Revista Ñ

Ferrari, residencia en otros museos

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En un acuerdo internacio­nal inédito entre la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA) y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de España, el Centro Pompidou de Francia y el Van Abbe Museum de Holanda –todas institucio­nes públicas de Europa–, se decidió conformar un grupo de cincuenta obras representa­tivas de las técnicas y temáticas que abordó León Ferrari. A través de este convenio, las obras formarán parte del patrimonio de cada museo, pero, a su vez, futuros programas entre ellos pueden reunirlas nuevamente.

La selección de la donación proveyó la columna conceptual para diagramar la exhibición itinerante La Bondadosa Crueldad, que en estos días se exhibe en en Madrid en el Reina Sofía y que toma su título de un libro de poemas y collages que el artista publicó en el año 2000 dedicado a su hijo Ariel, desapareci­do por la dictadura argentina. Se partió de la idea de representa­r la diversidad de la producción de Ferrari y, tomando la posibilida­d de reproducci­ón que muchas de sus series ofrecen, se realizaron ediciones y copias de exhibición que permitiero­n conformar el corpus de obras.

El objetivo del proyecto es compartir y hacer público el acervo de la FALFAA, constituid­o por el legado material e inmaterial recibido directamen­te de León Ferrari.

El Acervo de la FALFAA contiene la sistematiz­ación de casi 6.000 obras para su gestión y el Archivo Personal de León Ferrari. En él se encuentran los cuadernos de notas que lo acompañaro­n toda su vida, cartas datadas desde 1950, artículos de prensa, y material gráfico y audiovisua­l que en su conjunto registran las circunstan­cias y acontecimi­entos sociopolít­icos del siglo XX.

La Bondadosa Crueldad permanecer­á abierta en el Reina Sofía hasta el próximo 12 de abril. De allí, las obras partirán a la ciudad holandesa de Eindhoven, donde la exposición podrá visitarse en el Van Abbe Museum desde el 8 de mayo hasta el 26 de septiembre. Y en el Centre Pompidou de París, entre el 29 de abril y agosto de 2022. siempre en cuenta. Si un artista es conocido o no, si promueve nuevas investigac­iones. La pandemia hubiera afectado de un modo o de otro. Y de hecho afectó y nos obligó a tomar decisiones. Es una exposición que se hizo con la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo y hemos perdido algunas obras que no llegaron, pero hemos ganado una escala que tiene más sentido en el futuro.

–¿A qué escala se refiere?

–A proponer una escala más íntima ocasionada por la pandemia y por las dificultad­es en los intercambi­os con otras institucio­nes, algo que consciente­mente decidimos que había que aprovechar. La exposición es todo lo que queríamos decir y no te apabulla. Por otro lado, sería cuestionab­le si en épocas de crisis lo que la gente busca es meramente el distraerse despreocup­adamente, porque no creo que haya una distracció­n despreocup­ada. Lo que sí creo, y eso se ve en Ferrari, es que no es una exposición de la que salgas deprimido. Sí preocupado. Hay humor, hay humanidad, hay un elemento de afecto hacia los demás y eso creo que es totalmente de actualidad. No es depresivo ni triste sino que aporta un toque de atención.

–En su último libro, Campos magnéticos, usted se zambulle en la complicada relación entre el arte y la política, materias primas que León Ferrari amalgamó en su obra.

–La relación entre política y arte es un campo de batalla y, como espacio de batalla, es un espacio relacional de conflicto. Es un espacio que es importante contextual­izar. Las obras de arte tienen vida más allá del momento en el que surgieron pero ese contexto tratamos que esté siempre presente. En el caso de la muestra Ferrari, con vitrinas contando el caso de su familia (la desaparici­ón de su hijo Ariel en 1977), el de la dictadura argentina. Por ejemplo, una pieza que para mí es fundamenta­l, es “Nosotros no sabíamos” (obra gráfica de 1976 en la que reúne recortes sobre el terrorismo de Estado para contrapone­r a la frase de quienes aseguraban desconocer lo que estaba sucediendo durante la dictadura militar). Una condición humana que ocurría en la Argentina que critica Ferrari, pero ocurría en la Francia de la Segunda Guerra Mundial, en la España de los años 40... Estas contextual­izaciones, que no hace falta que sean muy textuales, son un aspecto en el cual el museo es imbatible.

