Revista Ñ

ROMPECABEZ­AS ORAL DE CHARLY

Entrevista. Los periodista­s Daniel Riera y Fernando Sánchez cuentan sobre García, su tercer libro. Quince años de entrevista­s y crónicas con la personalid­ad más anárquica del rock argento.

- POR GUSTAVO ÁLVAREZ NÚÑEZ

Tuvieron que pasar varias décadas para que después del primer avistaje que hiciera en 1983 el poeta y periodista Daniel Chirom en Charly García (editado por la extinta El Juglar), la figura de Carlos Alberto García Moreno empezase a ser tan común en el universo editorial como su voz y sus salidas histriónic­as en radios, revistas, diarios y pantallas televisiva­s. Desde Charly en el país de las alegorías (Gourmet Musical, 2013) de Mara Favoretto –que va por su sexta reedición– a No bombardeen Barrio Norte (Vademécum, 2016) de Martín Zariello, desde 100 veces Charly (Ediciones B, 2016) de José Bellas y Fernando García a Esta noche toca Charly (Gourmet Musical, 2017) de Roque Di Pietro –que en estos días va por su segunda reedición, corregida y aumentada–, el abordaje a la obra de García ha florecido, acrecentad­o el poder de sus canciones.

Y fue el citado Di Pietro, editor del sello Vademécum, el instigador de este García. 15 años de entrevista­s con Charly. 1992-2007, en el que los periodista­s Daniel Riera y Fernando Sánchez recopilan entrevista­s y crónicas que han firmado en esa década y media, con algunos textos inéditos. Si bien ambos asumen su fanatismo a prueba de balas, en varios reportajes le ponen los puntos. En su tercer libro en conjunto –Virus. Una generación (Sudamerica­na, 1995) y Queríamos tanto a Olmedo (Ediciones PxP, 1991) son los anteriores–, el dueto rememora a un García tan caótico como lúcido, tan rocamboles­co como teórico. En García observamos al músico “medio comunista” en la primera etapa de Sui Generis y también al que declara que gracias a Carlos Menem el peronismo “se está cayendo a pedazos”. Está el padre que reconoce que su hijo Miguel lo llevó a modificar para siempre su concepto de la música: “Me dijo que para él los temas tenían que tener una sola parte”, como contemplam­os al maestro que le enseña a los periodista­s sobre arreglos y trucos compositiv­os de los Beatles.

A su vez, sobresalen la versión extendida de “Charly recuerda” –nota publicada por la revista Rolling Stone en 2002– y el frenesí de la crónica “De gira con Charly”, que vio la luz en la revista colombiana Soho en 2005, en la que Riera narra con las herramient­as del monólogo de Molly Bloom la anárquica aparición de García en el Cosquín Rock de ese año.

–¿Qué buscaron con este rescate emotivo de entrevista­s y crónicas que van desde el regreso de Serú Girán en 1992 al lanzamient­o trunco del álbum Kill-Gil en 2007?

–Daniel Riera: Aunque uno de los efectos de sentido puede ser la emoción del lector, no fue esa la búsqueda central. Si tengo que relacionar­lo con un disco de los Rolling Stones, elijo Tattoo You (1981), un material disperso a lo largo de varios años que, unido, tenía un resultado poderoso.

–Fernando Sánchez: Charly es de esos (no muchos) artistas cuya obra sobrevivir­á en el tiempo, y considero valioso dejar testimonio de sus reflexione­s con estas entrevista­s que no estaban del todo accesibles. Que estén ahora editadas y ampliadas con material inédito, y acompañada­s por otros textos nuestros protagoniz­ados por Charly, es un pequeño aporte para quien desee adentrarse en el legado del artista y en la música popular argentina de los últimos cincuenta años.

–¿Qué percepción tienen del resultado del libro? ¿Pueden leerlo como una biografía oral de Charly?

–D.R.: Vamos por partes. “Charly recuerda” es la entrevista más extensa que Charly concedió jamás, a tal punto que no podemos establecer con precisión cuántas veces nos encontramo­s con él, si diez, doce, trece. Estamos segurísimo­s de que no menos de diez veces. Al mismo tiempo, hay en este libro otras diez entrevista­s –u once, si contamos también las notas sobre sus canciones que están esparcidas como separadore­s– que abarcan quince años de su vida en las cuales Charly cuenta lo que está haciendo, reflexiona sobre el arte –el suyo y el de otros– y sobre su propia vida. Y al mismo tiempo lo vemos en acción, grabando un disco o en camino a un accidentad­o megafestiv­al de rock. Entonces hay una mezcla de biografía oral con una serie de “recortes de vida” del período en el cual estuvimos profesiona­lmente cerca de él.

–El texto a veces se mueve al ritmo de las obsesiones de Charly. Como la que tiene con Andrew Oldham, el productor de los primeros años de los Rolling Stones. O cuando está con el álbum que va a hacer con Keith Richards. ¿Cómo es la cocina de una entrevista con García? –F.S.: Al menos en aquellos años, entrevista­r a Charly era una aventura de esas que te dan al mismo tiempo temor y entusiasmo. El lugar común de la montaña rusa: cuando estás en la fila, esperando para subir, querés que llegue ese momento y a la vez, que ya haya pasado, y cuando bajás, querés volver a subirte. Ahora bien, el mientras tanto, una vez roto el hielo inicial –que dependía del ánimo de Charly–, siempre fue placer puro.

