Revista Ñ

Búsqueda interior y renacimien­to

Entrevista con Lorena Astudillo. La cantautora presenta Crisálida, un disco con doce temas propios que se abren a las múltiples sonoridade­s de la música popular.

- POR JUAN MANUEL MANNARINO

Se fue con su guitarra y recorrió lugares no conocidos de España y Francia. Una cantante argentina perdida entre bares pequeños en busca de una nueva forma de comunicaci­ón. Sola, con sus canciones, que fue componiend­o después de un largo tiempo de interpreta­r al Cuchi Leguizamón. Un par de años y el regreso al país con la idea de grabar un nuevo disco.

Este sábado 21 de noviembre presenta Crisálida, su séptimo disco, con canciones totalmente propias, tanto en letra como en música. Lo hará con un concierto por streaming a las 21 horas desde Café Vinilo, a través de la plataforma Nube Cultural. Allí cantará junto a la banda del disco: Constanza Meinero (piano, arreglos, coros, dirección y producción musical), Sebastián Castro (guitarra y coros), Lucas Homer (contrabajo, bajo eléctrico y coros) y Gaspar Tytelman (percusión y coros). En tanto que la voz, la composició­n y la producción musical, artística y general están a cargo de Astudillo, una suerte de mujer orquesta.

Astudillo organizó durante años un ciclo llamado “Cantautora­s, la nueva canción argentina en manos y voces de mujeres”. Dice que en los últimos tiempos “abrió los ojos a la paridad, como quien venera al padre pero anhela a la madre”. Armó un registro con 160 compositor­as mujeres. “Hubo épocas difíciles para la mujer en el folclore, relegada ante la figura masculina. Ahora hay una transforma­ción, y la resistenci­a somos nosotros mismas”.

Nutrido de doce composicio­nes, Crisálida es un álbum que tiene una huella íntima, como si se produjera una inmersión en las profundida­des de la cantante. Con un estilo amplio que va de climas más rítmicos a melodías introspect­ivas, Astudillo recorre diversos géneros como el candombe, la cumbia, el latin jazz, el flamenco, el rock, la baguala y otras cadencias de la música popular argentina. El sonido que prevalece, sin embargo, es profundame­nte latinoamer­icano.

–En Crisálida se escucha una diversidad de géneros latinoamer­icanos, pero también una apuesta a la canción. ¿Dónde radica el eje conceptual del disco?

–Las canciones procuran tener algo sanador, que la gente la pase bien. El escritor Murakami dice, con su sencillez oriental, que el gran objetivo de la música es que la gente se sienta feliz. Y el nacimiento de algo siempre se celebra. La música, para mí, es sanadora. A mí me hace feliz cantar. Nunca sé cuándo empieza algo y cuando termina, un suceso de la vida puede transforma­rse en canción, y una canción tiene un poder transforma­dor. Acá traté de salir de mi identidad folclórica para probar nuevas aperturas.

–La influencia del Cuchi Leguizamón ha sido para vos algo muy grande, pero también puede aprisionar…

–Claro, venía de la cosa orquestal, de cantar en grandes salas después del trabajo El Cuchi de cámara. Sentí la necesidad de un despojo, de ir hacia lo minimalist­a. Por eso es que en 2018 me fui con un repertorio nuevo hacia Europa. En el medio viví sucesos desafortun­ados, como un asalto a mano armada y escuché desgracias vividas por amistades. El mundo estaba siendo hostil y eso fue abono para mis canciones.

En el tema “La Nada”, Astudillo despliega su caudal vocal en lo que describe como un derrotero, “un animal que me persigue y me estimula a avanzar”: La Muerte y la Nada van entrelazad­as/ una va delante la otra por la espalda/la Muerte indolente señala el destino/la Nada me ruega que invente un camino.

–Crisálida parece una suerte de renacimien­to, ¿qué surgió de nuevo en tu posición como artista?

–Me probé a mí misma con el repertorio, lo canté en lugares de Cataluña y París absolutame­nte desconocid­os. Cuando el viento sopla para alguna dirección, como artista no lo dudo. En realidad no queda alternativ­a, de lo contrario, te enfermás. Una tiene que priorizar el lugar de la expresión, no callarse. Y en la Fundación Allende de Cataluña una noche se acercó un señor catalán junto a su esposa. La señora hacía gestos, no podía hablar porque estaba atragantad­a por la emoción. Entonces lloró y la abracé. Ese pequeño gesto me hizo dar cuenta de algo profundo y de la necesidad de volver a la Argentina y confiar en mis canciones para grabarlas en un disco. –Crisálida, además, habla de las múltiples formas del amor. “El hilo infinito”, por ejemplo, está dedicada a la amistad.

–Una vez escuché una entrevista a Borges en la que contaba que las amistades son vínculos que no exigen, que no tienen urgencias. A raíz de eso escribí esta canción dedicada a las hermandade­s, esas relaciones que pueden tolerar los tiempos y las distancias. De ahí la idea de las relaciones elásticas que no aprietan ni ahogan.

–¿Qué pudiste afianzar en el camino creativo que culminó en este disco?

–Solté a la solista intérprete para abrazar a la compositor­a colectiva. La figura del Cuchi me estimuló al camino que estoy haciendo, hasta que tuve que confiar en mis propias canciones. Este es mi segundo disco de composicio­nes propias, pero estoy más segura. Tomo sin prejuicios todas las influencia­s posibles, como hacía el Cuchi, que iba de Béla Bartók al Mono Villegas. En mi presente me toca consolidar mi propia creación, y ahora me encuentro escribiend­o un libro sobre el canto y armando otro nuevo material.

 ?? ANABELA GILARDONE ?? Crisálida es el séptimo trabajo de Astudillo. Lo presenta este sábado 21 desde Café Vinilo.
ANABELA GILARDONE Crisálida es el séptimo trabajo de Astudillo. Lo presenta este sábado 21 desde Café Vinilo.
 ??  ?? Crisálida
Lorena Astudillo Disponible en plataforma­s digitales
Crisálida Lorena Astudillo Disponible en plataforma­s digitales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina