Para quedarse leyendo
LA VIDA EXAGERADA DE MARTÍN ROMAÑA
Alfredo Bryce Echenique
Martín Romaña, hombre que no puede concebir la vida sin una buena dosis de humor, ha sucumbido a una crisis de melancolía y soledad. Se hunde literalmente en su sillón Voltaire, y empieza a anotar en un cuaderno azul las peripecias vividas por él y otros latinoamericanos en París. En 1964, Martín, lector atento de Hemingway, rompe con su adinerada familia y abandona el Perú rumbo a la Ciudad Luz, convencido de que en ella vivirá los encantos descritos por este autor y de que logrará también escribir. Todo le resultará difícil y diferente. Y a este nivel, los recuerdos de su infancia y adolescencia, en las que siempre fracasó al tratar de navegar (terminará siendo el primer náufrago del Canal de Panamá durante su viaje a Francia), son verdaderos símbolos de su dificultad para vivir.
MÚSICA, SOLO MÚSICA
Haruki Murakami y Seiji Ozawa Todo el mundo sabe que a Haruki Murakami le apasiona tanto la música moderna y el jazz como la música clásica. Esta pasión no solo le llevó a regentar en su juventud un club de jazz, sino a impregnar de referencias y vivencias musicales la mayoría de sus novelas y obras. En esta ocasión, el escritor japonés más famoso del mundo comparte con sus lectores sus querencias, sus opiniones y, sobre todo, sus ansias de saber sobre un arte, el musical, que hermana a millones de seres humanos en todo el mundo. Para ello, a lo largo de dos años, Murakami y su amigo Seiji Ozawa, antiguo director de la Boston Symphony Orchestra, mantuvieron estas deliciosas conversaciones sobre conocidas piezas de Brahms y Beethoven, de Bartok y Mahler, sobre directores de orquesta.
TENGO MIEDO TORERO
Pedro Lemebel
En este libro se cuenta una historia de amor en el Santiago del 86, el año del atentado a Pinochet. Un muchacho del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que va a participar en la acción, vive una relación sentimental con un gay que lo apoya, sin saber-sabiéndolo, en sus planes políticos. Pero éstos fracasan y acaba también su relación. El escenario es exactamente el del año que pudo ser decisivo pero no lo fue: las protestas, los neumáticos humeando en las calles de la capital, los apagones; el repiqueteo a menudo tan angustioso del «Diario de Cooperativa»; los boleros, rancheras y baladas de la época; Pinochet lidiando en la intimidad con sus fantasmas y sus pesadillas, y con una Lucía, su mujer, encaprichada con los últimos modelos de Nina Ricci; y la Loca del Frente, protagonista y testigo, personaje carnavalesco entrañable.