Lazos de familia
Las historias familiares se parecen, y las películas familiares suelen repetirse sin importar el idioma: la caracterización de los personajes, el suspenso afectivo de la trama, los posibles conflictos de intereses no varían demasiado. La virtud de un cineasta reside en eludir sin exagerar el lugar común de un drama o una comedia familiar y por consiguiente singularizar sin extralimitarse lo que puede ser singular de una familia respecto de todas las otras. En este sentido, el relato de la primera película de la joven directora coreana Yoon Dan-bi acopia todo lo que puede sucederle a una familia en la que el abuelo tiene una salud frágil, los hijos, vidas difíciles, y los nietos, una situación inicial para proyectar sus vidas que no es del todo promisoria. La visita a la casa del querido abuelo durante un verano es el escenario y el tiempo elegidos para dar a conocer las pequeñas felicidades y frustraciones de cada uno de los personajes, incidentes y placeres que revisten siempre interés porque permitan atisbar rasgos de las personalidades y asimismo reflejan sentimientos decisivos en la vida de cada uno de los protagonistas. Lo distintivo de la película pasa por prescindir de cualquier matiz de sentimentalismo ramplón y erigir su fuerza afectiva en gestos microscópicos que tienen su correlato geométrico establecido en la distancia con la que se observan las acciones y las reacciones de los personajes. Al decoro estético sobre cómo filmar los sentimientos se añade una rara capacidad para emplear diversas angulaciones a fin de componer muchos de los encuadres generales cuya función poética no es otra que desmarcar la vida doméstica de la percepción cotidiana proclive a la inatención y la codificación mecánica. Es por eso que la casa del abuelo luce mucho más espaciosa de lo que es, porque los los espacios vacíos y las distancias en el interior de cada ambiente se aprovechan milimétricamente, como si el inmueble ubicado en el medio de la ciudad contara con muchas habitaciones y se hallara en una zona de quintas. Tales consideraciones formales pueden pasar desapercibidas, no así la simpatía del niño, la circunspección de su hermana, las vacilaciones del padre, la frustración de la tía y el silencio del abuelo. La síntesis es satisfactoria y promisoria: la película es una delicadeza, la directora, una revelación.