–¿Por qué el museo es imbatible?

–Porque tenemos la eternidad, tenemos la historia, ese ser capaz de poner el Ferrari de las dictaduras con el arte franquista, con el arte de los años 30 de Europa. También creo que los museos, si han sido lugares de representa­ción de poder imperial, de cara al futuro, más que lugares de representa­ción van a tener que ser lugares de encuentro y es lo que nos gustaría ser. En este sentido, la muestra de Ferrari se justifica que se haga ahora.

Borja-Villel y León Ferrari se conocieron en Venecia, en 2007, cuando el jurado de la Bienal que presidía Borja-Villel otorgó el León de Oro a la mejor obra de la Exposición Internacio­nal a un Ferrari de 87 años “no sólo por su actitud ética y su compromiso político, sino también por una relevancia estética contemporá­nea que es inesperada en una obra que abarca seis décadas”. –¿León Ferrari va a entrar en la colección permanente del Reina Sofía?

–Ferrari ingresa en la colección permanente. La colección del museo, hasta ahora, estaba planteada a partir de los artistas que viven en una tierra. En el Pompidou, por ejemplo, se hizo a partir de los que vivían en Francia. Uno de los cambios centrales en el Reina Sofía va a ser esta historia del siglo XX situada en España pero centrada en el exilio. Hay muchos exilios: el exilio de la República, con artistas que se van a México, como Buñuel, y otros que se van a Rusia, a la Argentina, a los Estados Unidos. Y luego, los otros exilios: los políticos de los chilenos, los económicos de los centroamer­icanos, el proceso descoloniz­ador. Estos exilios van a ser otra forma de pensar la historia, de narrar. Eso va a estar muy presente. Estamos pensando el museo como un lugar de encuentros, de afecto.

–El Reina Sofía está repensando su colección permanente. ¿Es tiempo también de redefinir el museo como espacio de producción cultural?

–Como director de un museo como éste, hay dos cosas que me preocupan. En primer lugar, el cambio de paradigma, de modelo de producción cultural. Ya desde aquí criticamos una forma de producción cultural basada en el espectácul­o, en esta especie de homogeneiz­ación, de bienalismo, de lo que se llama “artistas del autobús”, que están en todos los sitios y no están en ninguno. Un tipo de cultura que precariza el sector, donde la crítica es prácticame­nte imposible porque es absorbida desde un primer momento y consideráb­amos que era esencial un cambio de paradigma.

–¿Hacia dónde?

–Hacia cómo volver al contenido, cómo recuperar un tiempo que nos han quitado. Cómo crear institucio­nes de afectos, institucio­nes mucho más solidarias. Hay otra preocupaci­ón muy a corto plazo: cómo ayudar a mantener un tejido de agentes culturales, de artistas, de creadores, que sobreviva para hacer el cambio. El sector de la cultura, que ya es un sector muy precario, apenas puede llegar a fin de mes.

 ??  ?? “Juicio final”, 1994. Collage. Excremento­s de aves sobre reproducci­ón del
“Juicio final” de Miguel Ángel. 150 x 120 x 12 cm. Colección Fundación Museo Reina Sofía. Donación 2020.
“Juicio final”, 1994. Collage. Excremento­s de aves sobre reproducci­ón del “Juicio final” de Miguel Ángel. 150 x 120 x 12 cm. Colección Fundación Museo Reina Sofía. Donación 2020.
 ?? CÉZARO DE LUCA ?? Una visitante del museo recorre La bondadosa crueldad. León Ferrari, 100 años.
CÉZARO DE LUCA Una visitante del museo recorre La bondadosa crueldad. León Ferrari, 100 años.
 ?? CÉZARO DE LUCA ?? “La justicia / 1492-1992. Quinto centenario de la Conquista”, instalació­n en la muestra de León Ferrari.
CÉZARO DE LUCA “La justicia / 1492-1992. Quinto centenario de la Conquista”, instalació­n en la muestra de León Ferrari.

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