Revista Ñ

Esos bellos delitos

Antología. Un singular libro de versos del rosarino Marcelo E. Scalona.

- POR ALFREDO GRIECO Y BAVIO

Son tantas y son tan parejas las novelas y compilacio­nes de versos del argentino Marcelo E. Scalona (Rosario, 1957), que el mero conocimien­to informado de su existencia enciende un ardor que la lectura efectiva de estos libros ni aplaca ni repliega. En el principio hay una incomodida­d clasificat­oria y una orfandad de términos de comparació­n. Aun quien no guste de las novelas El portador y El hotel donde soñaba Perón o de los poemas de Mapa y El Mar esquivará dirimir si Scalona es poeta y narrador, o narrador y poeta.

Sin desequilib­rios, el desafiante balance de Scalona lo vuelve un escritor más único que raro, y cuanto menos evasivo, más frustrante para la compulsión comparatis­ta. Un revés, como la palabra que da título al poema que da título a su último libro de poesía. Luis Gusmán, autor de El frasquito, de Villa, y de la contratapa de El revés, escribe ahí: “Nunca había leído un libro de Marcelo Scalona. El placer de descubrirl­o se impuso a la incomodida­d de la ignorancia. No sólo el dolor y la pobreza hieren sino también la belleza cuando pulsa”. Sobre la belleza, antes corazón y pulso de las artes, elevan sus alertas la estética y la política, que pregonan los feos crímenes que encubrió y señalan las afrentas que provoca la detección de la hermosura en la epidermis.

Hay un primer revés en El revés: invertir la tradición de colocar al final de textos independie­ntes, aquel que presta su título al conjunto. Aquí es al revés: “Me gusta el frío/ la ropa vieja/ el Ejército de Salvación/ el peronismo, la lluvia/ y los perros de la calle // ¡Qué puedo hacer! Me gusta un revés del lado amable/ y me gustan cosas que otros rechazan:/ gritar, mojarme, el mate lavado/ tocarle el brazo a mi mujer/ cuando hablamos // Me gustan los libros largos,/ larguísimo­s,/ los dramas y los melodramas/ hasta los 20 años/ creí que era nieto de Tolstoi”.

Hay una apuesta muy ganadora en sostener que quienes gusten de largas novelas enrevesada­s apreciarán las de Scalona. En El portador, Javier Pereda, de 35 años, abogado que viste traje de Yves Saint-Laurent pero traba de corbata Pierre Cardin, medalla de oro de la Pontificia, catedrátic­o, con estudio en Palermo Chico gracias a los contactos removidos por Arturo Vinuesa, afamado cirujano padre de su ex esposa, que tiene un abuelo exiliado republican­o de la Guerra Civil Española y ya es autor de la tesis Axiomas de las víctimas de los grandes crímenes, quiere escribir la ficción Alrededor del fracaso. Cada acción se define por su extremosid­ad in crescendo. Los personajes no huyen ni del pasado ni del presente sino de un porvenir que ya está guionado.

Queda una pregunta, repregunta Gusmán al concluir su contratapa: “¿Qué hace un niño grande, con Borges y el peronismo?”. La respuesta que se da no es retórica: “Como se dice: una piedra en el zapato. Sólo que al ser preciosa, es más difícil deshacerse de ella”. Al fin la síntesis, según Gusmán, de Scalona: belleza y precio.

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Libros de la calle inclinada
132 págs.
El revés Marcelo E. Scalona Libros de la calle inclinada 132 págs.

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