Ojo forastero, censura y fama
A Jorge Schwartz le gusta pensar a su madre no solo como la retratista de la contracultura. Prefiere leer el trabajo de Madalena en una constelación de artistas mujeres a las que se refiere como “muy curioso el fenómeno del número de fotógrafas inmigrantes en San Pablo: Claudia Andujar, que es húngara, Maureen Bisilliat, inglesa, Stefania Brill, polaca y Gertrudes Altschul, polaca escapada del nazismo, que también sale de Foto Cine Clube Bandeirante y que en este momento está expuesta en el MASP. ¿Será una casualidad? Pienso que la condición de inmigrante o de extranjería te permite ver desde otro ángulo y con otra intensidad. Como diría Oswald de Andrade, ‘ver con ojos libres’. Las editoriales sabían que cuando necesitaban un buen retrato había que llamarla. No olvidemos que expuso tres veces en el museo más importante de arte moderno de Brasil, el MASP; y la última individual pocos meses antes de morir en la Pinacoteca de San Pablo. A esto se le suma otra cuestión: ¿existe una mirada femenina en la fotografía? Las fotos de Madalena de afrobrasileños, conocidos o no, son espectaculares. En el Museo AfroBrasileño hay un mural con sus fotos”.
Respecto de esta parte del archivo, Jorge lo investigó muy bien, ya que en 1982 Madalena fue invitada por la Embajada de Brasil en Estados Unidos a participar de una muestra en la galería de arte vinculada a la embajada, BACI (Brazilian American Cultural Institute). Se llamaba O rostro brasileiro pero, evidentemente, no había acuerdo sobre cuáles eran las caras del país que se querían mostrar. “Era el año de la apertura política después de dos décadas de dictadura (1964 a 1985). Así que viajé con todas las fotos. El embajador Azeredo da Silveira fue la noche anterior a ver la exposición montada y esos retratos no eran lo que él pensaba que debían representar. Pidió que la bajaran y fue censurada. Tuve que llamarla para explicarle lo que había pasado. Sé que ella se amargó con la noticia. Gracias al profesor Franklin Knight, de la John Hopkins University, la exposición se inauguró al año siguiente en Washington, en la galería Martin Luther King, un lugar público con muchísima más visibilidad ¡La embajada brasileña se la tuvo que aguantar!”.