ArteBA, el mercado sobrevivió al covid
Al cabo de la feria. Para su edición boquense, las galerías se amoldaron a la crisis y lograron muchas ventas con precios más bajos y mediante cuotas.
Sobreviviente de los ciclos difíciles del covid, luego de cierres y aperturas intermitentes –no solo del mundo sino también de los mercados–, la feria arteBA regresó en la primera semana de noviembre y ha dejado varias lecciones. Tras el cambio en su directorio –con Larisa Andreani como presidenta, Eduardo Mallea como vicepresidente y Lucrecia Palacios como directora artística–, arteBA tuvo en esta edición un perfil y una realización más discretos, acordes al clima de época a nivel mundial. Con stands algo más baratos, en el Arenas Studios de La Boca, las galerías respondieron bajando los precios de las obras.
¿Pero qué pasa en tiempos de crisis e inestabilidad con el mercado de arte? El arte es creación y esto no siempre se vincula de un modo directo con el mercado. Aunque a muchos pueda resultarles curioso, en épocas de crisis el mercado de arte internacional (el de los grandes artistas consagrados) se muestra resiliente, y más aún, aumenta en vigor. Quedó demostrado con los estudios de mercado de obras de arte realizados entre 2019 y 2020. Los precios de las obras vendidas subieron un 1,6 %, en relación a los movimientos realizados en la misma época en 2019. Este dato sorprende, ya que la cantidad de exposiciones disminuyó de manera drástica, al igual que los fondos destinados a la compra de obra, pero los precios y el número de compradores aumentaron (siempre contemplando especialmente el segundo cuatrimestre de 2020). Claro que estos números aplican cuando hablamos de obras o de artistas blue-chip, esto es, de artistas y marcas artísticas que constituyen empresas bien establecidas, que mantienen sus valores sin grandes fluctuaciones y con alto nivel de liquidez (la capacidad de un activo de convertirse en dinero gracias a la demanda). Asimismo, respecto al mercado de arte durante las cuarentenas del covid, cambió más la oferta que la demanda. Los números mencionados, entonces, atañen a las obras ofrecidas a la venta desde abril de 2020.
Claro que las obras de arte representan un activo ficticio: valen en tanto pretensión de autonomía y convenciones, ya que responden a expectativas comunes de las sociedades. Sin embargo, el arte es uno de esos activos que forman parte de las carteras de inversión de los grandes patrimonios como un elemento más de diversificación (de ahí que los movimientos, compras, exposiciones organizados por coleccionistas, empresarios y fundaciones marquen la diferencia, a nivel internacional y local, como también las compras institucionales, por parte de museos).
De hecho, algunos estudios indican que el 72 % de los inversores en arte compran obras costosas combinando pasión y rentabilidad; el 49 % lo hace en Europa, el 35 % en América y el 16 % en Asia. Sí, la información ratifica que el mercado de arte es un valor con menor correlación respecto a otros activos financieros. Como consecuencia, disminuye su susceptibilidad a sufrir vaivenes económicos.
Todo esto que pudo verse durante el último año y medio en el mercado de arte internacional se verificó la semana pasada en arteBA. Desde 2020 las empresas y los grandes coleccionistas siguieron comprando arte a pesar de la pandemia, aunque la cantidad de obras de arte vendidas aquí, en Argentina, fue mucho menor en comparación al resto del mundo. La revancha del mercado local fue posible con algunas condiciones: las galerías vendieron mucho pero flexibilizando sus precios y modos de pago, con cuotas, descuentos, dólares y hasta monedas virtuales. Si hay algo que destacar en esta edición fue la voluntad de todos –amantes del arte, gestores, galeristas, curadores, artistas, prensa especializada, directores de museos– de impulsar el mercado para adelante.