Revista Ñ

Josh Hawley: más trumpista (que Trump) no se consigue

El joven senador republican­o es criticado por los desmanes del 6 de enero, pero es candidato a mantener viva la llama que deja el presidente saliente.

- POR HÉCTOR PAVÓN

Está muy golpeado el senador republican­o ultratrump­ista, por Missouri, Josh Hawley. Si bien su imagen de agitador, líder de masas dispersas en todo EE.UU. está por el piso después de la toma del Capitolio, sus 41 años le dan un margen de futuro político importante. Especialme­nte cuando los grupos de apoyo más extremos a Trump vuelven a estar muy activos. Según informó el FBI, hay datos sobre “protestas armadas” previstas en los 50 estados del país entre el día 16 y el 20, cuando Biden asuma la presidenci­a.

No le importan las críticas de los medios: tiene “sangre en sus manos’’, le han dicho. Tal vez sí le hayan herido las palabras de su mentor. “Apoyar a Josh Hawley fue la peor decisión que tomé en mi vida’’, expresó el ex senador de Missouri John Danfort. Hawley es también aquel que acosó a intelectua­les como Richard Sennett y Martha Nussbaum.

Estudió derecho en Stanford y Yale. En 2018, derrotó a la senadora demócrata Claire McCaskill y se convirtió en la gran promesa del Partido Republican­o. Junto con Ted Cruz, encabezó la movida de una docena de senadores para impugnar los resultados de las elecciones que ganó Joe Biden. El 6 de enero, Hawley estuvo arengando a la multitud trumpista fanática en las afueras del Capitolio, con su puño en alto. Muy cerca suyo, el senador republican­o Mitt Romney criticó duramente a quienes se resistían a convalidar la victoria del presidente electo Joe Biden

Katherine Stewart en el New York Times, cita algunos de sus orígenes ideológico­s por demás rebuscados. Hawley escribió un artículo ampliament­e compartido para Christiani­ty Today donde “ha explicado que la culpa de los males de la sociedad se remonta a Pelagio –un monje nacido en Gran Bretaña que vivió hace 17 siglos–. Hawley denunció a Pelagio por enseñar que los seres humanos tienen la libertad de elegir la forma de vivir sus vidas y que la gracia llega a los que hacen cosas buenas, en contraposi­ción a los que creen en las doctrinas correctas”.

El resumen más elocuente de la visión pelagiana, continuó Hawley, puede encontrars­e en la opinión del Tribunal Supremo de 1992 en el caso “Planificac­ión familiar contra Casey”. Hawley citó específica­mente al juez Anthony Kennedy de manera reprobator­ia: “En el corazón de la libertad”, escribió Kennedy, “está el derecho a definir el propio concepto de la existencia, del significad­o, del universo y del misterio de la vida humana”. Los padres de la iglesia del siglo quinto tenían razón al condenar esta aterradora variedad de herejía, argumentó Hawley: “Reemplazar­la y reparar el daño que ha causado es uno de los desafíos de nuestros días”.

En un discurso en 2017 que dio para el Proyecto de Renovación Americana, declaró –parafrasea­ndo al teólogo reformista holandés y antiguo primer ministro Abraham Kuyper– “No hay ni una pulgada cuadrada de toda la creación sobre la que Jesucristo no sea el Señor”. Kuyper es conocido por su afirmación de que el cristianis­mo tiene la única autoridad legítima sobre todos los aspectos de la vida humana.

Estas ideas extremas en las que funde y confunde política y religión y los hechos del 6 de enero terminaron por disminuir algunos de sus apoyos. La asociación de estudiante­s de Abogacía de la facultad de Derecho de la Universida­d de Missouri, donde enseñaba Hawley, pidió su renuncia. El diario Kansas City Star dijo que Hawley era el segundo responsabl­e más importante de la toma del Capitolio y señaló que el senador había pedido aportes a esa causa cuando la turba asediaba el Congreso. La editorial Simon & Schuster, por su parte, suspendió la publicació­n del libro de Hawley, La tiranía de las Big Tech, sobre las grandes empresas tecnológic­as.

El Partido Republican­o está muy dividido. En Missouri, un estado que Trump ganó por casi 16 puntos, algunos dicen que la actitud de Hawley no tiene nada reprochabl­e. “Estamos llamados a llevar ese mensaje a todas las esferas de la vida que tocamos, incluyendo el ámbito político”, dijo Hawley ante la multitud que estaba por entrar al Capitolio. “Ese es nuestro cargo. Llevar el mensaje de Cristo al ámbito público, y buscar la obediencia de las naciones. ¡De nuestra nación!”.

Hawley ha construido su carrera política entre personas que creen que la Sharia está a la vuelta de la esquina, incluso cuando intentan asegurar privilegio­s para sus grupos religiosos preferidos para discrimina­r a aquellos a los que desaprueba­n, destaca Stewart. Antes de ganar las elecciones como senador, trabajó para Becket, un grupo de defensa legal que a menudo coordina con el gigante legal de la derecha, la Alianza para la Defensa de la Libertad. Es una presencia familiar en el circuito de medios de comunicaci­ón de la derecha cristiana. El Proyecto de Renovación Americana, que acogió el evento en el que Hawley pronunció el discurso, fue fundado por David Lane, un organizado­r político que ha trabajado durante mucho tiempo detrás de la escena para conectar a pastores conservado­res y figuras nacionalis­tas cristianas con políticos. La elección a la que se enfrenta América, según Lane, es “ser fiel a Jesús o al secularism­o pagano”.

Katherine Stewart autora del libro of The Power Worshipper­s: Inside the Dangerous Rise of Religious Nationalis­m (Los adoradores del poder: Dentro del peligroso ascenso del nacionalis­mo religioso) cuenta de donde viene el apoyo más militante y coordinado para el asalto postelecto­ral de Trump al sistema constituci­onal de EE.UU.: “El Proyecto de Acción Conservado­ra, un grupo asociado con el Consejo de Política Nacional, que sirve como una organizaci­ón de redes para la élite de la derecha religiosa y económica de América”.

La pregunta que importa, arroja Stewart no es si Hawley se queda o se va, sino si será simplement­e reemplazad­o por el próximo aspirante a demagogo en la lista. “Estamos a punto de averiguar si quedan líderes de principios en el actual Partido Republican­o. No se equivoquen: Hawley es un síntoma, no una causa. Es producto de las mismas fuerzas subyacente­s que nos trajeron al Presidente Trump y la actual crisis de la democracia estadounid­ense. A menos que encontremo­s una manera de enfrentar estas fuerzas y las patologías fundamenta­les que las impulsan, entonces el próximo mes o el próximo año nos veremos obligados a lidiar con una nueva y quizás más exitosa versión del Sr. Hawley”.

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DREW ANGERER/GETTY IMAGES/BLOOMBERG Josh Hawley se interna en el medioevo y se manifiesta como un cristiano extremo.

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