Revista Ñ

MARCIA SCHVARTZ. UNA VISITA AL INFIERNO

Pinturas y objetos. La artista recorrió con Ñ su muestra, que retoma el imaginario de Dante. Creadas a partir de 2017, son obras llenas de rabia y desolación que, dice, nadie había querido exponer antes en Buenos Aires.

- POR JULIA VILLARO

Un pierna angélica y su pie se apoyan plácidamen­te sobre una cabeza, y la oprimen contra un río de excremento­s. En la pierna del ángel, plumas y ojos. En la cabeza –humana y verde– una expresión de resignació­n amarga. El cielo y el hediondo suelo tienen casi el mismo tono. Desolación. “En ese canto, Virgilio le dice a Dante que pise con tiento, porque están caminando sobre cabezas. Yo hice el pie de un serafín… y la cara de mi último enemigo”, cuenta Marcia Schvartz, y suelta una risa levemente maliciosa. La muestra de la artista en galería Vasari lleva por nombre Infierno, a partir de una de las tres partes que componen la Divina Comedia. Como a Dante, también a Marcia el descenso le devuelve imágenes escabrosas. A diferencia de él, ella baja sola.

Infierno se compone de un conjunto de varias pinturas de gran formato, colores brillantes y materia densa, junto a algunas esculturas y objetos. Cuerpos sofocados y sangrantes, cadáveres y agónicos, pájaros espectrale­s y poquísimo horizonte. Cualquier similitud con la actualidad no es mera coincidenc­ia, aunque lejos estaba Marcia de pensar en este virus cuando en 2017 comenzó a trabajar en la serie. “Vino la pandemia y el tema se puso sobre el tapete –dice– pero hace un par de años nadie quería exponer esto en Buenos Aires”. Y nadie lo hizo: datadas, en su mayoría, en 2017 y 2018, solo una parte de estas obras fue incluida en la retrospect­iva que el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén le dedicó a la artista dos años atrás. Por lo demás, permanecie­ron inéditas hasta ahora.

La mayor parte de las pinturas alude directamen­te a cantos dantescos, y despliega personajes mitológico­s o religiosos, medievales o antiguos en una versión muy libre. Hay perros rojos con cuerpo de pájaro y serpientes de dos cabezas. Hay ojos sangrantes. Hay ángeles negros. Hay muchas erinias. “Me encantan, porque son furias y son mujeres”, cuenta la artista. En varias obras, estas mujeres, que en la mitología griega buscan vengar a los criminales, cobran el cuerpo de la propia Marcia. Tal es el caso de una inmensa pintura, que destaca por sus tonos marrones, que puede verse al fondo de la segunda sala de la galería. Desnuda y en cuclillas, en esa pintura (llamada, en un giro anacrónico en relación al tema, “Psicoanáli­sis”) una mujer roe el cerebro de su propia cabeza duplicada. “Está pagando por su incordio. Roía el cráneo de su enemigo por dentro y por fuera. El rencor hizo que se terminara comiendo a ella misma”.

Ni en esta ni en otras pinturas hay un fondo que contenga a estas figuras fuera de serie. Algún que otro mar encabritad­o las conduce al naufragio, algún desierto las seca, algún cielo turbio les anuncia tempestade­s. Se trata de imágenes densas que no dan consuelo, ni siquiera uno mínimo que venga, como en otras series de la misma artista, por el lado del humor, la ironía o el desenfado.

“Como los perros que aúllan incomprens­iblemente –escribe Eduardo Stupía en el texto de sala que acompaña la muestra– o los pájaros que huyen sin razón de la zona donde habrá prontament­e un terremoto, hay quienes enuncian verdades proféticas sin siquiera darse cuenta de qué significa exactament­e lo que están haciendo, lo que están diciendo”. Oraculares pueden sentirse estas pinturas espesas. Marcia reconoce la innegable evocación de la alquimia y el esoterismo en estas obras: los ángeles cubiertos de ojos que en 2016 la cautivaron en el Museo de Arte Románico de Barcelona; las lecturas en clave sufí de la Divina Comedia; los pájaros kakuy; los cuarzos, los metales, los cristales; el fuego. Pero descree de los oráculos. “Acá ya estaba todo podrido antes de la pandemia, y no me refiero a Bue

nos Aires… Yo ya percibía, hace años que lo percibo, esa falta de salida, de aire, de horizonte, de espiritual­idad. Todo estaba (y está) muy oscuro, con muy poca perspectiv­a”. Profecía no, sensibilid­ad sí, y mucha.

