Revista Ñ

La copia de “La última cena” que revela online detalles del original

- Eduardo Villar

Si no es posible viajar a Milán –que hoy parece más lejana que nunca– y visitar el antiguo convento dominico de Santa Maria delle Grazie, probableme­nte la mejor manera de mirar “La última cena” sean los 8 kilos y 695 páginas del colosal libro Leonardo da Vinci. Obra pictórica completa y obra gráfica, de Frank Zollner y Johannes Nathan, que Taschen editó en 2003. Gigantesco, lujoso, formidable, el libro –un catálogo razonado de todas las obras pictóricas existentes y perdidas de Leonardo– dedica muchas páginas a esta obra maestra del genio renacentis­ta, llenas de imágenes, ampliacion­es y detalles.

La enorme pintura, de 4,60 metros de altura y 8,80 metros de ancho, fue realizada entre 1495 y 1497 en una pared del refectorio del monasterio con una técnica experiment­al de témpera y óleo sobre una preparació­n de yeso en lugar de la técnica del fresco comúnmente utilizada a la época, lo que produjo su precoz deterioro. Dado el estado de degradació­n en que se encuentra la obra, las visitas están estrictame­nte controlada­s: sólo es posible acceder en grupos menores de 25 personas y la visita dura 15 minutos. En tiempos normales –si acaso vuelven– la reserva anticipada es obligatori­a a través de la página web y se recomienda anotarse dos meses antes.

Esta pintura de Leonardo da Vinci (14521519), que muestra el instante en que Jesús anuncia a sus discípulos que uno de ellos lo traicionar­á esa noche y el abanico de reacciones que esa afirmación produce en ellos, fue lo que hoy llamaríamo­s un clásico instantáne­o: ninguna de sus obras recibió un reconocimi­ento tan temprano ni tan unánime de sus contemporá­neos.

Así describía en 1527 Paolo Giovio –historiado­r, biógrafo, médico y museólogo florentino– la fascinació­n que ya por entonces despertaba la imagen: “... todavía se admira en Milán una pintura en la que Cristo cena con sus discípulos. Esta imagen conmovió de tal modo al rey Luis de Francia que, mientras la contemplab­a arrobado, preguntó a los presentes si no había forma de retirarla de la pared para llevarla con él a Francia, aun cuando ello significar­a destruir el famoso refectorio”.

Pero casi tan inmediato como la admiración que produjo fue el comienzo de su deterioro, del que hay testimonio­s ya en 1517.

Hoy, más de 500 años después y pese a los muchos intentos de restauraci­ón, no es excesivo decir que la gloria de la obra maestra de Leonardo en parte se ha desvanecid­o. Y además de la degradació­n de la pintura en conjunto, ya no es posible ver en ella algunos detalles, como la sal de un recipiente que Judas acaba de derramar accidental­mente sobre la mesa, o los pies de Jesús, que desapareci­eron junto con un sector de la pintura cuando se abrió en el muro un hueco para poner una puerta.

Por eso cobra especial importanci­a el hecho de que, entre tantas copias y versiones de la pintura que se hiceron a lo largo de los siglos, exista en perfecto estado una muy buena copia realizada casi inmediatam­ente después del trabajo magistral de Leonardo, pertenecie­nte desde 1821 a la colección de la Royal Academy of Arts de Londres. Pintada en 1515-20, la obra, un óleo sobre tela, tiene medidas muy parecidas a la original y hoy se atribuye a Giampietri­no (1508-1549), uno de los discípulos de Leonardo, aunque también es posible que haya participad­o en el trabajo Giovanni Antonio Boltraffio (1467 1516), que también era su alumno. Alguien podría pensar que, más allá de las intencione­s de sus autores, la pintura es una especie de back up de la de Leonardo, que ya por entonces mostraba signos de deterioro. La copia es tan fiel que llegó incluso a usarse como referencia cuando el original fue restaurado entre 1979 y 1999: el círculo se cerró y el orginal copió la copia.

Lo cierto es que gracias a este temprano registro sobre tela de “La última cena” hoy es posible conocer más de la obra original. Desde hace días, el sitio web Google Arts & Culture en asociación con la Royal Academy puso a disposició­n online la pintura de Giampietri­no y Boltraffio con un nivel de definición asombroso. Google usó su Art Camera para escanear la copia de “La última cena” y otras 19 obras de la colección de la Royal Academy en resolución “gigapixel”, creando una imagen final con más de mil millones de píxeles. Así, es posible para los usuarios hacer zoom en la imagen y observarla como si estuvieran a centímetro­s de distancia, lo que permite una mirada profunda –a través de la copia– de los gestos, emociones y movimiento­s con que los apóstoles reaccionan en la pintura al anuncio de la traición que acaba de hacer Cristo. Cada uno de esos acercamien­tos a los detalles de esa intensa agitación emocional es acompañado en la pantalla por un texto. Por ejemplo, se muestra la mano de Judas junto a la sal derramada, considerad­a usualmente “un mal presagio en la Europa occidental del siglo XVI”. Y el gesto diferente de cada discípulo. Se sabe que Leonardo estudiaba minuciosam­ente las posturas y actitudes de las personas, que esbozaba con dibujos o palabras en un cuaderno mientras los observaba, para usarlos luego en sus trabajos. En sus anotacione­s para “La última cena” puede leerse, por ejemplo: “Uno que estaba bebiendo deja la copa en su sitio y vuelve la cabeza hacia el orador. Otro, con dedos encogidos y cejas alzadas, se dirige a su vecino (...) Otro de manos alzadas muestrta las palmas, se encoge de hombros y abre de puro asombro la boca. Otro confía a su vecino algo al oído y este que escucha se vuelve hacia el primero, dedicándol­e su atención, mientras sostiene en una mano un cuchillo y en la otra el pan que acaba de cortar”. Esos apuntes se reflejan luego parcialmen­te en la obra. O con desviacion­es, con modificaci­ones más o menos ligeras respecto del plan inicial.

En un zoom sobre la mano de Pedro, sobre la pantalla de Google Arts se lee este texto: “Este discípulo, Pedro, sostiene un cuchillo, un recordator­io de que más tarde cortará la oreja de un soldado mientras intenta evitar el arresto de Jesús”.

Las últimas líneas del paseo de Google Arts & Culture explican que “por lo general, se puede ver ‘La última cena’ en la Galería de la Colección RA, pero la Royal Academy está cerrada temporalme­nte debido a la pandemia de coronaviru­s. Realice –propone– una visita guiada por la galería online”.

Sólo hay que hacer clic para meterse en los mundos que abre esa galería. Pero ese es otro viaje.

 ?? ROYAL ACADEMY OF ARTS/ PRUDENCE CUMING ASSOCIATES LIMITED ?? Copia de “La última cena” de Leonardo, c.1515-20. Óleo sobre lienzo. 302 cm x 785 cm. atribuido a Giampietri­no y Giovanni Antonio Boltraffio.
ROYAL ACADEMY OF ARTS/ PRUDENCE CUMING ASSOCIATES LIMITED Copia de “La última cena” de Leonardo, c.1515-20. Óleo sobre lienzo. 302 cm x 785 cm. atribuido a Giampietri­no y Giovanni Antonio Boltraffio.
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Los pies de Jesús, desapareci­dos en el original.
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