRÓNICA DE UN RECORRIDO VIRTUAL

- POR ANA MARÍA BATTISTOZZ­I

Se inauguró en una antigua casona de La Boca frente al Riachuelo, en la que Macció tuvo su taller, rediseñada por Clorindo Testa. La cámara de Mariano Llinás guió al público con humor por las salas, donde expusieron Mariano Sardón, Mariano Sigman y Gian Paolo Minelli.

Prevista a para fines de marzo, la apertura de la Fundación Andreani en La Boca debió postergars­e por motivos que son del todo conocidos. Así, las obras de impactante impronta tecnológic­a que concibiero­n Mariano Sardón y Mariano Sigman para la ocasión, especialme­nte dirigidas a desafiar a un público con experienci­as de extrema actualidad, debieron esperar. Así también, el recorrido inaugural –imaginado con toda la pompa– por el interesant­e edificio que resultó de la transforma­ción de una antigua casona de estilo italiano sobre la ribera de La Boca según el proyecto que concibió el arquitecto Clorindo Testa antes de morir. Y asimismo, las poéticas imágenes fotográfic­as de Gian Paolo Minelli que fueron registrand­o el proceso de rescate y la nueva construcci­ón del edificio a medida que ésta fue avanzando.

Todas esas sorpresas que llevó su tiempo planificar –y en el caso del edificio, varios años de trabajo– entraron en suspenso hasta que los directivos tomaron la decisión de encontrar un modo atractivo de salir. Esto ocurrió el miércoles 24 en un modo híbrido que combinó realidades físicas con interesant­es recorridos virtuales destinados a dar cuenta de ellas. Un formato original que no se ha visto demasiado en las diversas iniciativa­s institucio­nales que proliferar­on localmente durante el suspenso que impuso la cuarentena. Pero que de algún modo coincide con la perspectiv­a que han sugerido muchos de los especialis­tas en diversos foros internacio­nales que vienen tratando las eventuales formas de acercar el arte al público en esta nueva realidad.

De tal manera que el esperado recorrido inaugural del edificio finalmente se llevó a cabo a través de una filmación que realizó el cineasta Mariano Llinás. (Balnearios, 2002; La Flor, 2018) y fue guiando al público por las salas y las novedosas perspectiv­as del edificio, al tiempo que incorporab­a las presentaci­ones de rigor por parte de las autoridade­s de la Fundación, Oscar y María Rosa Andreani. En un punto el cineasta empezó a deslizar en la pantalla comentario­s escritos que parecían recoger la voz de un curioso que pasaba por allí. Alguien no informado a quien había que explicarle lo que sucedía y de qué iba ese “misterio” que es el arte contemporá­neo. Esto al tiempo que la banda de sonido de la filmación reproducía el bullicio de las vernissage­s, openings, inauguraci­ones, o como se las prefiera llamar, en una suerte de código sonoro que las identifica absolutame­nte.

Por su parte la conversaci­ón informal con el ocasional visitante inscripta en la pantalla durante el recorrido, le sirvió al cineasta para ir deslizando de modo no convencion­al toda la informació­n relativa a la historia del edificio. Una antigua casona de estilo italiano que supo ser cantina, astillero y taller de Rómulo Macció, artista que realizó conmovedor­as pinturas de las vistas desde del edificio que se está inaugurand­o.

En la explicació­n al visitante ocasional hubo datos referidos a Clorindo Testa, como autor del proyecto del edificio, a quien identificó como “el Beethoven de la arquitectu­ra”. Al mismo tiempo subrayó el origen italiano del arquitecto y el significat­ivo nexo con la historia familiar de los propios dueños de la Fundación. En tanto la intervenci­ón protocolar del propio Oscar Andreani interrumpi­ó esa conversaci­ón y se encargó de rescatar la memoria de su padre, un italiano que llegó hace 100 años justamente al puerto de La Boca.

De manera que, desde la elección del barrio, el edificio a comienzos de 2000, y el propio arquitecto, el recorrido virtual dejó en claro la voluntad institucio­nal de homenaje a la gran inmigració­n italiana que hizo pie en La Boca y le dio su singular impronta. Algo que el proyecto de Clorindo Testa se preocupó en destacar al preservar tanto la fachada como en los coloridos diseños de chapas que remite a la arquitectu­ra popular, típica del lugar.

Con todo, nada de esto debiera hacer suponer un objetivo institucio­nal anclado en la tradición boquense, sino una opción clara por el arte contemporá­neo.

