Las mujeres del siglo XXI
Excepto las grandes divas y nombres a secas del jazz (Ella, Sarah, Billie, Nina…) las figuras femeninas siempre tuvieron mucho menos prensa que los hombres. Prueba de esto es lo poco que se conoce y disfruta de Lilian Hardin, Melba Liston o las exploraciones psicodélicas de Alice Coltrane, tan celebradas en discos de Paul Weller, Flying Lotus o Spiritualized.
Por eso es destacable la propuesta de Artemis, un súper-grupo de mujeres que acaba de lanzar su disco debut por Blue Note Records. Pero ese no es su único interés, sino que se trata de artistas excepcionales: la pianista y directora musical Renee Rosnes, la clarinetista Anat Cohen, la saxofonista Melissa Aldana, la trompetista Ingrid Jensen, la bajista Noriko Ueda, la baterista Allison Miller y la descomunal cantante Cécile McLorin Salvant. “La internacional”, podría llamarse este conjunto de jazzeras provenientes de Chile, Estados Unidos, Japón, Canadá, Francia, Chile e Israel.
Con composiciones propias, se destacan también las versiones de ‘’If It’s Magic”, de Stevie Wonder y del clásico del hard-bop “The Sidewinder”, en una interpretación sinfónica plena de matices. De todas maneras, cualquier disco que incluya aún medio compás de la voz McLorin Salvant es de una necesidad absoluta (una artista completa: es recomendable ver en Youtube las animaciones que realizó para el nuevo disco de Ella Fitzgerald, The Lost Berlin Tapes).
Como el debut de Artemis, también de 2020 es la cosecha de discos de la cantante (estadounidense y radicada en Austria) Dena Derose. Ode To The Road está compuesto por canciones de Henry Mancini y standards de jazz cruzados con obras más modernas de Miles Davis. La acompaña el saxofonista Houston Person.
Como sugiere su título, es un disco como un paseo por la ruta: soleado, con originales que no rinden pleitesía por el Great American y con la ironía de su voz sonriente y el fraseo de su estilo al piano. Basta sacar la cabeza por la ventanilla de tanta música, y disfrutar de Ode To The Road como de una briza suave.
En una veta de escucha menos directa, pero a la vez mucho más curiosa, excepcional y contemporánea, se encuentra el disco en dúo de la saxofonista Ingrid Laubrock y la pianista Kris Davis, Blood Moon. El límite entre la parte escrita de cada composición original y la improvisación es tal que, como reseñó el sitio allboutjazz.com otorgándole una puntuación de 4,5 sobre 5, “el unísono entre ellas surge de una interacción aparentemente desenfrenada de tal manera que mantiene al oyente adivinando, tanto sobre lo que está anotado, como sobre lo espontáneo. Y hasta lo que vendrá después”.
Más cerca de un jazz radical como el de Cecil Taylor o Anthony Braxton, se perfila como uno de los grandes discos del año.