Querida Marianne...
La carta que Leonard Cohen le escribió a su antigua amante Marianne Ihlen cuando esta yacía en su agonía (filmada por el director Nick Broomfield) se convirtió en viral tras el fallecimiento de ambos en 2016. Sin embargo, la última vez que el artista canadiense se dirigió a Ihlen no es como la conocemos. A Ihlen le diagnosticaron leucemia en julio de 2016. Estando hospitalizada, un amigo cercano contactó con Cohen para informarle de la inminente muerte de su musa. Unas horas después, Cohen le hizo llegar un correo electrónico. Ihlen murió pocos días después, tras haber escuchado esa nota íntima, que pronto estuvo en boca de todos.
El texto fue incluido recientemente en una colección epistolar, Written in History: Letters that Changed the World (Escrito en la historia: Cartas que cambiaron el mundo), recopilada por el historiador inglés Simon Sebag Montefiore.
Quien hizo negocio a costa del último intercambio entre Ihlen y Cohen fue el director de cine Jan Christian Mollestad, amigo de ella. Unos días después del fallecimiento de Ihlen, la CBC, corporación de medios públicos canadiense, contactó con Mollestad. El 5 de agosto de 2016, publicó en su web la entrevista radial al amigo de Ihlen junto con una transcripción imprecisa. Al responder a su entrevistadora, Mollestad se atrevió a “citar” toda la carta de Cohen.
“Bueno, Marianne. Ha llegado un momento en que somos tan viejos que nuestros cuerpos empiezan a fallar, tanto que creo que iré tras de ti muy pronto. Quiero que sepas que estoy tan cerca que si extiendes tu brazo, creo que podrás alcanzar mi mano. Siempre te he querido por tu belleza y sabiduría. No necesito decirte más, porque tú ya sabes todo de sobra. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Mi amor eterno, nos vemos por el camino”.
El texto, tal como lo recitó Mollestad, fue recogido por otros medios. El 7 de agosto, The Guardian y Rolling Stone reprodujeron la versión de la CBC. Los medios y las redes hicieron el resto.
El 7 de noviembre de 2016 fallecía el cantante. La carta fue rescatada en el acto por los medios, invitando a la audiencia a centrarse en el vaticinio de Cohen y la evocación de la mano de Ihlen, como si le ofreciera acompañarla en su viaje. La carta de Cohen, aparentemente respaldada por su familia, forma parte de su legado. No habría nada que objetar si no fuera porque su contenido no es obra de Cohen.
Es revelador volver al diálogo con Mollestad en la CBC, cuando la periodista, Rosemary Barton, comenta: “Sé que no la tiene [la carta] delante, pero seguro que habiéndola escrito Leonard Cohen puede recordar parte de ella”. Mollestad la parafrasea trabándose en ocasiones y formulando las frases de distintas maneras mientras trata de recordar las palabras exactas. Al llegar al final de la carta, murmura: “algo así”.
En la web de la CBC se editó la versión que Mollestad recordaba para eliminar dudas, y se realizaron cambios adicionales. En su libro, Montefiore presenta lo que parece ser una reproducción bastante exacta de la carta escrita por Cohen, cedida por los gestores del patrimonio del músico. Las diferencias son considerables. El texto dice así:
Querida Marianne,
Estoy justo detrás de ti, tan próximo que podría tomar tu mano. Este viejo cuerpo se ha rendido, al igual que el tuyo, y el desahucio puede ocurrir en cualquier momento. Nunca he olvidado tu amor y tu belleza. Pero eso ya lo sabes, así que no es necesario que diga nada más. Te deseo un viaje tranquilo, mi vieja amiga. Nos vemos por el camino. Todo mi amor y agradecimiento. Leonard
Además de ser un tercio más larga, la versión de Mollestad y la CBC contiene pequeñas pero significativas modificaciones que alteran el sentido original. El “Querida Marianne” con el que Cohen empieza la carta se desmarca de la resignación del “Bueno, Marianne” recordado por Mollestad. La referencia a la “sabiduría” de Ihlen distorsiona en algo las características de la relación entre ambos, y la alusión de Cohen al “desahucio” de ambos cuerpos perturba la dulzura e intimidad de la versión de Mollestad.
Si la carta original consiguiera notoriedad quizá podría cambiar, aunque sea levemente, la manera en que son recordadas las historias personales de Cohen e Ihlen. Periodistas y analistas se han encargado de alimentar la vorágine informativa hasta el punto de descartar la autenticidad de las palabras de Cohen, mediante una versión apócrifa.