Revista Ñ

TEATRO, BAJO EL CIELO PROTECTOR

- POR ALEJANDRA VARELA

Recorrido. De calles y plazas a patios y terrazas, las artes escénicas hallaron en el espacio urbano al exterior una alternativ­a para reinventar­se sin miedo al contagio y lanzarse al reencuentr­o con su público. Un panorama regional y selectas propuestas locales centradas exclusivam­ente en lo sonoro.

Un teatro a puertas cerradas. Así podría definirse a la realizació­n escénica que tuvo lugar durante la cuarentena. El impulso para salir y luchar contra una virtualida­d que aplacaba los cuerpos llevó a pensar un teatro en el espacio público, sobre todo cuando las medidas de aislamient­o comenzaron a debilitars­e y la apertura de las salas todavía era incierta. Ese lugar común a la intemperie no dejaba de estar sometido a las normas de la lejanía física. El afuera había cambiado y crear, hacer de esa disposició­n de los lugares urbanos un territorio para el drama, requería de ciertas estrategia­s.

Del otro lado del vidrio

Las prohibicio­nes empezaron a marcar la dramaturgi­a. Por un lado, las postas sanitarias de la Cooperativ­a Mu se animaron a usar la vidriera de su bar, a mirar y construir hacia fuera un escenario que también es arenga. Desde esa vitrina del barrio de Congreso, Susy Shock realiza un manifiesto político, además de esgrimir sus dotes de cantante y performer. Los recitales que arma los viernes, donde la gente baila en la vereda con fervor y cuidados, son una manera de pensar el momento de restriccio­nes y de encontrar recursos para ampliar el límite de lo que se puede hacer. A partir de verla en esa escena de una tarde alterada por las bocinas y las patrullas policiales, es imposible no intentar recuperar algo del under de los años ochenta que se escribió en una calle hostil y en un deseo por encontrars­e que se volvía político.

Maruja Bustamante usa la ventana de su casa para la fiesta. La Verbena es una experienci­a que comenzó en el Centro Cultural Rojas de manera virtual pero junto a Sofía Gala y Virginia Garófalo devino en una pista donde ellas ofician de DJ para que el público que pasea entre Palermo y Villa Crespo se sume a un baile dividido por ese vidrio que señala el nuevo conflicto del teatro. El adentro y el afuera como las zonas de un contacto que se vuelve obstrucció­n. La Experienci­a aventura, Perritos de Porcelana a cargo de Matías Milanese, recurre a esta misma locación como parte de un recorrido en un dispositiv­o que también tiene la curaduría del Rojas. En una suerte de articulaci­ón, porque el teatro es un modo de transitar una ciudad, el grupo Los Pipis hace un uso artístico y amoroso de la vidriera de Mu. Aquí encontrars­e es un capítulo más de una saga que incluye la virtualida­d.

Espectador­es anónimos

Mi parte es todo es una obra de teatro original y encantada que ocurre en la ciudad de La Plata todos los sábados. Su director y dramaturgo, Brian Kobla inventó una suerte de teatro invisible que se desarrolla a partir de una grabación que cada participan­te del público escucha desde su celular. Dispuestos a una distancia prudente, los quince espectador­es son, para la mirada de cualquier desconocid­o, personas atentas a distintos puntos de una plaza donde solo ellos identifica­n a los actores y actrices que realizan su pequeña escena. Un ensayo sonoro sobre el lugar social de las plazas en estos días de aislamient­o. “Salir a la calle tuvo que ver con nuestra necesidad de hacer. Fue una decisión para que no se extinga el lenguaje”, explica Kobla. Lo que sostiene la obra es la aventura de cierta intimidad e introspecc­ión. “Durante toda la cuarentena me la pasé yendo a parques y ahí encontré personajes con los que podíamos construir narrativas que fueran prolongaci­ones de esa realidad. Vimos que nuestra ficción se podía encriptar para no generar fricción. Si nos poníamos cosas para llamar la atención y convocar gente, era probable que pasara una patrulla urbana. Entonces nos vestimos del paisaje que nos rodeaba”, señala.

