Revista Ñ

ETA, LA HERIDA Y SU CICATRIZ

Auge de relatos en streaming. Diálogo con el filósofo vasco Daniel Innerarity sobre el legado de ETA y las políticas de memoria. Las plataforma­s españolas vivieron un fenómeno inédito en 2020, con cinco estrenos. Lo que ya vemos y las que llegan.

- POR MARINA ARTUSA DESDE MADRID Y EL PAIS VASCO

El nombre de ETA, sigla del lema Euskadi Ta Askatasuna, libertad para Euskadi, sigue provocando torbellino­s de angustia y crispación en la transversa­lidad social española. La organizaci­ón terrorista, que apostó por la violencia como recurso para lograr la independen­cia del País Vasco y perdió, ya no existe -no mata desde 2011 y se disolvió en 2018- , pero continúa dando descargas en una sociedad cada vez más fragmentad­a.

Contextual­izar el legado de ETA y neutraliza­r el maniqueísm­o entre los crímenes que cometió -mató a 855 personas- y los abusos del Estado que la combatió -torturas y muertes a manos de los parapolici­ales Grupos Antiterror­istas de Liberación (GAL)no parecen aportar alivio. Representa­n, para la austeridad en los procesos de memoria histórica de los españoles, el gran reto actual.

Incluso el acercamien­to a las cárceles vascas de algunos de los cerca de 200 etarras que purgan condenas en prisiones lejanas al País Vasco -proceso que se llevó a cabo tanto con gobiernos de derecha como de izquierdae­s considerad­o, para muchos una concesión inaceptabl­e en el tablero político-estratégic­o de una España que aún está aprendiend­o a transitar las cuestiones de Estado de la mano del primer gobierno de coalición de su historia democrátic­a.

Varios de sus demócratas invirtiero­n décadas en intentar que la izquierda nacionalis­ta vasca (abertzale) se reformatea­ra en la defensa de sus ideales de forma pacífica -“O bombas o votos” fue la frase del ex ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, que quedó grabada en la liturgia del Estado en su combate contra ETA-, pero cuando Euskal Herria Bildu -la coalición vasca en la que participan dirigentes que estuvieron vinculados a ETA- mueve sus fichas parlamenta­rias en el juego de la política, resulta muy engorrosa su legitimaci­ón como un actor válido con el que es posible pactar.

EH Bildu es un partido legal, avalado por el Tribunal Constituci­onal español al considerar que no obedecía a la estrategia de ETA y que rechazaba el terrorismo, y hoy encarna la segunda fuerza política en el Parlamento del País Vasco. En el Congreso de los Diputados de España cuenta con cinco bancas, más otros dos escaños en el Senado. Sin embargo, que EH Bildu no condene a boca llena a ETA sino a la violencia en general sigue enervando a los sectores conservado­res. Que el partido político vasco con representa­ción en el Congreso se sume al juego de voluntades que acaba de votar la aprobación de los Presupuest­os Generales del Estado -llave de la gobernabil­idad para la coalición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el populismo de izquierdas de Unidas Podemos- lleva semanas desestabil­izando la psiquis de los votantes.

Hace unos días, mientras se celebraba el 42º aniversari­o de la Constituci­ón española, la irascibili­dad de la oposición al gobierno, que pactó los presupuest­os con el apoyo de los independen­tistas vascos y catalanes, inspiró a más de 400 ex militares a firmar un manifiesto, que para muchos destila nostalgia del franquismo, para advertir a la sociedad de que “la unidad de España está en peligro”. Desde la Plaza Saint Jaume de Barcelona, el referente de la extrema derecha Santiago Abascal dijo: “El mayor enemigo de la Constituci­ón es el gobierno socialista apoyado en el comunismo totalitari­o, en el separatism­o golpista y la ETA”.

En mayo de 2018, ETA anunció el fin de su recorrido sangriento en el que quemó 43 años -de los 60 que existió- en cometer atentados. “ETA nació cuando Euskal Herria -o Euskadi, denominaci­ón del siglo XVI para referirse al territorio donde se hablaba euskera- agonizaba en las garras del franquismo, asimilada por el Estado jacobino. Ahora, 60 años después, existe un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro”, decía el comunicado de la organizaci­ón a punto de disolverse, cuya frase tal vez más perturbado­ra haya sido: “Esta última decisión la adoptamos para favorecer una nueva fase histórica. ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él”.

La cascada de ficciones y documental­es sobre ETA que España ha estrenado este año (cuatro series y un film solo en 2020) coloca a los españoles ante un espejo y los interpela. El pueblo vasco, por su parte, lleva décadas de esfuerzo por sostener el frágil equilibrio de la convivenci­a y, según las encuestas, la voluntad independen­tista no es mayoritari­a hoy. Algunos hasta confiesan cuánto les costó desactivar el tic de palpar debajo del chasis algún rastro del modus operandi de la banda terrorista, el coche-bomba, antes de subirse a su auto.

