Revista Ñ

Rock gótico con dramatismo tanguero

Chillan Las Bestias. Casi farsante, el tercer álbum del grupo, se nutre de la melancolía arrabalera para contar las andanzas de un hombre común.

- POR GABRIEL PLAZA

Santa María se llamaba ese lugar inventado por Juan Carlos Onetti para un ciclo de novelas, entre ellas, La vida breve, con las imágenes de ese territorio de tránsito entre Buenos Aires y Montevideo: un paisaje fantasmal, que podría ser la escenograf­ía donde encallan las canciones de la agrupación Chillan Las Bestias. Formado por Pedro Dalton (voz), Luis Filipelli (guitarra eléctrica), Marcelo Fernández (guitarra acústica), Pablo Ferrajuolo (bajo), Franco Varise (teclados), Marcos Camisani (violín) y José Navarro (batería), el grupo surgió en 2012 de la unión de cuatro músicos de Buenos Aires, ex integrante­s de la banda porteña Angela

Tullida, y dos de Montevideo, piezas fundamenta­les del grupo de rock Buenos Muchachos. Juntos crearon un universo sonoro y estético que se nutre del imaginario del Río de la Plata, la tensión de la milonga negra de Zitarrosa, el dramatismo del tango y las influencia­s del rock, el post punk y la presencia del sonido “dark” de los 80.

Casi farsante, el tercer disco de Chillan Las Bestias, editado por el sello uruguayo Bizarro, es un inventario salvaje y emocional sobre la melancolía, el dolor, el momento antes de la caída, el pulso frenético y asfixiante de la ciudad, y el vacío rutinario de los días normales. Es la película de un tipo común, o en definitiva de estos siete músicos pasando por todos esos estados. La atmósfera de estas diez nuevas canciones es densa y brumosa como en un puerto abandonado a la madrugada: instantáne­as de caminatas nocturnas entre vías muertas y adoquines, luces de neón reflejadas en el asfalto, las nubes violetas antes de la tormenta y el clima de sopor en un atardecer entre cuatro paredes.

Pedro Dalton, poeta, ilustrador, cantante y compositor de esa banda fundamenta­l de la escena uruguaya llamada Buenos Muchachos, le pone el cuerpo a estas letras que suenan a tangos malditos. Dalton vibra, montado sobre el mantra de rock oscuro compuesto por el ala porteña del grupo. Deudores de Nick Cave y, también, de la gravedad de Tata Cedrón, tocan una cuerda visceral que explota en canciones como “C.a.B.a” (la letra que hubiera escrito Ian Curtis de Joy División si hubiera conocido Buenos Aires), la marcha sarcástica “Casi farsante” y el requiem de despedida “Hangar”, dedicada al guitarrist­a Marcelo “Chacha” Chiachiare, que murió cuando estaban empezando a componer los temas de este disco. Un hombre con cabeza de cuervo aparece en el arte de tapa del álbum y la referencia a Edgar Allan Poe, completa el imaaquella

ginario gótico de la banda rioplatens­e.

Asomarse a la música de Chillan Las Bestias es un poco como rendirse ante ese relato maestro de Poe, “Un descenso al Maelström”, donde el personaje principal cuenta cómo se va hundiendo su barca chupada por un remolino de mar y, resignado a morir, se entrega a la belleza del abismo, ese ojo que parece mirarlo desde el fondo, hasta que finalmente sobrevive. Muchas de las canciones de Chillan Las Bestias se parecen a ese remolino interno de emociones del que finalmente se sale más entero. O más roto por dentro.

El gesto cancionero y los estribillo­s con carga épica diferencia­n al álbum Casi farsante de sus trabajos anteriores –el disco debut de 2013 conocido por la ilustració­n con el hombre con cabeza de vaca, y el de 2017, con cabeza de mono. Pero la marca de Chillan Las Bestias, ese alegato inconformi­sta y rebelde de espíritu punk, sigue intacta y aparece desde el primer tema del disco, “Un dedo tapa el sol”. El solo de un violín disonante tensa el clima. Un acorde en el piano da pie al pulso de la batería, la guitarra eléctrica repite un puñado de notas que se suspenden en el aire. Dalton irrumpe en la canción con esa voz de niebla con aliento a tabaco, resaca y madrugadas.

Al final, todos los instrument­os se estrellan en un cierre violento. Es un comienzo catártico para un disco que no baja su voltaje emocional hasta el fin del viaje y deja con un nudo en la garganta: el grito desmesurad­o de Dalton expresa el dolor de un hombre que carga con su propia cruz y, por momentos, con la de todos.

 ??  ?? Chillan Las Bestias, una agrupación de músicos porteños y montevidea­nos.
Chillan Las Bestias, una agrupación de músicos porteños y montevidea­nos.
 ??  ?? Casi farsante Chillan las bestias
Bizarro Disponible en plataforms digitales
Casi farsante Chillan las bestias Bizarro Disponible en plataforms digitales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina