“LOS GOBIERNOS SABÍAN QUE VENÍA UNA PANDEMIA”
En 2012, David Quammen publicó Contagio, en el que anunciaba una epidemia mundial inminente. Profecía cumplida, ahora alerta sobre cómo evitar nuevas pestes masivas.
Ahora, cuando la pandemia es la nueva normalidad desde hace un año y todo aquello que él había anunciado en 2012 se transformó en una realidad tan palpable como distópica, el escritor estadounidense David Quammen dice que haber anticipado casi una década antes lo que sucedería con un estremecedor grado de precisión no le genera el menor orgullo: “Todo era predecible. Es lo que los expertos a los que entrevisté para mi libro me decían” hace nueve años. El libro recién fue traducido al castellano el año pasado pero no tiene nada de demodé: habla del presente desde un pasado que no hizo nada para minimizar los daños de la peste: “La ciencia y los Gobiernos sabían que iba a ocurrir y no se molestaron en prepararse. Se decían: no gastaré el dinero por algo que quizá no ocurra bajo mi mandato. Este es el motivo por el que no se invirtió en más camas de hospital, en unidades de cuidados intensivos y respiradores, en mascarillas y guantes”.
Desde que el coronavirus alcanzó cada rincón del planeta, el teléfono de la casa de David Quammen en el estado de Montana no ha dejado de sonar. Su casilla de correo también tiene nuevas consultas cada día. Todos quieren saber cómo es que este escritor de 72 años sabía, casi diez años antes, lo que sucedería.
Nacido en Ohio y radicado cerca del límite con Canadá en los años 70 atraído por la pesca de trucha, el autor del libro Contagio: La evolución de las pandemias (Debate) procura responder cada solicitud. Dice que es una oportunidad de que la información correcta llegue a todas partes.
Contagio es un libro hermoso: Quammen sabe contar historias, sabe hacer simple lo complejo y reconstruir sus viajes y sus entrevistas con encanto. Lo espeluznante es que todo eso estuviera ahí tanto tiempo antes. “Zoonosis es un término moderadamente técnico, desconocido para la mayoría de la gente, pero que ayuda a aclarar las complejidades biológicas que hay detrás de los inquietantes titulares de prensa sobre la gripe porcina, la gripe aviar, el SARS y las enfermedades emergentes en general, así como sobre la amenaza de una pandemia global. Nos ayuda a comprender por qué la ciencia médica y las campañas de salud pública han sido capaces de doblegar algunas enfermedades horribles, como la viruela y la polio, pero no otras también horribles, como el dengue y la fiebre amarilla. Expresa algo esencial sobre los orígenes del sida. Es una palabra del futuro, destinada a usarse mucho en el siglo XXI”. Uno de los párrafos escritos en 2012. Desde su casa, el autor intercambió respuestas por correo electrónico con Ñ.
–Su libro fue editado en castellano recientemente y la lectura es perturbadora: ¿cómo es posible que usted lo tuviera tan claro hace diez años y que nadie estuviera preparado ahora, cuando finalmente sucedió?
–Hace nueve años, cuando se publicó por primera vez Spillover, sí, predije que la próxima pandemia sería causada por un virus que se había desbordado desde un animal salvaje –muy posiblemente un coronavirus y, de ser así, muy posiblemente desde un murciélago–, también muy probablemente en China. No fui clarividente: simplemente presté mucha atención a lo que decían algunos de los biólogos de enfermedades más inteligentes y previsores.
–Y cuando finalmente apareció el Covid, ¿qué sintió: orgullo por haberlo anticipado o decepción porque nadie lo escuchara realmente? –Cuando leí por primera vez las palabras “nuevo coronavirus” en relación con el grupo de casos inusuales de neumonía en Wuhan, pensé: “¡Ay, no!, esto podría ser muy grave, muy malo”. Que fuera un coronavirus no me sorprendió. Lo que me sorprendió fue lo poco preparado que estaba el mundo para una pandemia de ese coronavirus. En particular, lo poco preparado que estaba mi propio país, Estados Unidos.
– Los murciélagos tienen un papel protagónico en la historia de varios virus que usted recorre en su libro. ¿Cuáles son las características de los murciélagos que los hacen tan especiales (y peligrosos)?
–Los murciélagos son un orden de animales muy diverso: más de una de cada cinco especies de mamíferos es una variante de murciélago. Hay miles de variedades, de todo tamaño: ¡hay más clases de murciélagos que de perros! Por eso parecen estar sobrerrepresentados como huéspedes de virus. Además, viven mucho tiempo y se agrupan en grandes colonias, lo que permite que los virus circulen sin cesar entre sus poblaciones. Por último, sus sistemas inmunitarios han evolucionado (debido al vuelo, posiblemente) para ser menos sensibles a elementos extraños, como los virus. Si sumamos todo eso, los murciélagos son huéspedes de muchos virus. Pero necesitamos a los murciélagos: son buenos. Si los dejáramos en paz, no nos pegaríamos sus virus entre nosotros mismos.
–Hace algunas semanas, usted abrió el ciclo de charlas magistrales en “Congreso Futuro 2021” y aseguró: “Cuando controlemos la pandemia, celebremos cinco minutos y luego pensemos en la próxima”. ¿Por qué habrá otra pandemia? –No necesariamente habrá otra pandemia pronto, pero sin duda habrá otra amenaza de pandemia. Me refiero a que habrá más contagios de virus peligrosos de los animales salvajes a los humanos, porque seguimos perturbando los ecosistemas salvajes donde ellos viven; seguimos cazando, matando o capturando esos animales o entrando en contacto estrecho de otras maneras. Por tanto, habrá más contagios y algunos de ellos darán lugar a brotes, es decir, a unas cuantas docenas de casos de una nueva enfermedad en algún lugar remoto. Pero podemos evitar que esos futuros brotes se conviertan en pandemias, si contamos con una buena ciencia, una buena vigilancia, la formación de jóvenes biólogos y expertos en enfermedades en todos los países, la preparación científica de plataformas de virus y herramientas de diagnóstico, y acuerdos y estructuras internacionales para una respuesta coordinada y rápida. Depende de nosotros. Si aprendemos de esta pandemia, podremos evitar la próxima. Si no, la próxima podría ser aún mucho peor.
–Estar preparados para detener las nuevas amenazas ¡depende exclusivamente de los Gobiernos del mundo?
–Un buen liderazgo nacional es crucial. Un buen ejemplo de eso es Estados Unidos, donde la falta de ese liderazgo lo convirtió en 2020 en el país peor infectado por el Covid del mundo. Pero eso no es suficiente. El comportamiento comunitario de todos los ciudadanos, la cooperación con los protocolos de distanciamiento social y los requisitos de llevar máscaras o tapabocas, además de otras formas de comportamiento individual responsable, también son cruciales.
– ¿Cuáles son las cosas que deberíamos aprender de esta experiencia si somos lo suficientemente inteligentes (o sensibles)?
–Lo primero que deberíamos aprender es a estar mejor preparados cuando el próximo brote amenace con una epidemia con potencial para convertirse en pandemia. La segunda lección, a largo plazo, es que el tamaño y el consumo de la población humana conducen a la destrucción de los ecosistemas salvajes, liberando virus animales que mutan en virus humanos. No podemos permitirnos seguir aumentando la población humana y el consumo.