Amigo de Evo, Cristina y otros
Justo en ese momento en el que fue expulsado de la carrera judicial, Baltasar Garzón encontró en un puñado de gobiernos latinoamericanos el apoyo necesario. Los gestos (desde designaciones hasta documentación local gestionada con celeridad) se multiplicaron a partir de 2012. En noviembre de ese año recibió de manos de Cristina Fernández su documento argentino –por un año y renovable– luego de haber sido designado como “coordinador de asesoramiento internacional en la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos”. En la Colombia de Juan Manuel Santos Calderón, asesoró a la Fiscalía General. Y en el Ecuador de Rafael Correa, coordinó un informe sobre la reforma judicial. Más recientemente, en diciembre de 2019, Garzón aceptó hacerse cargo de la defensa del expresidente boliviano Evo Morales, cuando la administración de Jeanine Áñez emitió una orden de captura tras acusarlo de sedición y terrorismo.