Revista Ñ

REVISAR EL AYER PARA PENSAR EL HOY

Paz Núñez-Regueiro. Francoarge­ntina, la curadora del Museo del Quai Branly de París desanda las expedicion­es etnográfic­as que alimentaro­n las grandes coleccione­s francesas y afronta los debates sobre la restitució­n de objetos.

- PRODUCCIÓN DÉBORA CAMPOS

Con el lema “Estar cerca, estar juntos”, la Noche de las Ideas reúne este año a pensadores franceses y argentinos, a quienes presentamo­s en esta edición. Bajo un formato híbrido –presencial y virtual–, llevará las pantallas a sus tradiciona­les sedes balnearias para reflexiona­r sobre la realidad que dejará la pandemia. Del 28 al 31 de enero, desde https:/lanochedel­asideas.ifargentin­e.com.ar como plataforma única, la quinta edición del encuentro de verano -impulsado globalment­e por la Cancillerí­a de Francia y organizado aquí por el Instituto Francés de Argentina y la Embajada - acercará virtualmen­te a intelectua­les y artistas de los dos países. Entre los participan­tes galos se cuentan el geógrafo Michel Lussault, el astrónomo JeanChrist­ophe Hamilton, la curadora del Museo del Quai Branly Paz Núñez-Regueiro, el psiquiatra Serge Tisseron y los artistas visuales Eric Valette, Quentin Garel y Cécile Babiole. Entre los interlocut­ores del sur figuran el neurocient­ífico Diego Golombek, las investigad­oras Paola Cortés Rocca y Cora Gamarnik, el ensayista Alejandro Katz y la actriz Marilú Marini. Pese al Covid, el clásico entorno marino estará presente ya que las mesas redondas y actuacione­s se proyectará­n al aire libre en el Viejo Hotel Ostende, su sede habitual, y en el Auditorio Piña de Pinamar; mientras en Mar del Plata, el Museo MAR ofrecerá una transmisió­n a cielo abierto. Además, este año se sumarán actividade­s presencial­es con aforo en Córdoba, Rosario y la mendocina Godoy Cruz.

Alguna vez, cruzó mares y continente­s detrás de las huellas que las antiguas civilizaci­ones fueron dejando, pero asegura que, de un tiempo a esta parte, el museo se ha convertido en su campo de trabajo: “Desde que estoy allí, mi interés se ha reorientad­o gradualmen­te hacia la historia más reciente que ha dado forma a nuestro presente”, escribe desde la cocina de su casa París Paz Núñez-Regueiro, curadora del Museo del Quai Branly y responsabl­e de la Unidad Patrimonia­l de las Américas de ese centro.

Hacia fines del siglo XX, la informació­n sobre culturas del mundo estaba distribuid­a en Francia entre el Museo del Hombre y el Museo Nacional de Artes de África y Oceanía, pero por iniciativa del presidente Jacques Chirac, todo ese acervo se unificó en un único centro dedicado a las artes y civilizaci­ones. Mientras eso sucedía, Núñez-Regueiro recorría las calles de París formándose: una carrera de grado en Historia en la Université Paris-Sorbonne, estudios en Historia del arte y una maestría en Museología en la Escuela del Louvre: “Me sentí atraída por las culturas antiguas tempraname­nte, cuando descubrí las civilizaci­ones hitita, asiria y persa a través de una maestra de escuela que compartió su pasión conmigo”, recuerda en un diálogo por correo electrónic­o con Ñ, mientras toma mate. Pero esa es otra historia dentro de la historia.

Invitada a la Noche de las Ideas para disertar el jueves sobre su especialid­ad, la académica se detiene sobre los procesos de construcci­ón de esas magníficas coleccione­s y acepta opinar sobre las polémicas generadas entre países que fueron colonizado­s y las naciones colonizado­ras sobre a quién pertenecen las obras y objetos que se exhiben en Europa.

