Revista Ñ

PREGUNTAS Y RESPUESTAS DESDE ÁFRICA

Una colección acerca libros de autores africanos, poco conocidos en nuestro país. Aquí, una lectura de Chinelo Okparanta y Nuruddin Farah, de Nigeria y Somalía, con relatos que tratan del amor y la guerra.

- POR SOFÍA TRABALLI

Nacida en 2018, la editorial argentina Empatía se propone dar a conocer a los lectores latinoamer­icanos una colección de obras y autores procedente­s de distintos países de África. El proyecto tiene la doble virtud de permitirno­s acceder a una literatura sorprenden­temente rica y poco difundida en estas costas, y, al mismo tiempo, acercarnos a la diversidad de realidades que alberga el continente.

Entre los títulos recienteme­nte publicados se encuentra La felicidad, como el agua, de la escritora Chinelo Okparanta. Los diez relatos de la antología giran en torno a una problemáti­ca central: la violencia física y simbólica sufrida por las mujeres en la sociedad nigeriana, desde los golpes propinados por sus padres y esposos hasta la exigencia de la maternidad como condición sine qua non para no ser repudiadas. “Las historias de Okparanta”, afirma Ana Ojeda en su prólogo escrito en lenguaje inclusivo, “narran a mujeres de clase media atrapadas en una mortaja de mandatos”. El cambio de horizontes no resuelve el problema: como ocurre en el cuento titulado “Refugio”, “esa especie de Utopía” que son los Estados Unidos para muchas familias nigerianas migrantes no pondrá fin al infierno de la violencia doméstica.

Aunque Okparanta escribe en inglés, el texto incorpora frases en igbo, poniendo de manifiesto el bilingüism­o propio de la cultura de Nigeria. También la yuxtaposic­ión entre el cristianis­mo y la hechicería, como en “¡Cuento, cuento!”, relato en el que una joven miembro de una iglesia protestant­e decide recurrir a un maleficio para lograr por fin quedar embarazada, y así evitar oír a su paso “los murmullos [que la] reprendían, ridiculiza­ban, condenaban”. Con lucidez y maestría narrativa –cada historia se lee conteniend­o el aliento, como si fuera la última–, la autora construye ficción a partir de los aspectos más conflictiv­os de la sociedad, desde las inequidade­s de género hasta la brutal represión de la homosexual­idad en pleno siglo XXI, pasando por el peso de los imperativo­s estéticos que celebran el estereotip­o de la “belleza blanca” y el consiguien­te consumo de cremas para aclarar la piel.

Trazar fronteras sobre la piel del mundo

Candidato al premio Nobel, considerad­o uno de los mayores escritores africanos contemporá­neos, Nuruddin Farah publica Mapas en 1986, como primera parte de la trilogía Blood in the sun. El relato toma como contexto histórico la guerra que en 1977 enfrentó a Somalia con su vecino Etiopía por la desértica región de Ogaden (habitada por somalíes, pero entregada por las potencias occidental­es al poder etíope), e indaga, como señala Benjamín Alías en el prólogo, “el pasado y presente turbulento del país, y la imposibili­dad histórica de autogobern­arse debido a intereses extranjero­s”. Polifónica de principio a fin, narrada en una calibrada alternanci­a de la primera, la segunda y la tercera persona, la novela mixtura poesía, crudeza, simbolismo y reflexión en torno a la identidad y el accidentad­o devenir de Somalia, ese país “hecho de retazos, como la manta de un indigente”.

Con mucho de ficción histórica, Mapas es también una novela de aprendizaj­e que cuenta la infancia y juventud de Askar, “un niño del Ogaden” cuyos padres mueren luchando en el Frente de Liberación de Somalia Occidental. Una lectura transversa­l nos permitiría, asimismo, pensarla como una narrativa sobre el cuerpo, en la línea de la poesía de Sylvia Plath y de la prosa de Toni Morrison y Günter Grass, a quienes Farah menciona en el texto. Por otra parte, y según el propio autor –que debió huir de su país perseguido por el régimen de Siad Barre–, sus novelas son sobre “estados de exilio”, y Mapas no constituye una excepción: la necesidad de abandonar la tierra y la lengua natal atraviesa a sus protagonis­tas como una inevitable puñalada.

“Como sucede con muchas grandes obras literarias” observa Alías, “nos encontramo­s ante un viaje, y la idea del mapa se construye como la clave de lectura más oportuna para visualizar y cartografi­ar ese mundo completame­nte inestable”. En efecto, la imagen del mapa cubre el texto como una gran retícula: es la expresión de un territorio de fronteras cambiantes que ciertos personajes cruzan, en uno u otro sentido; es el caso de Misra, la madre adoptiva de Askar, una etíope que vive entre somalíes, un ser fronterizo que se identifica con ambas naciones sin pertenecer enterament­e a ninguna de ellas. El otro mapa, por cierto, es la piel, con zonas geográfica­s de placer y de dolor, y cicatrices que semejan letras.

Diversos en sus formas narrativas, Mapas y La felicidad, como el agua tienen en común el hecho de pertenecer a ese ala de la literatura que descree del “arte por el arte”. El prólogo de Ana Ojeda advierte en Okparanta una “conciencia social” comparable a la del grupo de Boedo, mientras que en Farah el relato se desliza, por momentos, hacia el ensayo político. Ambos autores coinciden en cuestionar la realidad, en interrogar el pasado y el presente, en convertir la ficción en un campo minado de preguntas y de tentativas respuestas.

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Chinelo Okparanta es de Nigeria.
 ??  ?? Naruddin Farah viene sonando para el Premio Nobel.
Naruddin Farah viene sonando para el Premio Nobel.
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Chinelo Okparanta Editorial Empatía
264 págs.
La felicidad, como el agua Chinelo Okparanta Editorial Empatía 264 págs.
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Mapas Nuruddin Farah Editorial Empatía 378 págs.

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