Revista Ñ

LUEGO DEL CRIMEN Y LA PENA PUEDE HABER PAZ

Alexia Barchigia reunió en un libro testimonio­s de víctimas de distintas violencias que, luego de una dolorosa reflexión, piensan su reparación personal.

- POR BIBIANA RUIZ

Cuál es el sentido del perdón? ¿Se puede perdonar a quien no pidió una absolución? Si existe el perdón, ¿existe entonces lo imperdonab­le? Hannah Arendt concebía el perdón como una forma de acción que tiene la facultad de revertir las consecuenc­ias desplegada­s por el actuar mismo, pero que encuentra limitada su capacidad de intervenci­ón en lo que respecta al mal totalitari­o. Jacques Derrida se preguntaba qué sería un perdón que solo perdonara lo imperdonab­le. “Víctimas por la paz” es una organizaci­ón integrada por personas que sufrieron las consecuenc­ias de hechos delictivos y tuvieron la posibilida­d de convertir el dolor y la frustració­n en acciones positivas, y rechazan la idea de que la mejor forma de afrontar los conflictos está en el endurecimi­ento de la ley penal. “Afrontan la realidad con el optimismo y la esperanza de que las cosas pueden ser diferentes, que podemos convivir en forma armónica, aceptándon­os en nuestras diversidad­es y diferencia­s”, dice el coordinado­r Mario Juliano, juez y director ejecutivo de la Asociación Pensamient­o Penal que tuvo la idea de recopilar las historias en un libro. Los relatos, contados en primera persona, son los de madres y padres que perdieron a sus hijos, el de un joven que sobrevivió a un balazo en la cabeza, los de quienes fueron abusados, el de un juguetero al que tres chicos le robaron y decidió regalarles lo que se habían llevado. A cambio les pidió que les mostraran los avances en la escuela. Son crónicas que hablan del perdón como posibilida­d humana, como un “yo puedo soberano”, porque si solo se estuviera dispuesto a perdonar lo que parece perdonable, entonces la idea del perdón se desvanece. Los protagonis­tas sostienen que el concepto de víctima no es patrimonio exclusivo de quienes reclaman venganza y que el conflicto es inevitable, mientras que la violencia no lo es. La periodista Alexia Barchigia fue la encargada de darles voz a las historias recopilada­s en Víctimas por la paz (Editores del Sur) y habló con Ñ desde su aislamient­o en Necochea.

–¿Qué motivó llevar estas historias a un libro? –La idea surgió de la onegé “Víctimas por la Paz”. El coordinado­r, el juez Juliano quería plasmar las historias de personas de todo el país y de países limítrofes. Él fue siguiendo casos que veía en los medios que coincidían con esta filosofía de perdonar, o de no buscar, digamos, una pena tradiciona­l ante un delito. Mario me conoce por el diario local y sabía de mi experienci­a. Yo no sabía exacto en lo que me estaba metiendo, y cuando escuché el primer caso, con gente de acá de Necochea, volví a casa llorando desconsola­da. Algunas entrevista­s fueron por teléfono, otras las hice en la cárcel. Yo me sentaba a dialogar: fueron charlas larguísima­s en las que preguntaba hasta dónde la persona quería contar.

–¿Qué es la justicia restaurati­va?

–La justicia restaurati­va sería lo opuesto a pedir penas más duras: implicaría remediar el delito con una acción positiva. En vez de pedir para el asesino que se pudra en la cárcel, sería buscarle un oficio, por ejemplo. Tomar el delito como un error implica una doble voluntad, de la víctima y del victimario, que la víctima tenga ganas de generar este perdón que no implica olvidar o hacer como que el delito no existe, sino sacar del odio, del dolor o de lo malo algo bueno. No es que todos los involucrad­os están a favor de la justicia restaurati­va, no es la opinión de todo el grupo, pero todos están a favor del perdón y de generar acciones positivas. Ellos dicen “yo perdoné”.

–¿Por qué para estas familias el punitivism­o no es una opción?

