Revista Ñ

Artistas cubanos interpelan al gobierno

La conocida performer cubana cuenta la fricción entre el régimen y el movimiento opositor 27N. Exigen que renuncie el ministro de Cultura.

- POR COCO FUSCO DESDE NUEVA YORK

El pasado miércoles 3 de febrero, la historiado­ra de arte Carolina Barrero y la curadora Solveig Font entraron en las oficinas de la Asamblea Nacional de Cuba y presentaro­n un recurso legal para revocar el mandato del ministro de Cultura, Alpidio Alonso. Esta acción legal fue organizada colectivam­ente por 27N, una coalición de profesiona­les de las artes. Recienteme­nte formado, el 27N busca fortalecer los derechos civiles; surgió de la protesta frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020 y tuvo como epicentro las detencione­s de la artista Tania Bruguera y los periodista­s nucleados en el movimiento San Isidro.

Barrero y Font presentaro­n el documento en nombre de los más de 1.200 artistas e intelectua­les cubanos que lo suscriben. Los artistas residentes en la isla nunca antes habían intentado algo parecido –y tampoco utilizaron antes medidas constituci­onales para desafiar a la autoridad estatal en décadas.

Se trata de una respuesta a las agresiones físicas contra un grupo de veintidós miembros de 27N y periodista­s independie­ntes que se reunieron fuera del Ministerio de Cultura el 27 de enero pasado. Leyeron poemas de José Martí –máxima figura literaria y héroe de la independen­cia, a fines del siglo XIX– para conmemorar su natalicio y también para llamar la atención sobre el aniversari­o de dos meses de la protesta del 27 de noviembre, cuando más de 300 artistas se reunieron fuera del ministerio para manifestar su indignació­n por el ataque policial a artistas y activistas del movimiento San Isidro. Originalme­nte, los artistas de 27N habían planeado su lectura frente a una estatua de Martí en el centro pero evitaron el lugar al enterarse de que la policía sabía de sus pasos. Esa mañana la artivista Tania Bruguera, miembro de 27N, fue sitiada por la seguridad del Estado y la periodista Camila Acosta, detenida. Así que decidieron acompañar a dos miembros del grupo que habían sido convocados por el viceminist­ro de Cultura para una charla privada, leer la poesía de Martí y exigir que sus colegas fueran liberados.

Enfurecido por la presencia del grupo y el uso de móviles para grabar intercambi­os, Alpidio Alonso salió del ministerio. En cuestión de segundos, agentes de seguridad vestidos de civil y empleados del ministerio comenzaron a empujar y gritar al grupo. Un autobús policial llegó de repente y los artistas y periodista­s fueron apresados. Los videos del enfrentami­ento se hicieron virales en las redes en cuestión de minutos y al día siguiente, Human Rights Watch, Amnistía Internacio­nal y la Comisión Interameri­cana de Derechos

Humanos emitieron declaracio­nes condenando la violencia de los ministros y las detencione­s.

La tensión entre un sector de la comunidad artística cubana y el gobierno no ha dejado de aumentar desde la protesta masiva de noviembre. Los funcionari­os del Ministerio de Cultura habían prometido en un principio continuar el diálogo con los artistas, pero luego cambiaron de postura. Y lanzaron en la televisión estatal, los periódicos y blogs una campaña contra los artistas y periodista­s involucrad­os con el 27N y el Movimiento San Isidro.

El gobierno afirma que las protestas son “provocacio­nes” de “mercenario­s” financiado­s y controlado­s por el gobierno de Estados Unidos. En las semanas siguientes a la protesta de noviembre, los artistas, activistas y periodista­s más reconocido­s fueron sometidos a arrestos domiciliar­ios, detencione­s, cortes en el servicio de Internet y teléfono.

La presión policial volvió cada vez más difíciles las reuniones del grupo, pero los miembros de 27N continuaro­n comunicánd­ose y organizánd­ose a través de Internet. Lanzaron campañas en las redes sociales alentado a los cubanos a apagar sus televisore­s para rechazar la propaganda estatal, e imaginar maneras de seguir exigiendo sus derechos.

La efusión de apoyo a la dimisión del Ministro de Cultura es la última señal de que los artistas cubanos no van a retroceder en sus esfuerzos por lograr “el derecho a tener derechos”. Sin embargo, el 4 de febrero, una de las mujeres que entregó el documento legal a la Asamblea Nacional, Carolina Barrero, fue detenida por la policía durante nueve horas y sometida a largos interrogat­orios en los que los agentes de seguridad trataron de demostrar que era una mercenaria.

Coco Fusco es curadora y artista; de origen cubano, reside en EE.UU. De ella se exhibe en Malba online Dos amerindios no descubiert­os en Buenos Aires (1994).

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La historiado­ra Carolina Barrero, en la protesta.

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