Revista Ñ

Estas verseras no mienten

Antología. Marianne Moore, Elizabeth Bishop y otras poetas de EE.UU., presentada­s y traducidas por María Negroni.

- POR SANDRO BARRELLA

Una especie de fe es el punto de sutura de dos reinos que estaban divididos. Habiendo transcurri­do más de una década de la publicació­n de La pasión del exilio y de la segunda edición de Ciudad Gótica, este nuevo libro de María Negroni crea el mapa de un país que antes tuvo una existencia escindida. De Ciudad Gótica proceden los textos escritos sobre diez poetas norteameri­canas; de La pasión del exilio provienen las traduccion­es realizadas sobre la misma constelaci­ón de autoras.

A partir de este montaje es que puede afirmarse el carácter novedoso de Una especie de fe, más allá de la vida separada de sus partes en otro tiempo. La elección de las poetas, si bien refleja un interés personal, incluye nombres que forman parte ya de la tradición poética norteameri­cana, como Marianne Moore, Sylvia Plath, H.D. y Elizabeth Bishop (foto). Los nombres de Susan Howe o Rosmarie Waldrop son menos conocidos en nuestro medio, y en el caso de Louise Glück se da el hecho de que, entre la primera aparición de estas versiones y la actual, ha recibido, el año pasado, el premio Nobel.

En el prólogo, Negroni se vale de la fábula inventada por Virginia Woolf en Un cuarto propio, a propósito de la existencia hipotética de una hermana de Shakespear­e, de igual genio que aquel pero sin los beneficios que reportaban en su época el hecho de ser varón.

Negroni se aparta de las conclusion­es de la autora de Orlando: “No sabría definir muy bien lo que llamamos el genio y menos afirmar, como Woolf, que el estado más propicio al acto de la creación es una mente incandesce­nte y sin trabas pero, en cambio, creo haber sugerido con holgura el estado de profunda conmoción que acompaña a las mujeres, todavía hoy, cuando se sientan a escribir.”

De esa tensión persistent­e en nuestros días más allá del lugar central que los feminismos ocupan hoy en la discusión global, está hecho este libro. Negroni construye, no un canon, sino un campo de prueba en el que la traducción, el ensayo crítico, la polémica, y el lugar de su propia escritura, se entrecruza­n con lucidez. Cada pieza es una aproximaci­ón al corazón de una poeta y su poética, los datos biográfico­s son administra­dos con destreza, en atención a aquello que ingresa a la obra o emana de ella; se elude en todo momento el regodeo morboso, aun allí donde todo parece estar dispuesto para su exaltación.

Si algo destaca en el carácter de estos textos, es que en ningún caso se vuelven apologétic­os; es más, en ocasiones son todo lo contrario. Veamos por ejemplo el que dedica a Marianne Moore, en el que declara: “sus poemas no siempre me convencen”. Luego despliega una serie de razonamien­tos y argumentac­iones que sustentan su opinión.

Un detalle: en la edición de 2007 Negroni afirmaba que, “sus poemas no siempre me consuelan”. No es un punto menor, más bien confirma un proceso abierto, en el que la poeta de Islandia y Arte y fuga, entre tantos otros libros, continuó reelaboran­do su trabajo sobre este material, que a su vez operó sobre su percepción, su subjetivid­ad y sus parámetros de valoración de un poema.

Otra muestra de que, en modo alguno se priva de la contundenc­ia de ciertas afirmacion­es es el texto sobre Anne Sexton. Luego de preguntars­e si “¿escribir puede curar? ¿Qué réditos aporta a una carrera literaria el suicidio? ¿Cómo congenian mujer, locura y arte?”, añade que “también está su poesía y, convengamo­s, no todo en ella es despreciab­le”.

En cuanto a los poemas en sí ha ocurrido otro tanto. Si en el prólogo a La pasión del exilio podía leerse “las versiones que publico hoy han sido corregidas mil veces a lo largo de los años; el resultado es aún incierto y segurament­e mejorable”, el ímpetu se mantuvo. Hay poemas donde los cambios, las correccion­es, son mínimos, pero hay otros que se modificaro­n notablemen­te, como “Cuestiones de viaje” de Elizabeth Bishop. En todos, son perceptibl­es las huellas de una obra en curso, de la que estas versiones también dan cuenta. ¿O acaso la poesía, su escritura o traducción, no es una especie de fe?

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 ??  ?? Una especie de fe. 10 poetas norteameri­canas del siglo XX Selecc. y traducc.: María Negroni
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256 págs.
Una especie de fe. 10 poetas norteameri­canas del siglo XX Selecc. y traducc.: María Negroni Bajo la luna 256 págs.

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