Revelación sobre El Grito de Munch
“Solo pudo haber sido pintado por un loco”. La enigmática inscripción en la tela de “El Grito” fue agregada por el propio artista, Edvard Munch, confirmó esta semana el Museo Nacional de Noruega. Unas pocas palabras en esa lengua nórdica, escritas en lápiz en la esquina izquierda superior del icónico lienzo, alimentaron durante mucho tiempo conjeturas que ahora son descartadas por una investigación científica de la primera versión de la pintura (hubo cuatro) de 1893.
La principal teoría hasta ahora sugería que había sido un espectador indignado, a principios del siglo XX, por la obra que representa una figura fantasmal con un rostro pálido frente a bóvedas celestes de colores brillantes. Pero un examen por termografía infrarroja concluyó que la inscripción es “sin ninguna duda de Munch”, según la curadora Mai Britt Guleng.
La primera presentación en público de la obra, en 1895, generó críticas y dudas sobre la salud mental del artista, lo que habría llevado a Munch a escribir en el cuadro, convertido hoy en un símbolo de la angustia existencial.
Pionero del expresionismo, Munch estaba obsesionado con el sentimiento de angustia generado por las muertes prematuras de su madre y su hermana Johanne Sophie. Por esa razón, en 1908 pasó una temporada en el psiquiátrico.
El detalle del destino es que esta versión de “El Grito”, robada en 1994 del mismo museo, fue hallada unos meses después por Charles Hill, un respetado detective de élite de Scotland Yard que acaba de morir, a los 73 años.