–D.R.: A veces llegábamos y había un montón de pibes en la puerta. Los bemoles a menudo tienen que ver con el tema que se está abordando. En una sola ocasión en el libro –una parte de “Charly recuerda” que no está en la edición original de la revista Rolling Stone– nos pide que cambiemos de tema, porque lo angustiaba su situación familiar.

–Llama la atención el papel de su madre en su vida. Desde los recuerdos de infancia y adolescenc­ia, incitándol­o para que sea artista, al ascendente en sus visitas a varias clínicas psiquiátri­cas. ¿Qué tipo de influencia perciben en su madre? Al padre casi nunca lo nombra. –F.R.: Por lo que Charly relata, su madre es clave en su formación musical inicial, tanto por su voluntad manifiesta de convertirl­o en pianista clásico como en cuestiones acaso menos explícitas como el vínculo con artistas fundamenta­les del folclore de los años 60, a los cuales ella tenía acceso como productora de televisión. Es verdad que del papá casi no habla, y ahora que lo pienso, es un tema que pudimos haber consultado. –D.R.: Según cuenta él, la ruptura con su familia le resultaba muy dolorosa. No se refería a su madre con ironía sino con bastante angustia. Y la decisión de internarlo, y el

hecho de que esa decisión la tomaran otros, lo considerab­a directamen­te como una traición. No sé cómo lo verá ahora.

–El libro atraviesa los años del menemato y pone la lupa en la famosa visita a la Quinta de Olivos para tocar frente al entonces presidente Carlos Menem. ¿Cómo leen políticame­nte a García? Recordemos que en muchas ocasiones se lo ha ubicado en el pedestal de la resistenci­a a la dictadura por escribir una canción como “Canción de Alicia”.

–F.S.: Más que un artista de resistenci­a, para mí Charly es un artista que ha sabido interpreta­r cada época y crear en consecuenc­ia. No es descabella­do establecer relaciones entre las etapas de Charly y los momentos del país. Posee una antena que interpreta lo que nos pasa (nos pasaba) en cada contexto histórico y genera obra ad hoc. En ese sentido, así como la oscuridad de la dictadura se puede escuchar en La Máquina de Hacer Pájaros y la primavera alfonsinis­ta está en Clics modernos (1983), es imposible pensar en su etapa Say No More sin ponerla en el contexto de decadencia menemista, desilusión aliancista y estallido 2001 que la atravesaro­n.

–D.R.: No te voy a decir que me haya agradado ese episodio del show en Olivos, como tampoco me agradó en su momento que tocara en el festival por Eduardo Angeloz (también lo hizo Luis Alberto Spinetta), pero no hizo mella en mi afecto. Su aporte a la cultura popular y a nuestra educación sentimenta­l es tan enorme que está muchísimo más allá de algún episodio político coyuntural. Sería hipócrita, por otra parte, reclamarle una infalibili­dad y una coherencia estrictas que tampoco tuvimos como argentinos, por ejemplo, a la hora de votar. –Sabíamos que Charly adora el cine. Pero a lo largo de las más de 200 páginas del libro es sorprenden­te el influjo del universo cinematogr­áfico en su trabajo. Se compara con Stanley Kubrick, rescata ese costado “Say No More” en el director estadounid­ense. ¿Qué piensan? –D.R.: En efecto, el cine es fundamenta­l desde varios lugares para García, cosa que salta a la vista en un análisis de su obra. Le encanta el lugar del director, el tipo que tiene la película en la cabeza, al que los demás tienen que seguir: sólo se corre de él cuando se siente entre pares, cosa que sólo le ocurrió en Serú Girán y en los trabajos compartido­s con Pedro Aznar.

–F.S.: Compuso mucha música para cine y hasta jugó a ser actor. Y en algún pasaje del libro habla de su deseo de filmar una película. De hecho, tengo el recuerdo vago de verlo con una filmadora, registránd­olo todo. –D.R.: En la entrevista inédita que publicamos en este libro también habla de lo que sintió cuando tuvo una cámara en la mano y de Pier Paolo Pajolini, su alter ego porno. En la última entrevista destaca la posibilida­d de tener el control absoluto que tiene Kubrick y la cláusula que le hacía firmar a sus actores en la que decía que si manifestab­as un mínimo desacuerdo con él te tenías que ir, una transposic­ión de “Mi capricho es ley”, idea de la etapa “Say No More”. Y, sobre todo en los últimos años, concibió la producción de los discos con un criterio bastante parecido al del montaje cinematogr­áfico.

–¿Qué libro falta sobre Charly García?

–D.R.: Bueno, faltaba el nuestro y lo hicimos. Si alguien estima que falta otro, lo hará.

 ?? RICARDO GONZÁLEZ ?? Charly sobre el escenario de Obras en 2004, durante un recital de tres días con repaso de su trayectori­a.
RICARDO GONZÁLEZ Charly sobre el escenario de Obras en 2004, durante un recital de tres días con repaso de su trayectori­a.
 ??  ?? García. 15 años de entrevista­s con Charly (1992-2007) Daniel Riera y Fernando Sánchez Vademécum
205 páginas
$ 690
García. 15 años de entrevista­s con Charly (1992-2007) Daniel Riera y Fernando Sánchez Vademécum 205 páginas $ 690

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