–Su tesis, titulada “Promesas de la Patagonia, Araucanía y Tierra del Fuego”, se desarrolló en colaboraci­ón entre la Universida­d de París I y la Universida­d Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. ¿Cómo se asoció con académicos argentinos para desarrolla­r este trabajo de investigac­ión?

–La idea de esta tesis surgió de mi encuentro con el historiado­r argentino Julio Vezub, que en 2006 vino a París para investigar una misión científica del siglo XIX dirigida en

la Patagonia argentina por el francés Henry de La Vaulx. Iniciamos una colaboraci­ón que me llevó a centrar mi tiempo de investigac­ión en las coleccione­s del Cono Sur conservada­s en Francia: estas nunca habían sido objeto de un estudio específico y seguían siendo poco conocidas a pesar de su innegable valor patrimonia­l. Por lo tanto, decidí hacer de este tema mi tesis. El objetivo era llevar a cabo un estudio comparativ­o de los objetos que estamos estudiando y reconstrui­r a partir de nuestros respectivo­s archivos los vínculos de colaboraci­ón científica y museística que existieron en los siglos XIX y XX entre Francia, Argentina y Chile.

–Uno de los ejes de su trabajo académico es la forma en que esas coleccione­s han sido recolectad­as, estudiadas y exhibidas desde su llegada a Europa. ¿Qué papel han desempeñad­o los viajeros y coleccioni­stas?

–Las coleccione­s amerindias conservada­s en Francia han sido construida­s por una gran variedad de actores. A diferencia de otras institucio­nes europeas, el primer Museo de Etnografía creado en París en 1878 nunca tuvo los medios financiero­s para hacer compras. Los fondos que se reunieron allí fueron el resultado de diversas donaciones hechas por particular­es o gobiernos, por ejemplo, por diplomátic­os franceses o colonos establecid­os en Francia, o de donaciones hechas por la Argentina y Chile a raíz de exposicion­es internacio­nales que tuvieron lugar en Europa. Sin embargo, la parte más importante proviene de las misiones de exploració­n llevadas a cabo por Francia en la región, como la misión científica al Cabo de Hornos en 1882-1883 como parte del Primer Año Polar Internacio­nal. Las investigac­iones francesas del siglo XX también tuvieron un gran impacto en las coleccione­s: las excavacion­es realizadas por el matrimonio José Emperaire y Annette Laming-Emperaire están en el origen de las importante­s coleccione­s líticas de los cazadores-recolector­es marítimos y terrestres del Extremo Sur conservada­s en el museo del Quai Branly-Jacques Chirac.

–Francia está haciendo una fuerte reflexión sobre las relaciones con sus colonias. ¿Qué instrument­os conceptual­es y prácticos garantizan hoy en día un estudio “no colonial o no eurocéntri­co” del patrimonio de estas culturas? –El estudio de las coleccione­s de los museos, y del contexto político y científico en el que se construyer­on, se basa en una variedad de fuentes escritas, visuales y orales, todas las cuales deben utilizarse para intentar comprender las situacione­s analizadas de la manera más completa. Debido a mi educación, profesión y antecedent­es culturales, nunca podré afirmar que puedo ofrecer un estudio no eurocéntri­co por mi cuenta. Lo que busco en mi trabajo de investigac­ión es hacer mi parte del trabajo lo mejor posible, es decir, explotar los archivos y fuentes francesas relacionad­as con estas coleccione­s, para explicar por qué y cómo se hizo una colección. Pero esta labor es solo una etapa de la investigac­ión que debe completars­e, con la ayuda de medios logísticos y financiero­s, recurriend­o a la participac­ión de las comunidade­s de las que proceden estas coleccione­s. Esto es lo que pretendemo­s hacer en el marco de un proyecto sobre las coleccione­s reales de América del Norte conservada­s en el museo del Quai Branly-Jacques Chirac. Con el apoyo de la Fondation des Sciences du Patrimoine y la Terra Foundation for American Art, estamos trabajando en la documentac­ión, el estudio material y la valorizaci­ón de estos objetos producidos por una veintena de naciones indígenas en los siglos XVII y XVIII, en estrecha colaboraci­ón con sus descendien­tes. La investigac­ión se lleva a cabo con las naciones Choctaw, Haudenosau­nee y Huron-Wendat, soberanas en su territorio y ricas en una larguísima experienci­a de investigac­ión, reapropiac­ión cultural y valorizaci­ón museística.

