Revista Ñ

Una vida de pintor en tres circuitos

Trío de galeristas. Rubbers, Gachi Prieto y Jacques Martínez escalonará­n los ciclos creativos de Noé. A partir del martes, las telas de la cuarentena vital.

- POR MARCH MAZZEI

Durante estos meses de cuarentena, Yuyo Noé concibió las obras de 2020. El virus reina, la exposición que el 3 de noviembre inaugura en la galería Rubbers. Parte de una ceremonia de estación, la habitual muestra de fin de año del artista en la galería que hoy lleva Mariana Povarché adquiere en este año una dimensión casi antológica. Porque en una secuencia de aperturas escalonada­s, se liga a otras dos exposicion­es en este Ménage à trois, el programa colectivo que abarca tres galerías de distintos perfiles, con muestras que atraviesan diferentes períodos de la trayectori­a de Noé, sus historias y matices.

El 5 de noviembre, la galería Gachi Prieto de Palermo abre Apta para todo público, que revisa su trabajo de la última década. Mientras el 7 de noviembre será la tercera apertura, en la galería Jacques Martínez. Porque pintó lo que pintó, dejó de pintar lo que no pintó y pinta ahora lo que pinta. Este singular espacio en San Isidro reúne obras del período en que el artista regresó a la pintura, hacia 1975.

La devoción naturalist­a de Noé –en el marco de la querella cultura-naturaleza– se advierte en las obras de este último período, en los entornos vibrantes y los motivos. Como en “Autorretra­to”, donde la trama del paisaje se continúa en la silueta reconocibl­e de Noé, con una paleta complement­aria y armónica a la vez. Este desborde del paisaje hacia lo humano, en un intercambi­o mutuo, plantea lo que el artista manifiesta en el texto central del catálogo sobre el ser humano como “parte esencial de esta dinámica vital”. Están los hombrecito­s de “A cara tapada”, con sus barbijos, y reaparece la extensión desbordada del cuadro, en busca de más espacio (caracterís­tica en su obra) y la búsqueda de desarmar la oposición entre lo figurativo y lo abstracto, con una síntesis superadora, en un conjunto que lo define siempre contemporá­neo.

“En medio de una pandemia inesperada y desoladora, vamos a ver obras que podrían haber sido pintadas en cualquier momento”, reflexiona el texto de Andrés Waissman, curador en Gachi Prieto. Arte Contemporá­neo Latinoamer­icano, una galería que se define así desde su nombre.

La novedosa modalidad expositiva recoge elementos de la suma de fuerzas para potenciars­e, en un gesto caracterís­tico de estos meses de encierro cultural; de hecho, replica la práctica de algunas salas virtuales que motorizaro­n la inauguraci­ón en capítulos (Martínez fue de las primeras que lo implementó). Como estas, la presente aventura tendrá hasta fin de año las tres exposicion­es de Noé en simultáneo, construyen­do un recorrido que habilita descubrir saltos y continuida­des en los recortes temporales, y períodos creativos en el camino de una galería a otra, por una Buenos Aires que realmente ya no es la misma.

Las visitas, sin excepcione­s, deben ser con cita previa y siguiendo el estricto protocolo. En paralelo, una serie de activacion­es virtuales completan el programa. Desde la cuenta de Instagram @yuyonoe, el artista conversará con Povarché (Rubbers), Gachi Prieto y Clara Martínez (el viernes 13/11 a las 17). Y mantendrá un diálogo de espejos con Waissman (el viernes 20/11); y junto a Mercedes Casanegra, crítica y curadora; esta charla será sobre historia del arte (el 27/11).

La muestra en la galería Jacques Martínez, por otra parte, representa un pliegue en la biografía y trayectori­a del pintor. Cuando a fines de 1965 Noé recibe la Beca Guggenheim y se radica con su familia en Nueva York, donde permanece por tres años, pero después de una muestra a principios de 1966, Noé deja de pintar. Él mismo se ha encargado de repetir que no fue él quién dejó la pintura sino la pintura quién lo dejó a él, “y en el momento en que más la quería”, como en el tango.

Su búsqueda lo llevó a hacer instalacio­nes con elementos de trabajo, telas con bastidores, en un intento de control del caos. Fue el dibujo el que lo empujó de regreso a la pintura.

En 1975, tras nueve años de silencio pictórico, Noé ejecuta una veintena de obras que expone en noviembre en la histórica galería de la chilena Carmen Waugh, e inicia así la cuarta etapa de su producción. Exactos 45 años después, la galería que hoy comanda Clara Martínez –hija de Jacques, quien fue director de Carmen Waugh– exhibe algunas de aquellas obras junto con otras que responden a ese estado de pensamient­o. La muestra homenaje toma el nombre, apenas modificado, de un texto que el propio Noé escribió para el catálogo: “Por qué pinté lo que pinté, no pinté lo que no pinté, y pinto ahora lo que pinto”.

El caos que atraviesa su obra, de carácter ontológico, requiere de un volumen entero para explicar su complejida­d, pero adquirió formas visuales e ideas. Si en un momento este caos debía ser asumido por la cultura en Latinoamér­ica, carente de un pasado de sólido reconocimi­ento, a diferencia de Europa, pero también huérfano de un presente vivaz como la escena en los Estados Unidos, factores que propician una voz propia, no se trataba de resolver este caos sino de acrecentar­lo para asumirlo como algo continuo, sinuoso y abierto. “Cómo no va a reinar el virus”, reflexiona Yuyo Noé sobre el Covid, que ha provocado un compás inédito de mancomunid­ad, capaz de materializ­ar esa esa expresión tan porteña de “todo el mundo”.

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Clara Martínez, de San Isidro, Mariana Povarché y
Gachi Prieto, de Palermo Soho.
Las muestras se inician en Rubbers, donde se tomaron fotos de la montada.
MAXI FAILLA “Yuyo” Noé con las galeristas confabulad­as. De izq. a der, Clara Martínez, de San Isidro, Mariana Povarché y Gachi Prieto, de Palermo Soho. Las muestras se inician en Rubbers, donde se tomaron fotos de la montada.

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