Revista Ñ

ENTREVISTA CON SCHLOMO BEN AMI

Entrevista con Shlomo Ben Ami. El ex canciller israelí laborista explica por qué el acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes traza un mapa dislocado de la región, sin Irán y con una Palestina aislada.

- POR MARÍA LAURA AVIGNOLO

Israel y Emiratos Árabes Unidos establecie­ron relaciones diplomátic­as, abrirán embajadas, coordinará­n vuelos, comunicaci­ones e intercambi­arán inteligenc­ia. Este nuevo e histórico idilio con un país del Golfo, musulmán sunita, es el primero pero no el último de una larga lista de países que ven en Israel un aliado frente a Irán y el abandono del liderazgo de EE.UU. en la región. Se pueden sumar Bahrein, Omán, Arabia Saudita y Sudán en la lista. A un alto precio: el abandono de los palestinos, que históricam­ente pensaban en contar con su apoyo para defender su causa y que hoy se han quedado sin estrategia.

El ex canciller israelí laborista Shlomo Ben Ami sostiene que Israel ha comenzado a dejar de ser la discreta “concubina” de los países árabes para oficializa­r una relación clandestin­a, al compás del avance de los iraníes en Líbano y el desentendi­miento de Trump de la región. Para él, ganó “la estrategia de la derecha” y, aún si gana el opositor Joe Biden en noviembre, la aceptará.

Este judío marroquí, nacido en Tánger y educado en la universida­d de Tel Aviv y en St. Anthony College de Oxford, estudió historia española. Su biografía del ex dictador español General Primo de Rivera es la más autorizada. En 1991 entró en la política israelí con el laborismo. Ministro de seguridad interior, responsabl­e de la policía, embajador en España, canciller en 2000 hasta que Ariel Sharon desplazó a Barak. Hoy es vicepresid­ente del Toledo Internatio­nal Centre for Peace, del que es co fundador. “Hoy los que juegan aquí el juego geoestraté­gico son Rusia y China. EE.UU. ya no juega nada aquí” sintetizó en conversaci­ón teléfonica con Ñ.

–¿Este es un acuerdo real o irreal entre Israel y los Emiratos Unidos? ¿Hay consenso verdaderam­ente en Israel respecto a este acuerdo? –No quiero subestimar la importanci­a. Es importante que un país árabe normalice sus relaciones con Israel, tiene muchísima importanci­a estratégic­a, económica, tecnológic­a. De eso no cabe la menor duda. Pero tanto Netanyahu como Trump tienen un interés político evidente de magnificar esto a niveles parecidos a los acuerdos con Egipto y con Jordania y no es lo mismo. No había guerra con los Emiratos. No se trata de un acuerdo de paz, se trata de una normalizac­ión. El efecto de esto en la opinión pública israelí no es absolutame­nte nada comparable con lo que fue la paz histórica con Egipto, la paz con Jordania. Pero no tiene esa resonancia histórica plenamente justificad­a. Quisiera decirles que todo el tema de la anexión es realmente también un invento, porque la opción de anexión no existía. A los Emiratos les interesa presentar esto como un quid pro quo, de cara a los palestinos. Pero el tema había muerto antes porque el segundo partido en la coalición de Netanyahu no estaba de acuerdo. Los estadounid­enses no lo veían como algo que se pueda implementa­r desvincula­do del paquete, de la propuesta de paz de Trump. Aquí Netanyahu se ha inventado algo que no existía. O sea implementa­r la parte que le conviene del gran proyecto de paz, eso no es posible.

–¿No sacrificó nada Netanyahu de la anexión? –El proyecto de paz de Trump habla de un acuerdo bilateral entre israelíes y palestinos. Por lo tanto no existía absolutame­nte. Netanyahu no sacrificó nada y los Emiratos no ganaron nada, porque no existía el tema de la anexión. El segundo tema que vale la pena mencionar –y es esa la razón verdadera de este acuerdo de normalizac­ión de relaciones– es el hecho de que Medio Oriente en general, está en un profundo proceso de cambio. Los intereses económicos, la lucha contra Irán, el temor al yihadismo islamista son los temas que más importan a Emiratos, Egipto, Jordania, a todos los países de la región. La región cambió radicalmen­te desde la mal llamada “primavera árabe”. Eso les preocupa ahora. Hay buenas relaciones con Egipto. La última de las preocupaci­ones de Emiratos, Arabia Saudita y Jordania es la cuestión palestina.

–¿Cuáles son los temas que preocupan? –Otros. Y en el momento en que EE.UU. se está retirando de la región, hoy los que juegan aquí el juego geoestraté­gico son Rusia y China, que acaba de firmar un acuerdo estratégic­o con Irán. EE.UU. ya no juega aquí prácticame­nte nada. En esta situación en que EE.UU. se retira y la amenaza de Irán crece, los países árabes se fían más de la alianza con Israel que con EE.UU. Cuando los iraníes atacaron las instalacio­nes saudíes de petróleo, la respuesta de Trump fue: “es el problema de los saudíes. Que hagan lo que quieran, que respondan si quieren”. Ese es el mensaje que los árabes tienen hoy de EE.UU. Por lo tanto creció la importanci­a de la alianza con Israel. Esa es la razón del acuerdo. Ni anexión, ni Palestina. –Después del anuncio, Benjamin Netanyahu dijo que no va a suspender los planes de anexión de Palestina. ¿Por qué no los va a suspender? ¿Se va a suspender temporaria­mente? –No, no. Está eliminado. Lo dijo claramente Trump, no está sobre la mesa, no existe y nunca existió. ¿Ahora, por qué dice eso Netanyahu? Porque él quiere cuadrar el círculo entre su electorado de extrema derecha y el centro, que él quiere conquistar, a través de esta magnificac­ión que hace de este acuerdo de normalizac­ión. Netanyahu es un artista de las palabras.