–Creo que es gente que encontró en el amor más alivio que quienes obtienen una pena dura. Con esta forma de acercarse al agresor se han liberado más de su dolor. La mayoría de los casos son en Argentina, en una sociedad donde la delincuenc­ia a veces es muy cruda y los motochorro­s te matan por un celular, como se suele decir, y suele pasar, y es difícil ponerse en ese lugar. Pero estas personas han comprobado que el amor les saca dolor y los acerca a una pacificaci­ón, los alivia de esta pena que van a cargar toda la vida, por supuesto, y entienden que por más pena dura que haya, nadie les va a devolver lo que les quitaron y que esa persona pudo haber cometido un error. Sienten que los victimario­s son víctimas también de un sistema, que no eligieron estar en ese lugar, no se criaron en una casa con calefacció­n y un padre y una madre que los amaban. Muchas veces son personas muy marginadas que tuvieron infancias súper duras. Pero esta gente se equivoca al actuar y también se equivoca quien los deja en esa situación, o sea el estado.

–Todos coinciden en que la justicia y la cárcel, tal como están, no sirven, y con distintas trayectori­as –algunos acercándos­e a la fe– lograron dejar el odio de lado. ¿Qué creés que tienen en común más allá de ser víctimas?

–El perdón como algo sanador. Todos tienen en común el hecho de haber sido víctimas y haber perdonado al victimario. Han hecho un clic: cada uno a su manera ha comprendid­o que esto era lo mejor para ellos. Sanaron, y cada uno encontránd­ose con el victimario. Hay un chico, Leandro Seisdedos, de Neuquén, decidió ir y abrazar al asesino de su esposa, y muchos han decidido algo parecido como opción ante lo que les pasó como inevitable. Encuentran en este perdón algo mejor para sus vidas, entendiend­o que el hecho está consumado, que nadie lo va a reparar, que el tiempo no vuelve atrás. Nadie va a devolver al ser querido ni va a evitar ese robo violento. Tienen una frase muy linda: del odio se sale con

amor. Todos sienten que están mejor, que se han liberado de algo perdonando y generando una reacción positiva y reparadora para ellos y para la sociedad también.

–Hay varios familiares que son abogados pero descreen del sistema jurídico, como el padre de Damián Tagliapiet­ra, que murió en el ARA San Juan.

–Fue muy interesant­e ese caso porque lo entrevisté en la cárcel de Batán, y es una persona con mucha calle. Estudió abogacía de grande y a quien responsabi­liza es al estado. Es un caso diferente a los demás porque culpa directamen­te a la negligenci­a del estado de haber sacado a este buque a navegar con deficienci­as. Seisdedos también es abogado, y lo primero que me dijo es que nadie sale a la calle y dice “quiero matar a alguien”. A él le costó salir de esa situación, pero fue a la cárcel a abrazarse con el conductor del camión que chocó contra el auto en el que viajaban su esposa y otras cuatro personas, todas fallecidas, y que estaba destrozado igual que él. Juliano dice que cualquiera puede ser victimario, porque salís manejando y tenés un accidente y sos vos esa persona. A la vez, hay varios factores que se suman a esta cuestión del perdón, que no implica dejar pasar como si nada y sí reconstrui­r de alguna manera, buscar la paz social y lograr la convivenci­a e integració­n.

–¿Qué historia te conmovió más? ¿Por qué? –El caso de Paola Fernández. La entrevista se hizo en el lugar donde mataron a sus hijos: su exmarido policía mató a los dos chicos y se suicidó. Yo tengo dos nenes y su historia me rompió el corazón. Me lo contó estando en ese lugar, con una voz suave y en calma, con paz, ella sentía que sus hijos la ayudaban. Y es tan fuerte y tan terrible lo que sucedió, que yo lo veo como un abismo: perder a tus hijos me parece que es lo peor que te puede pasar. Pero también veo como positivo esto de que en varias historias se cuenta la propuesta de que los policías no porten su arma fuera del horario de trabajo. Hay un caso en el que alguien decía que tenía naturaliza­da el arma. No son hechos menores, los de gatillo son casos que se repiten. Después de dar clases, una maestra no se lleva el pizarrón a su casa.

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JUANO TESONE Luis Tagliapiet­ra padre de Alejandro Damián, tripulante del ARA San Juan en Juzgado Federal Olivia.
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253 págs.
$920
Víctimas por la paz Alexia Barchigia Editores del Sur 253 págs. $920

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