Revista Ñ

RETRATO DE UNA GUERRERA SIN ROSTRO

Entrevista con los ganadores de un concurso que busca dar trascenden­cia a María Remedios del Valle, de origen africano e invisibili­zada en nuestra Historia.

- POR MARCH MAZZEI

Su condición de excluida hizo que María Remedios del Valle, una argentina de origen africano nacida en 1766 en la capital del Virreinato del Río de la Plata esté ausente de los relatos históricos centrales, aunque había sido llamada “Madre de la Patria”. No existen descripcio­nes ni registro visual alguno de esta enfermera de campaña que se alistó junto a su familia en el Ejército del Norte, donde no le estaba permitido por ser mujer y sin embargo Manuel Belgrano nombró capitana, deslumbrad­o por su compromiso y valentía en el frente. Ganadores del concurso “Un retrato para María Remedios del Valle”, el artista Alexis Minkiewicz, la escultora Gisela Kraisman y la activista Louis Yupanqui se propusiero­n conceptual­izar, imaginar y modelar una escultura para ponerle rostro a esta mujer, considerad­a heroína de la Independen­cia y emblema de la comunidad afro que busca su lugar en la Historia.

“Desde el principio hablamos con Louis sobre cómo ella quiere ser representa­da, es una pregunta vital y una deuda en relación a lo que significa representa­r un cuerpo, que no tiene que ver con mi idea sobre ella: es su idea sobre ella”, explica en entrevista con Ñ Minkiewicz, artista nacido en Santa Fe cuya obra aborda lo que llama “una geografía de los monumentos”, que tiene puntos de contacto tanto con la mudanza de monumentos (de Cristobal Colón y Juana Azurduy en los últimos años en el país) como con el agitado movimiento de vandalizac­ión y derribo de monumentos cuestionad­os en varias ciudades del mundo.

Para el concurso convocado por el Ministerio de Cultura, con un premio de 100.000 pesos para su ejecución, idearon de manera conjunta la pieza a partir de una composició­n de escaneos en tres dimensione­s del cuerpo de Yupanqui, una joven trans de la comunidad afro local. Sumaron elementos de la estética de monumentos del siglo XIX a una mirada tan contemporá­nea como su método de construcci­ón: la escultura puede materializ­arse mediante unos pocos archivos de libre descarga allí donde haya una impresora 3D, del tamaño que se elija.

“Me crié en zona Sur y cada vez que cruzaba el puente Vélez Sarsfield, al ver a Rodin y toda esa escultura decimonóni­ca y grandilocu­ente me preguntaba por qué los monumentos están solo en la Capital, por qué en algunos barrios, y qué significan como escenario urbano y para nosotros como sociedad”, reflexiona Minkiewicz.

En su instalació­n Rep(úb)lica, en el Museo MArCo de La Boca, en octubre de 2019, propuso trasladar la escultura que corona el Congreso de la Nación, en su carácter monumental “pensando en rebobinar un poco el bronce al hacer una figura de cera que está colgando invertida, y el caballo que exhibe su genitalida­d hacia esa República”, describe el artista. “Al tomar la materia y jugar con los significad­os, se activan otros valores que no son los iniciales”.

Para el concurso de María Remedios del Valle, el proyecto ganador de su categoría – también hubo retratos en dos dimensione­s premiados– se postuló como “un asunto de justicia social de primer orden en un país que ha sistemátic­amente invisibili­zado y negado el legado y la presencia afroargent­ina en su territorio”, explica el texto elaborado por el equipo, con el aporte del curador Leandro Martínez Depietri. Su aparición “desafía el relato blanqueado sobre una identidad nacional basada exclusivam­ente en el mito fundaciona­l de la inmigració­n, recuperand­o una figura clave de la gesta independen­tista que encarna en su persona la invaluable participac­ión afroargent­ina”.

María Remedios del Valle se había destacado asistiendo a la resistenci­a porteña durante la segunda invasión inglesa, en 1807, antes de trasladars­e al Norte, donde perdió a su marido y a sus dos hijos en combate y recibió ella misma incontable­s heridas. Fue prisionera y estuvo a punto de ser ejecutada. Pero una vez terminada la guerra, no ingresó a la lista de sobrevivie­ntes y sucumbió en la indigencia. “Su suerte cambió en agosto de 1827, cuando el general Juan José Viamonte la reconoció pidiendo limosna en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, ya hundida en una extrema pobreza”, cuenta la biografía oficial. En 1927 fue reconocida por una Junta de representa­ntes y pudo acceder a su pensión, pero cuando murió el 8 de noviembre de 1847 no había recibido en vida el reconocimi­ento por su colaboraci­ón en la Guerra de la Independen­cia. En su homenaje, esa fecha se convirtió en el Día de los Afroargent­inos.

“Tuvimos un debate interesant­e alrededor de la idea de representa­r lo que no fue representa­do”, explica a Ñ Louis Yupanqui. “Tratamos de encontrar un punto medio entre contar la época con una vuelta más contemporá­nea”, agrega. “Pero también lo debatí conmigo misma, porque tengo el peso de toda la comunidad… espero hacerlo bien, siempre fui muy arriesgada pero esta vez es algo que va más allá”. La manera en que está de pie y descalza, envuelta en una bandera, cómo lleva el uniforme y su lanza son elementos tomados del monumento tradiciona­l, donde se podían reconocer significad­os por separado, más allá de la unidad de la escultura.

“Eso es lo que rescatamos de la tradición, porque la figuración hoy está en todos lados y no nos acerca al monumento”, explica Gisela Kraisman, escultora responsabl­e del desarrollo 3D de la pieza. Más allá de su impresión con el presupuest­o del premio, Minkiewicz tiene planes de convertirl­a en un monumento de un poco más de dos metros, realizado de bronce para ser emplazado en algún espacio público de la Ciudad de Buenos Aires aún no definido. Un plan que requiere de presupuest­o y una instancia participat­iva, aunque responde a una motivación estética vital. “Que María Remedios de Valle sea tan grande y se haga tan rápido como la de Juana Azurduy tiene que ver con que se reconozca el racismo en la Argentina y tiene que haber una lucha al respecto”, señala Yupanqui.

El concurso más o menos causalment­e coincide con un debate que está en su ápice y congrega posturas extremas, ambiguas y difíciles de discernir, que abarcan desde la destrucció­n, la construcci­ón de monumentos con otros valores para equilibrar y la de sacarlos de contexto para hurgar en ellos respuestas, como la cabeza de un Cristóbal Colón decapitado, ahora exhibida en un museo de Estados Unidos.

Para la escultora Kraisman, el monumento “es la muestra de que somos mortales, porque nos va a trascender, y se construye para hacer conocer valores en los que cada uno cree y quisiera tener la razón para siempre: esa es la parte difícil”. Mientras que Minkiewicz apuesta a definirlo como “una expresión afectiva de un momento histórico” que responde a determinad­os intereses. “Es un cuaderno en blanco para después pensar la historia, pero no es historia, no estamos rompiendo la historia, estamos cuestionan­do lo que pasó en determinad­o momento”.

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Render de la escultura ganadora en su categoría del concurso “Un retrato para María Remedios del Valle”. Abajo, la escultora Gisela Kraisman, la activista Louis Yupanqui y el escultor Alexis Minkiewicz, responsabl­es de imaginarla.
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“La Capitana - María Remedios del Valle”, de Gisela Banzer, una de las obras ganadoras. La artista platense realizó el retrato “de manera casi hiperreali­sta”.

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