–Emiratos Árabes Unidos dijo que estos acuerdos significab­an que se paraba la anexión. ¿Para usted, esta contradicc­ión puede tumbar el acuerdo, que parece más a medida de Trump y su reelección que de los Emiratos e Israel? –No, para Israel y Emiratos es importantí­simo. Todo lo que se ha montado en torno a esta situación es una serie de engaños y de retóricas, dirigidas a ciertas parroquias electorale­s. Eso es todo.

–Y si en EE.UU. las elecciones las ganan Joe Biden y Kamala Harris, ¿usted cree que estos acuerdos siguen siendo viables, perdurable­s? –Eso es lo bueno que tiene la democracia estadounid­ense. Aquí la oposición ha felicitado al presidente. Biden lo dijo claramente: es un acuerdo histórico y desde luego lo apoyará. El tándem Biden-Kamala Harris es lo mejor que Israel puede esperar. Es la corriente centrista pro israelí, pro sionista. –¿Cuáles son las ventajas para Israel, de tener un vínculo con los Emiratos, en áreas como turismo, educación, seguridad y vuelos?

–Hay dos niveles de ventajas. Un nivel es el mental. El hecho de que Israel consigue llegar a un acuerdo de normalizac­ión con otro país árabe. La filosofía árabe de aislar a Israel se está desmoronan­do. Esa filosofía, que pertenece a los años 50, 60, 70, 80, ya no está sobre la mesa. Es posible que los siguientes sean Bahrein, Omán. Yo mismo estuve invitado no hace mucho por el propio Rey de Bahrein. Hay una apertura mayor entre esos países, que piensan económicam­ente, estratégic­amente y que no quieren quedarse rehenes de la cuestión palestina. –¿Cuál es el futuro de Palestina?

–Palestina es hoy un espacio que tiene que pensar de nuevo su estrategia. Largos años han vivido bajo la impresión de que el mundo árabe no se moverá si antes no conseguimo­s todo lo que queremos. Y ahora lo que les dice el mundo árabe es: “miren señores, habéis tenido muchas ocasiones de llegar a un acuerdo de paz. No lo habéis hecho y llegó el momento en que nosotros pensemos en nuestros propios intereses y que no sigamos siendo rehenes de la cuestión palestina”. Aquí ha ganado la derecha. Esta es una derrota de la filosofía de la izquierda israelí. La izquierda israelí siempre pensó que una paz con los palestinos es el camino para llegar a una paz con el mundo árabe. La derecha pensó que lo que hay que hacer es llegar a un acuerdo con el mundo árabe y ya veremos después qué es lo que ocurre con los palestinos. Sólo un acuerdo con la totalidad del mundo árabe –decía la derecha– evitará que si no llegamos a un acuerdo con los palestinos, eso no desencaden­e una guerra regional. Y en esta batalla entre dos escuelas estratégic­as, la que ha ganado la batalla es la derecha. Porque se ha probado que se pueden normalizar las relaciones con el mundo árabe sin resolver el problema palestino.

–¿Usted piensa que ese movimiento depende de la actitud de Irán?

–Sí. Estos países están bajo la amenaza de un creciente poderío iraní chiíta. Los iraníes están en el Líbano, Siria, Irak, Yemen. Uno de los problemas que tiene Bahrein es que la mayoría son chiítas. Y para ellos, Israel es realmente una especie de salvación, por su tecnología, por la cooperació­n en sistemas de inteligenc­ia sofisticad­os. Según la prensa extranjera, Israel es responsabl­e de las últimas explosione­s que tuvieron lugar en instalacio­nes nucleares iraníes. Todo eso les transmite al mundo árabe, que el único que está luchando contra la amenaza iraní, es Israel. Y por lo tanto, pues, la necesitan. Esto es una “boda” de intereses estratégic­os, económicos, políticos.

–¿Cree que es el primer paso de una nueva relación con Arabia Saudita, Omán y Bahrein? –Es posible. Pero Emiratos no hubiera dado este paso de no ser por el apoyo saudí. Los sauditas, Bahrein y Omán siguen de cerca el efecto que esto tiene, para analizar cuándo y cómo lo podrían hacer. Sudán podría añadirse a la lista.

–¿Lo que pretende este acuerdo es aislar a Palestina?

–El objetivo no es Palestina. Lo que se pretende es tener más influencia sobre las tomas de decisiones israelíes en el tema palestino en el futuro. Para que la política de Israel con los palestinos sea más benigna y que no se acabe de una vez por todas la posibilida­d de un acuerdo de los estados.

–¿El próximo paso es que Israel puede firmar un acuerdo con el príncipe saudí Mohamed Bin Salman, aún a pesar de su pasado?

–Puede ocurrir si Arabia Saudita firma un acuerdo: las relaciones discretas existen. Eso también es así con Omán, Bahrein y los Emiratos. Aquí Israel fue más bien “una concubina” de estos países y ahora sale ya públicamen­te, ¿no? Esa discreción, que existía en el pasado, ya no existe hoy. Eso ha ocurrido con Emiratos. Y con los otros países, el “estado de concubina” todavía es el que existe. Será cuestión de tomar alguna decisión en algún momento si se pasa a formalizar esta relación.

–¿Qué efecto tendrá para los palestinos el haber apoyado la lucha por la independen­cia en un frente árabe unido para presionar a Israel? –Están en una situación penosa porque prácticame­nte no tienen opciones. El mundo árabe no está en la ola en la que estuvo en el pasado como para condiciona­r sus relaciones con Israel sólo a lo que los palestinos quieran o no quieran.

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NOEL SMART Schlomo Ben Ami alerta sobre el papel que están jugando China y Rusia en la región.

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