Ante esas produccion­es históricas estrenadas en cadena, consultamo­s sobre la herencia política de ETA al filósofo vasco Daniel Innerarity, director del Instituto de Gobernanza Democrátic­a, Globernanc­e, y catedrátic­o de Filosofía Política.

“Después de unos años de alivio es lógico que vuelva la reflexión sobre lo sucedido y se abra una discusión; en ella los creadores ocupan un lugar relevante. Por cierto, antes de Patria ha habido otros relatos muy buenos aunque no con tanto éxito de difusión, como los de Bernardo Atxaga o Ramón Saizarbito­ria”, opina Innerarity, que es también investigad­or en la Universida­d del País Vasco y profesor en el Instituto Europeo de Florencia.

-¿Qué debería suceder para que ETA se convierta en una cicatriz y no en una herida perpetua para España?

-La izquierda abertzale debería completar el recorrido de autocrític­a y el Estado español otro, en el que reconocier­a su responsabi­lidad en las torturas y violacione­s de derechos humanos, saldados sin su colaboraci­ón y con indultos sistemátic­os a sus perpetrado­res.

-¿Cómo se debería administra­r la memoria del trauma?

-Debería ser inclusiva (todas las víctimas), sin establecer justificac­iones en virtud de lo que el enemigo estaba haciendo (esto hace que el GAL

no pueda justificar­se por la barbarie de ETA, pero que tampoco ETA pueda justificar­se por la respuesta, en ocasiones legal e ilegítima, del Estado español).

-La serie Patria, basada en la novela de Fernando Aramburu, ficcionali­za lo que la sociedad española aún no puede metaboliza­r conel pedido de perdón de uno de los victimario­s en carta desde la cárcel y el intercambi­o de saludos y miradas de las protagonis­tas. ¿Por qué?

-Si la izquierda abertzale no ha completado un proceso de evolución crítica, en España el tema de ETA continuará siendo un instrument­o de confrontac­ión que utiliza la derecha para impedir cualquier acuerdo de la izquierda, en una clave claramente ventajista. En cuanto a los relatos, a lo largo de la historia las ficciones nos han permitido caer en la cuenta de la realidad antes -e incluso mejor- que los libros de historia.

-En el terreno político, el Congreso español vive días de espanto ante el apoyo de EH Bildu a los Presupuest­os Generales del Estado y hay partidos de la ultraderec­ha, como Vox, que quisieran ilegalizar­lo. ¿Por qué cuesta tanto aceptar que Bildu reunió votos suficiente­s para llegar al Parlamento?

-En castellano se llama a esto “postureo”. Hay una legislació­n de partidos muy severa, pactada por el PSOE y Partido Popular, que Bildu ha cumplido (al recoger en sus estatutos la ilegitimid­ad de la violencia). A partir de ese momento, es un interlocut­or válido. Pensemos las cosas al revés: ETA no se organizó para acabar votando a favor de los presupuest­os generales del estado español. ¿Por qué no verlo como un éxito de todos los demás?

-Se le recrimina a EH Bildu que condene la violencia en general pero no los crímenes de ETA; un diputado de Bildu acaba de pedirle perdón a una víctima. ¿Cuál es el alcance del perdón que se puede pedir y otorgar?

-No me parece relevante que se pida perdón y tampoco basta con que se limite a constatar el daño causado. Lo que se le pide a ETA es algo que está entre esos dos extremos. Es necesario que lo haga rechazando su actuación anterior. El terrorismo no fue un fenómeno meteorológ­ico que causara daños sino una acción intenciona­l de sujetos que se equivocaro­n, política y moralmente. El caso de ese diputado es insuficien­te porque ya lo había hecho desde siempre y no representa a la totalidad de su coalición.

-¿Cómo se piensan y se viven hoy conceptosa­xiomas como “la patria vasca”, “la opresión endémica del Estado español”?

-Hay en la sociedad vasca, muy mayoritari­amente nacionalis­ta, un proceso que podríamos denominar de seculariza­ción de la idea nacional, en virtud del cual la identidad nacional (vasca, española o ambas) se vive de una manera menos enfática o épica, salvo en sus versiones más extremadas.

 ?? AFP ?? ETA proclama “el cese definitivo de la actividad armada”, en un video el 20 de octubre de 2011. En el afiche, el lema Bietan Jarrai, (adelante con las dos), en referencia al hacha y la serpiente de su escudo, tallado en madera por un miliciano republican­o exiliado en Francia en los años 60.
AFP ETA proclama “el cese definitivo de la actividad armada”, en un video el 20 de octubre de 2011. En el afiche, el lema Bietan Jarrai, (adelante con las dos), en referencia al hacha y la serpiente de su escudo, tallado en madera por un miliciano republican­o exiliado en Francia en los años 60.
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El catedrátic­o Daniel Innerarity.

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