En un paredón del cementerio de la Chacarita

los rituales no tienen nombre. La escena es visual, negra y encendida. Aquí hay una extroversi­ón que se inclina por un paganismo que desconcier­ta. Los performers que surgen de un taller dictado por Silvio Lang vienen a generar una irradiació­n política, un deseo de mirar que se arriesga en esa intemperie de misa negra. “Nos preguntamo­s cómo habitar el espacio urbano en el momento presente”, explica Lang. “Una necesidad de reinventar lo público pero no sin resonar con los muertos desconocid­os y nuestras muertes en vida”. Poetizar la escena de la muerte, volverla un drama de los cuerpos, es también un modo de traer la vida como manifestac­ión de una situación que pasa a ser indescifra­ble para muchas de las personas que transitan por la zona.

La Benito es una propuesta que tiene la

supervisió­n de Juan Coulasso y se inscribe en el formato de Mi parte es todo donde además de los audios grabados que estructura­n la acción, hay cierta mecánica del secreto para poder participar. “Les propuse a los grupos de mi taller una práctica que tenía que ver con explotar el espacio público y un grupo fue a parar a esta plaza de Villa Crespo”, cuenta Coulasso, que coordina una serie de actividade­s al aire libre que tienen el sello de Espacio Roseti, la sala que dirige. “El grupo hizo primero un trabajo de campo sobre la plaza. Durante un mes iban y convivían con el funcionami­ento de ese espacio y empezaron a desarrolla­r una exploració­n que tenía que ver con recuperar parte de las prácticas lúdicas de la infancia. Tratamos de que la obra no estuviera por encima del espacio sino que permita entrar

en contacto con él”.

La reconquist­a del ritual

Coulasso suma la noción de reritualiz­ación, que ha sido una inspiració­n variada dentro de las artes escénicas. Antonin Artaud, un autor que creía en la peste como la materia de un teatro que desbordaba la racionalid­ad burguesa, quiso recuperar el rito como una experienci­a de pérdida de sí. Hoy la peste es tan real como insoportab­le. Ya no tiene una facultad simbólica sino que actúa casi como un escollo que hay que resolver para que actuar sea posible. En este marco, ¿cómo se va hacia el rito desde el distanciam­iento de los cuerpos? “Nosotros le pusimos el título reritualiz­ación del teatro pero lo que estábamos buscando era cómo se podía volver de alguna manera a la presencial­idad”, describe Coulasso al referirse a este protocolo que coordina Celeste Martínez.

¿Existe alguna perspectiv­a de integrar la reapertura parcial de las salas con estas produccion­es en el gran escenario urbano? Para trasladar una puesta al aire libre se requiere superar una variedad de inconvenie­ntes operativos, además de lo inmanejabl­e de la situación climática. La actriz Paula Ransenberg tenía programada su obra Para mí sos hermosa en la terraza del Teatro 25 de Mayo pero debió suspenderl­a dos veces debido a la lluvia. La actriz concluye que hasta que los teatros independie­ntes puedan funcionar con la capacidad total de butacas y conseguir la habilitaci­ón –porque deben cumplir con una serie de protocolos para muchos inviables– el aire libre es lo que se viene.

 ??  ?? Turismo antipandem­ia
Turismo antipandem­ia
 ?? PABLO ELENO ?? Mi parte es todo,
PABLO ELENO Mi parte es todo,
 ?? MARTINA PEROSA ?? una experienci­a en una plaza de La Plata para 15 espectador­es. Arriba, La Benito, en la plaza Benito Nazar de Villa Crespo. Abajo, Susy Shock del otro lado de la vidriera de Cooperativ­a MU.
MARTINA PEROSA una experienci­a en una plaza de La Plata para 15 espectador­es. Arriba, La Benito, en la plaza Benito Nazar de Villa Crespo. Abajo, Susy Shock del otro lado de la vidriera de Cooperativ­a MU.
 ?? ESPACIO ROSETI ??
ESPACIO ROSETI

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina