“Aquí la industria nunca atiende al diseño”
Cristián Mohaded. Uno de los creadores jóvenes más consagrados en Europa, el catamarqueño Cristián Mohaded representará al país en la Bienal de Londres 2021 con “Monte abierto”, en cestería originaria.
Su estilo parece repartirse entre la exploración de los límites del artesanado y el archivo histórico del diseño en el siglo XX europeo, desde la esterilla de ecos vieneses hasta cápsulas vidriadas de estantes que evocan el zepelín.
Cristián Mohaded nació en el campo catamarqueño en 1980 y se graduó en la carrera de diseño industrial en la Universidad Nacional de Córdoba (FAUDI) . Entre sus actuales clientes internacionales de mobiliario figuran marcas resonantes de alta gama, como Roche Bobois, Serge Bensimon y Habitat, pero mantiene un lazo con el mercado argentino. Aquí se siguen fabricando su colección de sofás Cerco, en Nosten, un estudio de punta en Rosario, y sus banquitos de cartón y bibliotecas de tijera (en Dos26, un estudio de arquitectos porteños exquisito y sin esnobismos). También se venden sus alfombras. Si Mohaded empujó la cestería contemporánea a la creación de luminarias -emplea la fibra natural ‘simbol’, que crece en Catamarca-, logró aprovechar el confinamiento en su taller de Córdoba levantando lo que será “Monte abierto”, una ambiciosa estructura de junco en colaboración con el artesano Lorenzo Reyes, que representará al país en la Bienal de Diseño de Londres, en junio.
Dos piezas de su colección Entrevero -los jarrones Raza, en colaboración con Santiago Lena, y su banco Aro, de hierro y cuero trenzadofueron adquiridas a fines de 2018 por el Museo de Arte de Filadelfia. En su faceta de artista, lleva su obra la galería Valerie Goodman, de Nueva York. Así conversó por teléfono desde Córdoba.
-¿En qué medida creés que este ciclo de confinamiento cambiará el diseño de la vivienda? –Las crisis demandan que pongamos nuestra atención en ellas, y la pandemia nos demostró nuevamente esto. El diseño tiene el deber de dar respuestas a estos nuevos escenarios. Porque históricamente es la respuesta a los problemas, es una disciplina que tiene herramientas muy importantes para ofrecer a la ciencia, a la educación, a la política, a la salud y otras áreas en la que la sociedad espera soluciones para llevar una mejor calidad de vida.
–Si esto se prolonga más allá de 2021, quizá también el espacio público tendrá que ser reimaginado con nuevos criterios.
–Es que la sociedad entera tiene hoy en sus manos el deber y la responsabilidad de repensar los modos y modelos de consumo. La industrialización desfrenada y el mal uso de nuestro recursos lo demuestran. Una parte de la sociedad se esta dando cuenta de esto: qué consumimos, qué comemos, qué usamos, de dónde viene cada cosa, cómo de hace, qué materiales la componen, dónde terminan estos productos. El diseño tiene un rol clave dar soluciones sostenibles, para hoy y para el futuro de las nuevas generaciones, No podemos seguir amenazando a nuestro planeta, nuestro único hogar.
–Vas a la Bienal de Londres con “Monte abierto”, en colaboración con un artesano local. Es un proyecto vinculado a tu colección de piezas de fibras vegetales trenzadas. ¿Cómo podemos potenciar el diseño argentino cuando el núcleo industrial sufre tantos obstáculos?
–Desde mi lugar como diseñador industrial, entiendo que la industria argentina nunca le ha dado al diseño un lugar estratégico o destacado para fortalecerse, para madurar y crecer. Se debe una visión errada y no favorable para la disciplina, cargada de conceptos de lo que definimos y entendemos como diseño. Sin entender el valor que el diseño puede tener para una sociedad y una economía, como sí lo advirtieron otros países muchas décadas atrás. Pero también creo, como dije antes, que estamos atravesando un momento único y debemos ser capaces de demostrar que el diseño fortalecer las industrias, nuestros saberes y economía. Hoy existe una gran oportunidad para que esto suceda. El diseño puede demostrar el valor real y tener objetivos más integrales y maduros.