Una Medusa monumental
Una escultura de Medusa adoptada como emblema del movimiento #MeToo, en la medida que reescribe el antiguo mito griego, se emplazó esta semana frente al Palacio de Justicia de Nueva York, donde en marzo fue condenado por abuso Harvey Weinstein. La estatua de más de dos metros fue creada por el artista ítalo argentino Luciano Garbati en 2008, y se viralizó en redes en 2018.
La obra “Medusa with the Head” (Medusa con la Cabeza) reinventa la escultura del siglo XVI del renacentista italiano Benvenuto Cellini “Perseo con la cabeza de Medusa” exhibida en la Piazza Della Signoria en Florencia. Según la mitología, Medusa era una doncella del templo de Atenea que fue violada por Poseidón. Atenea, indignada por la profanación de su templo, transformó a Medusa en una gorgona de pelo de serpiente cuya mirada convertía en piedra a cualquier espectador. Con la ayuda de los dioses, el héroe Perseo cazó y decapitó a Medusa.
A partir del #MeToo, Medusa fue reinterpretada como símbolo de la culpabilidad sufrida por las víctimas de violación. La nueva obra, en la que Medusa sostiene una espada en una mano y en la otra la cabeza de Perseo, “cuestiona la caracterización de la figura mítica como un monstruo e investiga a la mujer detrás del mito”, según el proyecto MWTH, que organizó junto a NYC Parks esta exhibición pública en el Downtown de Manhatthan. Estará allí hasta el 30 de abril de 2021, pero ya había participado en una exposición en un espacio emergente de Bowery y genera desde entonces debates hacia adentro del movimiento feminista.
Mientras algunas voces cuestionan que la estatua de una mujer desnuda e idealizada por un artista masculino realmente encarne el poder del #MeToo, otras señalan por qué Medusa no sostiene la cabeza de su violador en lugar de Perseo. También están los que cuestionan que en la tienda del proyecto se puedan conseguir las reproducciones en miniatura de la estatua y remeras de Medusa.