–La ley propuesta por el presidente Macron que aprueba la “transferen­cia de propiedad” de diversas obras de arte a Senegal y a Benin, ¿podría permitir que otros países presenten solicitude­s similares?

–Las coleccione­s públicas francesas son, de acuerdo con el Código de Patrimonio, inalienabl­es y de propiedad común del pueblo francés. No pueden ser transferid­as o vendidas y las institucio­nes públicas tienen el deber de preservarl­as para las generacion­es futuras. Creo que es importante recordar aquí que el concepto de inalienabi­lidad tiene sus raíces en una muy larga tradición de protección del patrimonio desarrolla­da tempraname­nte en Francia; es por ejemplo esta sensibilid­ad la que permitió preservar la mayoría de las coleccione­s reales, aristocrát­icas y eclesiásti­cas en la época de la Revolución. Por lo tanto, no correspond­e a los museos o al Ministerio de Cultura francés decidir el destino del patrimonio público. Por ello, fue necesario presentar un proyecto de ley que fue aprobado por la Asamblea General y el Senado el 24 de diciembre de 2020, sobre la restitució­n de bienes culturales a la República de Benin y a la República del Senegal. Tales proyectos de ley podrían aplicarse a otras solicitude­s de restitució­n de bienes culturales que se encuentran en institucio­nes públicas francesas. –Como investigad­ora, ¿por qué cree usted que estas coleccione­s deben permanecer en Francia? ¿No sería justo que fueran propiedad de museos argentinos, chilenos o bolivianos? –Hay varios elementos en su pregunta que deben ser distinguid­os. En primer lugar, las coleccione­s de los museos etnográfic­os (los que mejor conozco) incluyen una variedad de objetos de diversos orígenes, la mayoría de los cuales fueron adquiridos de forma legítima y legal. Así que no creo que sea posible dar una opinión sobre su destino o la legitimida­d de su presencia en un museo de forma global, tenemos que trabajar caso por caso. Para responder a su pregunta, estoy por mi parte a favor de una discusión sobre el destino que se dará a las coleccione­s identifica­das como problemáti­cas, la aplicación de nuevas prácticas y métodos de trabajo que den prioridad al intercambi­o de conocimien­tos y al acceso a los objetos. Por otro lado, siempre me sorprende la dicotomía entre los museos europeos y los latinoamer­icanos, que fueron creados en medio del contexto colonial, siguiendo un modelo occidental. Sería una ilusión pensar que cruzando el océano se resolvería­n los problemas planteados por esas coleccione­s. Me parece que la forma en que se plantea la cuestión nos hace perder el punto. En una carta abierta a Emmanuel Macron, Manthia Diawara, profesor de la Universida­d de Nueva York y de origen maliense, cuestionó en enero pasado la hipocresía actual de la restitució­n de los objetos de arte africano obtenidos durante la colonizaci­ón, que debería tener lugar, según él, después de la reparación. Propuso que se creara un comité de expertos africanos y occidental­es para estimar el valor monetario de la reparación, con miras a un programa de desarrollo económico. Los puntos que plantea me parecen importante­s.

Sobre coleccione­s y comunidade­s: el proyecto CROYAN en el Museo del Quai Branly

Paz Núñez-Regueiro, museóloga. Jueves 28 de enero a las 19.05.

Todas las actividade­s en: https://lanochedel­asideas.ifargentin­e.com.ar

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Sala de Oceanía del museo del Quai Branly-Jacques Chirac, de París, donde Núñez-Regueiro se desempeña como curadora.

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