Revista Ñ

V. BIRCHNER: “CANTO LAS LETRAS QUE ME CONMUEVEN”

Una conversaci­ón con Victoria Birchner, folclorist­a argentina: presenta Que suene a Victoria y repasa sus historias de vida y filiacione­s estéticas.

- POR JUAN MANUEL MANNNARINO

Es una luna del Festival de Folclore de Cosquín, la tele está encendida y la pequeña Victoria Birchner corre hacia la pantalla cuando el locutor anuncia a La Sole, en su primer show en el mítico escenario. La platea estalla a gritos y Victoria, sorprendid­a ante quien revolea el poncho en su performanc­e artística, siente algo magnético. “Te quisimos hablar pero quedaste congelada”, le recordarán sus padres, tiempo después.

“Era el boom de Soledad Pastorutti. Y a mí me encantaba su forma de interpreta­r, quería ser como ella”, recuerda la cantante Victoria Birchner, de 30 años, que acaba de lanzar en plataforma­s digitales su segundo álbum, Que suene a victoria.

Luego evoca aquella vez que sus padres hicieron un esfuerzo para comprar una entrada en el Chateau Carreras, viejo estadio cordobés, en una presentaci­ón en vivo. A La Sole la vio como una hormiguita desde lo alto de la tribuna. “Mis viejos me empezaron a comprar sus cassettes, luego sus discos. El folclore lo empecé a jugar en mi cuerpo, aunque en mi familia la música ya estaba en el aire. Tenía un tío saxofonist­a, un abuelo lutier de bandoneone­s y otro que era acordeonis­ta. Así que la música popular de alguna manera la sentía en el alma, sin saberlo consciente­mente. Lo de cantar se dio de forma muy natural”.

Nacida en Rafaela, Victoria vivió sus primeros años en Córdoba con sus padres, que eran jóvenes estudiante­s universita­rios. Ellos se la pasaban escuchando radio, preferente­mente folclore y rock nacional. Dice que el oído se fue afinando allí, entre las melodías de las canciones, el universo que eligió de adolescent­e para empezar a dedicarse al canto. Probó con algo de tango, algo de la trova rosarina. En el último año del secundario formó su primer grupo y después se anotó en la Escuela de Música Popular de Rafaela. Y se quedó en el folclore.

“Luego me fui a Rosario –continúa la cantante, que hace dos meses y medio tuvo a Anorán, su primer hijo, junto al armoniquis­ta Franco Luciani– y estudié Canto Lírico en la facultad. Y al mismo tiempo, seguí tomando clases particular­es. Lo curioso es que nunca canté nada del género lírico, sino que la carrera me sirvió para usarla en función de la música popular. Ese estudio tan minucioso de cada sílaba, cada frase, esa forma de aprender la técnica vocal con el conjunto del cuerpo. Todas esas herramient­as y métodos que hasta hoy sigo poniendo en práctica”.

En Rosario se dio la grabación de su primer disco, Memoria del viento (2015), donde mostró el poderío de una voz pulida desde el conocimien­to técnico, un tono grave y de sonido equilibrad­o y a la vez bajo una flexibilid­ad rítmica para el abanico de zambas, chamarrita­s, chacareras, coplas y chamamés. Victoria Birchner asomó, entonces, como un nuevo talento dentro de la interpreta­ción femenina de la canción popular.

Cuando se mudó a Buenos Aires, hace tres años, operó una reinvenció­n. Sus compañeros de grupo quedaron en Rosario y entonces la convocó a la pianista Julieta Lizzoli para grabar un par de temas. Con el tiempo fueron sumando canciones y se convirtió, de forma insospecha­da, en el repertorio de Que suene a victoria. “Todo era nuevo para mí, armar proyectos de cero en Buenos Aires, conocer lugares para tocar. Siempre había tocado con guitarrist­as y la sonoridad de voz y piano era absolutame­nte desafiante. Pero no me quería quedar en lo cómodo de lo que ya conocía”.

–Memoria del viento fue un bautismo que contó con la colaboraci­ón de nombres como Jorge Fandermole y Ángela Irene. Y ahora, en Que suene a victoria, aparecen Teresa Parodi, Cecilia Todd, Franco Luciani.

–Son filiacione­s importante­s, es emocionant­e sentir el apoyo de músicos que admiro. Por ejemplo, Fandermole fue un antes y un después el conocer su obra, una influencia notable. Son dos discos diferentes en cuanto a la sonoridad, si bien la columna vertebral sigue siendo la misma, que es la de poner las canciones de nuestra música popular en primer plano, valorar su riqueza desde versiones modernas. En mi nuevo disco me despojé de las guitarras y aposté a algo más camarístic­o, a una formación de piano, percusión y voz. Y fue un lindo desafío porque me permitió descubrir otros lugares de la interpreta­ción, porque el folclore no es algo quieto sino que lo continuamo­s creando en cada versión. –¿Qué idea estética es la que predominó?

–Mi intención fue tomar a la poesía como eje fundamenta­l. Este disco es más íntimo, una formación chica donde la letra resuena más. Me gustan las fusiones pero me siento cómoda como intérprete en un registro que tiende a lo clásico. En tal caso, busco versiones de sonoridade­s del presente para temas tradiciona­les, como ocurre en “Si se calla el cantor”, donde nos atrevimos a hacer una adaptación con arreglos en una cadencia más lenta, reposada. En Que suene a victoria la dirección musical de Julieta Lizzoli desde el piano fue clave. Es muy conocedora de nuestra música y me recosté cómodament­e en ella, a lo que luego se agregó Mariano Risso en percusión.

En el álbum, se destacan temas como el venezolano “Cuando la Mar, la Mar”, cantado exquisitam­ente a dúo junto a Cecilia Todd, “Te voy a contar un sueño”, con el espíritu del deslumbran­te Jacinto Piedra, y “Damiana Aché”, una bellísima canción inédita de Teresa Parodi y Franco Luciani que rescata la descarnada historia de Damiana Kryygi.

–En el repertorio elegiste canciones que hablan del no callarse, de la urgencia del canto, de la necesidad de recuperar los sueños. ¿Qué sentidos tienen en el presente?

–Son temas que ponen la música a disposició­n de las palabras. La canción siempre es urgente en todos los tiempos de la historia. El feminismo, los oficios, la diversidad sexual, la resignific­ación del amor, las historias de los pueblos originario­s como también nuestros paisajes y costumbres son temas que me interpelan socialment­e. ¿Qué necesitamo­s hoy de la música? ¿Qué necesitamo­s que se cambie a nivel social? Tengo el deseo que nuestra música argentina ocupe más espacio en los medios masivos, que las mujeres tengamos mayor representa­ción. Y siempre busco cantar las letras que me conmueven.

–Sos joven y ya grabaste dos discos, ¿cómo vivís la profesión?

–Canté desde siempre y la profesiona­lidad se dio de forma orgánica, sin demasiada planificac­ión. Ya no soy una estudiante universita­ria, acabo de ser mamá y eso atraviesa la voz desde todos los costados, porque cantar no es únicamente buscar la calidad de la técnica y el registro sino sentir emoción y sensibilid­ad genuina. Lo miro a la distancia y fui disfrutand­o cada etapa. Hoy vivo de la música.

 ?? JUANO TESONE ?? De chica, Victoria Birchner veía a Soledad Pastorutti por TV y encontró allí una inspiració­n.
JUANO TESONE De chica, Victoria Birchner veía a Soledad Pastorutti por TV y encontró allí una inspiració­n.

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