El arte de leer en la era de la tecnología digital
Filosofía. Un ciclo de conversaciones reflexiona sobre las humanidades: lectura y tecnología, ciencia y cultura de la cancelación fueron los primeros ejes.
Un encuentro titulado “¿Qué lugar ocupan las humanidades en un mundo dominado por la ciencia y la tecnología?” dio inicio a un ciclo de conversaciones con la finalidad de producir debates en torno al siempre inasible y resistente a definiciones mundo de las humanidades. Organizado por la Fundación Bunge y Born, la propuesta contará con presencias locales e internacionales que dialogarán sobre las disciplinas de las ciencias humanas –Letras, Historia, Filosofía, Artes, entre otras– como herramientas constructoras de los conceptos, temas y problemas que nos atraviesan en el presente.
En esa primera cita, a la que asistió Ñ, participaron Florencia Garramuño, doctora en Letras, investigadora y traductora; Pablo Pachila, doctor en Filosofía, especialista en Filosofía contemporánea y el ensayista y editor Alejandro Katz; con coordinación de la editora Gabriela Adamo y la periodista Diana Fernández Irusta.
La dinámica de las intervenciones giró en torno a cinco problemas: la relación entre la lectura y la tecnología, la especificidad de la investigación académica de las humanidades, el corset correctivo y la cancelación en el universo de las ideas, el retroceso de las humanidades en la educación y, finalmente, la característica propia de América Latina en este campo. Respecto del primer tema, Florencia Garramuño abonó la idea de las humanidades como un “arte de leer” textos de todo tipo, apelando no solo a una lectura del mundo sino a la creación de otros mundos posibles más allá de la producción; por su parte, Alejandro Katz desarrolló dos proposiciones: por un lado, la función de utilidad en el universo humanístico, la diferencia de estas disciplinas en relación al arte, la política y la ciencia, en tanto la vocación de estas apunta a desafiar creencias así como a los relatos que nos constituyen; en segundo lugar, el ensayista recurrió a la filósofa Martha Nussbaum (una referencia a su obra Sin fines de lucro) para emprender una defensa de las humanidades como formadoras de la virtud cívica y el fortalecimiento de la convivencia ciudadana. Cerró la primera tanda de preguntas Pablo Pachila poniendo en cuestión la divisoria entre Naturaleza y espíritu (de tradición alemana y procedencia hermenéutica) a fin de dar cuenta de que la lectura y la escritura, como herramientas centrales de las humanidades, son también tecnologías en sí mismas que inventan sus propias reglas,.
Con referencia al segundo tema, Garramuño apuntó a no marcar una diferencia sustancial entre la investigación en ciencias duras y humanidades (“es similar pero sin laboratorio”, afirmó), en tanto que Alejandro Katz, por el contrario, acentuó las divergencias. Aquí se creó un contrapunto interesante, ya que Garramuño matizó la posición de Katz de la ausencia de progreso en las humanidades al evidenciar que las investigaciones recientes en campos como la historia o la literatura nos permitieron conocer elementos que desconocíamos que modificaron por completo nuestra lectura y percepción sobre ciertas obras literarias o hechos históricos.
De igual modo, hubo intervenciones en relación con la cuestión actual de la llamada “cultura de la cancelación”. De acuerdo a la mirada de Pachila se trata de un asunto exclusivo de las redes sociales que no es considerado seriamente en el campo académico, en tanto que Katz sostuvo el derecho a disentir, a desafiar la ortodoxia y las identidades tribales y tomar riesgos en el espacio universitario.
Finalmente, los tres expositores reflexionaron sobre la especificidad de las humanidades en el contexto latinoamericano.