Contrariam­ente a lo que podría suponerse, el infierno de Marcia es rebosante de colores. Más oscuras se vuelven las formas, más intensamen­te vibra la paleta. Como nunca en la pintura de esta artista. Cielos fucsias, fondos amarillos, violetas y turquesas que parecen anunciarse desde lejos, cuerpos que contorsion­an en pinceladas naranjas y ocres. Hasta el negro brilla. Marcia confiesa haberla pasado muy bien pintando. (Pintar es, de algún modo, estar de vuelta del infierno). También realizando los objetos, en cuyo abigarrami­ento de materiales de lo más disímiles –piedra, espejo, pelo, estaño– se percibe el tono de un conjuro. “Algunos objetos ya los tenía empezados, otros los había pensado y hasta dibujado, pero nunca los había hecho… los quemé y empecé a probar cosas. Le daba con el

soplete, probaba distintos metales, me hizo muy bien a la cabeza”. ¿La pintura como exorcismo? “La mía siempre, seguro”.

Entre tantas figuras demenciale­s, los ojos aparecen rojos de sangre (la sangre en el ojo) de rabia, con dolorosas máculas encima. Fuera o dentro de sus oquedades, ya eran parte, como otras figuras, del imaginario de Marcia. “Si tirás de las obras vas a encontrar las referencia­s a otras series y otras cosas que ya estaban en mi pintura –explica–. Las erinias que gritan, el tema de la venganza, cosas que ya venían desde Fondo, mi serie sobre el tema de los desapareci­dos, o que se ven en las tangueras, que tiene estas mujeres medio borrachas y medio suicidas”. Sin referencia­s concretas ni deliberada­s, otros profetas de la pintura, de Goya a Remedios Varo, de Caravaggio a Odilon Redon, se hacen presentes en estas obras, como si el arte y la historia (con sus infiernos y sus paraísos) habitaran fuera del tiempo. “Todo forma parte de mi trabajo inconscien­te, que tiene que ver con el odio, el rencor, el poder”. Las referencia­s están, pero Infierno trae un aplomo que difícilmen­te hayan tenido sus obras anteriores. Aquí la sombra es sombra, y el pesimismo no se camufla con nada. Y sin embargo.

Resulta algo curioso pensar que aquellos objetos, suerte de amuletos agnósticos, con sus ramas amarradas a las piedras, sus pelos (los de la propia Marcia) pegados a los marcos, sus vidrios quemados y esos rostros metálicos que penden y semejan pequeñas máscaras ceremonial­es, son quizás lo más mesiánico de la muestra, un cierto atisbo de optimismo. Su presencia ancla y sosiega la pesadilla desatada sobre las telas. Paradójica­mente, son las únicas piezas hechas durante este año de pandemia y forzado encierro.

La otra obra 2020 es “Kakuy”, un óleo nocturno, en el que el pájaro que le da nombre se sostiene, impasible, sobre una rama entre los espectros que parece estar contemplan­do. En el vigoroso trazo y la materia de sus plumas, la pintura es tan pura que nos hace olvidar de los infiernos (los dantescos, los marcianos, los virales). También en “Canto nono” la pincelada parece hacerse aún más presente y por un instante redimirnos. Allí la erinia suelta la voz y el cuerpo. Es la imagen de una fuerza simple y aún, contundent­e. En un negro habitado de colores, su cuerpo se recorta contra el fondo amarillo, y su pintura transmite una libertad conmovedor­a. “Está volando y buscando a quién se va a morfar ahora”, dice la artista. Lasciate ogni speranza, voi que entrate: el infierno –el de Marcia, al menos– está encantador.

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Marcia Schvartz
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 ??  ?? El psicoanáli­sis.
“Con rabia roía el cráneo por dentro y por fuera”, 2018. Técnica mixta sobre tela
150 x 180 cm.
“Ora acorri, acorri morte”, 2018. Óleo sobre tela, 155 x 120 cm.
El psicoanáli­sis. “Con rabia roía el cráneo por dentro y por fuera”, 2018. Técnica mixta sobre tela 150 x 180 cm. “Ora acorri, acorri morte”, 2018. Óleo sobre tela, 155 x 120 cm.
 ??  ?? Canto Ottavo. “Spirito bizzarro”, 2018. Óleo sobre tela, 130 x 115 cm.
Canto Ottavo. “Spirito bizzarro”, 2018. Óleo sobre tela, 130 x 115 cm.
 ??  ?? Canto Trigesimos­econdo. Oí que me decían: “Pisa con tiento”, 2018. Técnica mixta s/ tela, 160 x 180 cm.
Canto Trigesimos­econdo. Oí que me decían: “Pisa con tiento”, 2018. Técnica mixta s/ tela, 160 x 180 cm.
 ??  ?? Canto terzo. “La Barca”, 2018. Técnica mixta sobre tela, 100 x 200 cm.
Canto terzo. “La Barca”, 2018. Técnica mixta sobre tela, 100 x 200 cm.
 ??  ?? “Perché mi scerpi? Non hai tu spirito di piedade alcuno?”, 2018. Óleo s/tela, 150 x 110 cm.
“Perché mi scerpi? Non hai tu spirito di piedade alcuno?”, 2018. Óleo s/tela, 150 x 110 cm.
 ??  ?? “Ángel negro”, 2016-2019. Óleo sobre tela, 300 x 200 cm.
“Ángel negro”, 2016-2019. Óleo sobre tela, 300 x 200 cm.

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