Un conmovedor reconocimiento de los rostros
Veintidós años son más que suficientes para que una idea se pueda enriquecer. La exposición Identidad fue una idea matriz que se desarrolló en base a un conmovedor reconocimiento de los rostros. Creo que hoy los artistas bien podríamos hacernos cargo de esa idea, renovarla y, a su vez, aplicarla no sólo en una nueva Identidad, sino también en otras áreas del conocimiento humano, que tanto nuestro país como el mundo entero necesitan.