Diálogo de la ciencia con el arte
Encuentro online. Con el rescate de figuras como Gyula Kosice, Lea Lublin y Eduardo Pla, la Bienal BIT propuso nuevos caminos para abordar viejos problemas.
El complejo vínculo entre los campos del arte, la ciencia y la tecnología, y los innumerables cambios de la realidad que se producen en ese marco fueron los temas principales del programa cuatro días de conversaciones y exhibiciones de proyectos artísticos que se desarrolló hasta el el domingo pasado en la tercera edición de la Bienal BIT bajo el título Mundos transmutados,
Organizada por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y con la coordinación artística de María Liggtowler, la bienal, por la que pasaron más de 4.000 personas, tuvo un desarrollo pleno en la plataforma virtual www.bienalbit.org, donde aún es posible acceder a los contenidos. Vale la pena explorar allí una propuesta que se mueve entre dos ejes centrales: el cambio ambiental global y la inteligencia artificial, proponiendo diferentes acciones.
En el texto de presentación, el equipo de la bienal define lo que caracteriza a la realidad actual con dos cualidades: la fragilidad y la incerteza. Los constantes cambios biológicos, tecnológicos y climatológicos son un desafío a nuestra capacidad de adaptación. Para estos tiempos, entonces, nada más interesante que el saber de los artistas –algunos de ellos, becarios de doctorado del Conicet–, que marca otros rumbos, explora la inteligencia artificial, la robótica y la virología.
José Gallo, director general de la Bienal BIT, ingeniero químico, artista y especialista en creatividad, recuerda que el aporte del arte al conocimiento científico fue reconocido en los años 70 por la Universidad de Stanford.
En una sección especial de Homenajes, la bienal rinde tributo a dos figuras fundamentales para el arte argentino en su vinculación con la tecnología y la ciencia: Lea Lublin y Eduardo Pla. De Lea Lublin (Polonia, 1929–Francia, 1999), quien a mediados de la década de 1960 rompió con sus obras los límites entre arte y vida, el curador Marcelo Gutman compila sus textos principales, puestos a disposición para descargarlos gratuitamente de un Fanzine. El homenaje intenta traer al tiempo contemporáneo la voz de esta artista que vivió la mayor parte de su vida en la Argentina y poner en valor su producción, desde un enfoque multidisciplinario.
Los homenajes repasan también la obra de 1990 del vanguardista Eduardo Pla, quien en 1987 para la exhibición The International Art Competion New York, presentaba su primer computing painting “Efetto Arcimboldo”. La obra “Jardines fractales” está inspirada en las perspectivas arquitectónicas elaboradas por Jan Vredeman de Vires, artista y arquitecto del renacimiento holandés, a las que Pla superpone –apelando a la geometría fractal–, estructuras esenciales fragmentadas o irregulares, que se repiten con escalas desiguales.
Fuera de la sección especial de Homenajes, los coordinadores del Museo Kosice, Max Pérez Fallik y Milca Ronzo, conversan con la curadora de BIT, María Lightowler, sobre un documento inédito del archivo de Gyula Kosice. En la bienal, el museo dedicado al artista reveló documentos inéditos del genial precursor de arte, ciencia y tecnología.
Entre los artistas invitados, seleccionados por Ligthtowler, se advierte una intención tanto federal como internacional. En https://neuralzoo.com/ se puede explorar la obra de una de esos artistas invitados , Sofía Crespo, que se vale de técnicas de aprendizaje automático para crear imágenes impresionantes, de naturaleza reconocible pero re-imaginada, al punto que obliga a nuestra percepción a conectarse con formas totalmente nuevas.
También es posible escuchar arte sonoro con la obra de Sebastián Vera quien indaga sobre los “Sonidos del Antropoceno” para que una rara sensación nos inunde nuestro lugar de trabajo. La virología, tan presente en nuestro cotidiano desde la explosión del Covid-19, se enfoca de otro modo en las esculturas virtuales de Federico Coscio que se describen como “construidas con proteínas estructurales de la nucleocápside de los virus HIV, COV, Dengue y Ébola. Los diseños están realizados con el programa VMD (Visual Molecular Dynamics) en detalle nanométrico”.
Hay otras reflexiones sobre la verdadera pandemia con la obra de otro invitado, Ariel Wilner, entre muchas propuestas que van mapeando lo educativo, la robótica, el uso de energía renovables, de modo muy creativo.
Finalmente, hay una trama que vale explorar porque constituye un valioso itinerario por nuestro territorio, con artistas que vienen dejando una huella, bien formados para desarrollar sus proyectos, que viven fuera del centro hegemónico de nuestro país, en lugares tan diferentes y distantes entre sí como Santiago del Estero y El Calafate, San Juan y Neuquén, Jujuy y Bariloche, La Rioja y Corrientes y Córdoba, por citar sólo algunos. La grilla que integran Marcos Bauzá, María Daud Álvarez, Alejandra Montiel, Daniel Balderramo, Maia Vargas, Evangelina Quinteros, María Elena Cantera, Aylén Almendra Algañaraz, Alejandro López, Rodrigo Albornoz, Agustina Wextzel, Daniel Masi, Maximiliano Parlagreco fue una selección surgida de una convocatoria nacional, para encontrar proyectos que pudieran entrar en los dos ejes. El resultado de esta modalidad virtual favorece este tipo de proyecto: se puede explorar online la mayoría de las obras o sorprenderse con el uso de los defectos de mil capturas que, cuando fallan, permiten crear formas nuevas extrañamente bellas.
Es la primera edición enfocada en las artes visuales para reflexionar sobre el cambio ambiental en sus distintas dimensiones, donde la inteligencia artificial, la robótica y la virología tienen un rol preponderante.