MOMENTOS DE UNA MARDEL NO TAN FELIZ
Annemarie Heinrich, Ataúlfo Pérez Aznar y Alberto Goldenstein dejan traslucir, en sus registros de la vida cotidiana marplatense, el clima vivido en tres períodos clave de la historia reciente.
La ciudad de Mar del Plata es un escenario donde la fotografía siempre tuvo un lugar preponderante, en el que se reflejaron los diferentes tránsitos de la vida cultural, económica y política del país. Del registro de esas mutaciones es posible considerar un volumen extraordinario que va desde el primer saladero en medio de una playa desierta hasta los esplendores de una vida cultural cargada del brillo cosmopolita del Festival Internacional de Cine, sin olvidar la profusión de incontables capturas de recuerdo de cada visitante.
La muestra Tres miradas sobre Mar del Plata, que se inauguró formalmente el 8 de enero pasado y quedará abierta hasta junio en el Museo MAR de esa ciudad, explora otras temporalidades basadas en el foco de tres fotógrafos de amplísima trayectoria. El director del Museo Nacional de Bellas Artes y curador de la muestra, Andrés Duprat, señala en su texto que la exhibición “revela la metamorfosis de la ciudad, las transformaciones del paisaje urbano y los cambios en las costumbres sociales. Sin embargo, también nos permite constatar las continuidades, lo inalterable, aquello que logra traspasar el tiempo, como las invariables geográficas: la playa y el mar”.
Con un recorrido ordenado cronológicamente que permite una circulación muy bien adaptada a los protocolos vigentes en el amplísimo espacio de exposición –18 metros de lado por 9 metros de altura– la muestra reúne cerca de 40 imágenes de diferentes períodos históricos de la ciudad: quince en blanco y negro de Annemarie Heinrich (1912- 2005) que retratan muy bien el mundo del trabajo y la democratización del acceso turístico a Mar del Plata en el primer peronismo; una decena de Ataúlfo Pérez Aznar (1955) que remarcan los contrastes en la ciudad balnearia de una década que se balancea entre el fin de la dictadura y el regreso a la vida democrática en la Argentina; el conjunto se completa con las 14 obras, las únicas en color, registradas por Alberto Goldenstein (1951) en mayo de 2001, en las que se percibe la crisis política y económica que sacudió a nuestro país.
Duprat convocó a Alicia Sanguinetti, hija de Annemarie Heinrich, y a los otros dos artistas a contribuir en la selección de 38 copias nuevas que dan cuenta también de la relación que tanto Heinrich, como Ataúlfo y Goldenstein mantuvieron con la ciudad.
A lo largo de su vida, Heinrich viajó y retrató con su cámara innumerables paisajes de nuestro país, pero en la serie que refleja Mar del Plata hace foco en dos escenarios: la Rambla y el Puerto. Algunas tomas permiten esbozar un cruce entre pintura y fotografía, como el recorte de la terraza del Complejo del Casino y el Hotel Provincial donde la regularidad de la arcada y la inmanencia del pavimento recuerda al italiano Giorgio De Chirico, sólo que en blanco y ne
gro. La contraposición de verticales de las luminarias del paseo costero asentadas sobre una curva suave que se alejan, en oposición a las sillas playeras apiladas como una trama en descanso. El contraste entre el volumen oscuro del espigón donde las siluetas se vuelven apenas perceptibles o el remedo de un bosque de tirantes que puede atravesarse a pie, son parte de esa relación que Annemarie retrató en uno de los escenarios típicos de la ciudad. El otro es el puerto, sus labores, el clima de trabajo con personajes abocados a las tareas relacionadas a la pesca. Alicia Sanguinetti recordó que sus padres eran muy amigos de Juan Carlos Castagnino quien, en las décadas en las que se tomaron estas fotos, mantenía su casa en Camet e invitaba a ese verdadero cenáculo donde se hablaba de arte, junto a otros grandes de la escena nacional como Enrique Policastro, Raúl Soldi y Lino Enea Spilimbergo.
La relación de Ataúlfo Pérez Aznar (1955) con la ciudad se vio reflejada en la serie Fotografía argentina de los 80 - Visión de una década, de 1990. Es que, si bien Ataúlfo vive en La Plata, las correspondencias con Mar del Plata son numerosas. Tanto, que su padre fue uno de los fundadores de la Universidad de Mar del Plata a principios de los sesenta. Refiere el artista que por su formación como geógrafo le interesa el ser humano como ser social y por lo tanto sus registros no son neutros y pueden considerarse una metáfora de la Argentina. La temporada turística en la ciudad en los últimos años de la dictadura (1976-1983), donde “una cámara pasaba desapercibida” le permitió retratar a la gente más libre, con menos ropa, demostrando una espontaneidad que contrasta con las memorias sobre ese fatídico período. Las edades de los retratados van desde los tres jóvenes que se permiten posar, a la señora adoradora del sol que registra una mirada inquisidora frente a la toma, o la contraposición de dos cuerpos en descanso.
Goldenstein cuenta que la serie Mar del Plata fue presentada en 2002 en la FotoGalería del Teatro San Martín de Buenos Aires, y tiene el clima del final de la fantasía del “primermundismo”, de Miami y el uno a uno de la convertibilidad en los noventa. “Volver a Mar del Plata –dice– era como girar la mirada y mirarnos un poco para adentro en nuestra propia historia, nuestro propio mundo”. Se enfoca en los monumentos icónicos como el de Playa Varese, donde la familia migrante mira persistentemente hacia el mar en una playa vacía, cargada de una melancolía muy diferente al clima de la ciudad cuando explota de gente. La arquitectura tan característica del chalet marplatense o de los bloques de edificios de los sesenta y setenta de la Avenida Colón, retratan una especie de ausencia o el registro de un escenario vacante, tiempo detenido en una tensión que ya se percibía en mayo, cuando esta serie fue registrada. A Goldenstein le interesan las relaciones entre las cosas que aparecen ante su vista y por lo general, en sus fotografías trata de reflejar una desjerarquización que pone en evidencia las relaciones entre las cosas: la gente frente al monumento, la arquitectura frente al espacio abierto.