La cámara que guía la visita atraviesa las distintas salas. Una de ellas exhibe las fotografía­s que Gian Paolo Minelli realizó de todo proceso de remodelaci­ón y rescate de restos arqueológi­cos del lugar. La serie es una suerte de archivo poético de la memoria del barrio que registra las huellas de la vida y el paso del tiempo. El ensayista Gonzalo Aguilar escribió un bello texto sobre estos trabajos. En él imagina una máquina que proyecta diferentes tiempos en un mismo espacio. Tiempos que se yuxtaponen y justamente de eso trata la puesta en escena que se había pautado para la apertura de la Fundación y aún llega apreciarse en la filmación de Llinás. De una superposic­ión de tiempos heterogéne­os que inscriben la memoria del lugar en los restos e irrupcione­s urbanas y el tiempo de la tecnología actual en el que nos encontramo­s inmersos sin llegar a conocer del todo la naturaleza íntima de sus dispositiv­os.

Podría decirse que en ese tiempo se alojan las obras de Mariano Sardón y Mariano Sigman. Se trata de tres instalacio­nes, especialme­nte concebidas para involucrar al espectador. Pensada para recibirlo tan pronto como pueda ingresar al edificio está “Inflable”, la gran instalació­n de esferas transparen­tes que ocupan este primer tramo de las salas de exhibición e invitan a atravesar en medio de risas que invaden sonorament­e el espacio. Contagiosa, la risa resulta amable, auditiva y socialment­e.

Mariano Sigman explica que la risa se origina en estructura­s subcortica­les profundas del cerebro y en áreas muy primitivas, que controlan la vocalizaci­ón y los sonidos guturales. Apoyado en principios de la neurocienc­ia, señala un dato interesant­e: es la primera forma de vocalizaci­ón.

En la instancia siguiente el recorrido abre paso a otra instalació­n de alto impacto visual. Dos impresiona­ntes robots que tienen algo de brazos mecánicos gigantesco­s o animales prehistóri­cos. Los autores la llamaron “Deep Unlearning” (desaprendi­zaje profundo). También concebida a partir de la neurocienc­ia, su estrategia interactiv­a se vale de sensores y algoritmos de inteligenc­ia artificial. Sardón y Sigman se apoyaron para esto en las teorías del psicólogo estadounid­ense Andrew Meltzoff, quien exploró en la gestualida­d de los bebés y el papel de la imitación infantil en los procesos cognitivos tempranos que interviene­n en el desarrollo del cerebro.

Por último el visitante se encuentra con una “Sala de Retratos”. Allí se exhiben en diversas pantallas una serie de retratos filmados con cámara de alta velocidad capaz de registrar los más mínimos cambios de gestos que revelan cambios de humor o reacciones sensibles a menudo impercepti­bles. Son obras que, si bien reveladora­s de interesant­es exploracio­nes de comportami­entos, no dejan de alarmar por las eventuales aplicacion­es que se analizan en los tiempos que corren. Con todo, la forma de presentaci­ón real-virtual, no se agota en esta apertura. Aseguran que una interesant­e programaci­ón de arte y danza será lo próximo que se viene por el mismo canal.

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Concebida a partir de la neurocienc­ia, la obra interactiv­a usa sensores y algoritmos de inteligenc­ia artificial.
 ??  ?? “Deep Unlearning” de Sardón y Sigman, trabaja con la imitación gestual.
“Deep Unlearning” de Sardón y Sigman, trabaja con la imitación gestual.
 ?? HUGO SERRA ?? Aspecto del diseño de Clorindo Testa que homenajea al barrio de La Boca.
HUGO SERRA Aspecto del diseño de Clorindo Testa que homenajea al barrio de La Boca.
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Detalle de una de las instalacio­nes de Mariano Sardón y Mariano Sigman.
 ??  ?? Parte de los retratos de una de las obras de Sigman y Sardón.
Parte de los retratos de una de las obras de Sigman y Sardón.
 ??  ?? Una de las imágenes con las que Minelli registró la demolición inicial.
Una de las imágenes con las que Minelli registró la demolición inicial.
 ??  ?? María Rosa Andreani con Minelli y el registro de una reunión en un celular.
María Rosa Andreani con Minelli y el registro de una reunión en un celular.
 ??  ?? Vista de sala en la que se exhiben las fotografía­s de Gian Paolo Minelli.
Vista de sala en la que se exhiben las fotografía­s de Gian Paolo Minelli.
 ??  ?? La cámara de Llinás y su recorrido por las salas de la Fundación Andreani.
La cámara de Llinás y su recorrido por las salas de la Fundación Andreani.

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