Obra grupal, lejos del protagonismo
En 1998, la invitación a nosotros, los artistas, fue para mí una emoción porque se consideró al arte necesario para contribuir a encontrar a los nietos desaparecidos. En aquel momento, tanto la dirección del Centro Cultural Recoleta como Abuelas esperaban una obra de cada uno de los artistas invitados. Bastó que nuestro colega Daniel Ontiveros dijera cuál era la idea para su obra, las fotografías de los desaparecidos junto a espejos que, a su vez, cualquiera de nosotros podría reflejarse, así como los nietos reconocer a sus padres al mirarse, para acordar entre todos que esa era la idea-proyecto conceptual por la que debíamos trabajar. Una obra grupal sin protagonismos narcisistas, sólo teniendo en cuenta los objetivos. Que esta muestra, 22 años después de haber sido concebida, se encuentre en el ámbito del Parque de la Memoria es emblemático de la criminal dictadura cívico-militar que nos tocó combatir, vivir y sobrevivir.