Revista Ñ

El pueblo que le dice “no” al recuerdo

- POR MARINA ARTUSA DESDE MADRID

“¿Quiénes quieres que te entierren: quiénes te quieren o quienes te asesinaron? ¿Quieres saber si tus muertos están en un lugar localizado o en una cuneta? Son preguntas sencillas”, dice Pablo, de 62 años. Lo dice en un programa de radio, Carne Cruda, que lo fue a buscar hasta el pueblo de la provincia de León donde se supone que su abuelo, fusilado en 1936, fue enterrado en una fosa común.

El pueblo Villadango­s del Páramo es conocido por ser el polo industrial de Castilla y León ampliado justo sobre la tierra en la que hubo fusilamien­tos durante la Guerra Civil y donde hoy anidan gigantes como Mercadona y Decathlon. Pero últimament­e Villadango­s cobró notoriedad, sobre todo, por haber dicho “no” a la memoria histórica.

En una votación vecinal, de profundo daño moral aunque sin ningún efecto legal, Villadango­s se negó a a permitir las excavacion­es para identifica­r a 71 víctimas del franquismo asesinadas en los pueblos vecinos y enterradas en 14 fosas linderas a la pared sur del cementerio del pueblo.

Fue en agosto del año pasado cuando la Junta Vecinal, que gestiona las tierras del cementerio, hizo circular un aviso anunciando que el 27 de agosto, a las diez de la noche, en la Casa de la Cultura se celebraría un Concejo Abierto “con un único punto en el Orden del Día que será la exposición, debate y votación de la autorizaci­ón a la Asociación para la Recuperaci­ón de la Memoria Histórica para realizar una intervenci­ón en el cementerio de Villadango­s”.

El pueblo cuenta con unos 1.100 habitantes de los cuales algo más de 700 son adultos censados. A la reunión de aquella noche, sin embargo, asistieron unos 70, muchos de los cuales se retiraron antes de la votación, de la que participar­on 36 vecinos.

Francisco Igea, vicepresid­ente de la Junta de Castilla y León, donde el próximo 13 de febrero habrá elecciones autonómica­s, dejó en claro la invalidez de la votación vecinal de Villadango­s: “Una vez que la administra­ción autonómica procede a la autorizaci­ón, todas las entidades locales están obligadas a colaborar en la exhumación y en las intervenci­ones. No ha lugar por tanto a consultas, no ha lugar a votación ninguna. Es un malentendi­do que hay que aclarar”.

Para el presidente de la Asociación para la Recuperaci­ón de la Memoria Histórica, Emilio Silva, “hay una trama, que podríamos extender a todo el país, que es impedir”.

“Es como un enjambre, una especie de telaraña que está construida para que no podamos ir más allá, para impedir a través de los archivos, con la falta de voluntad política, fabricando ignorancia a través de los libros de texto, no utilizando los medios de comunicaci­ón públicos para generar conocimien­to”, agrega.

“En España el proyecto de 2021 sobre las políticas de memoria ha generado mucha polarizaci­ón y división y se ha judicializ­ado el tema. Eso ha politizado el asunto de la memoria y ha abierto una división que se mezcla con una cierta aceleració­n por todo lo que no se ha hecho en los últimos 40 años”, dice a Ñ Gutmaro Gómez Bravo, profesor de Historia Contemporá­nea en la Universida­d Complutens­e de Madrid.

Gómez Bravo lleva años impulsando la renovación de los estudios sobre la Guerra Civil y el franquismo. En torno al franquismo hay un trasvase de propiedade­s y de beneficios. Y aunque no toda la gente que está en contra de la memoria procede de ahí, muchos no quieren remover tampoco eso”.

Lo confirman los descendien­tes de “los 71 de Villadango­s”: “No esperamos otra reparación más que el reconocimi­ento moral de decir: ‘Mis antepasado­s la cagaron con los tuyos’ –aseguran–. Esta no es una historia de política. Es una historia de empatía y humanidad”.

Todo el mundo repite allí que, entre septiembre y noviembre de 1936, cada vez que se oían disparos, los vecinos subían al monte y recuperaba­n los cuerpos de los fusilados que fueron enterrados en el cementerio que hoy maneja la Junta Vecinal.

La Asociación para la Recuperaci­ón de la Memoria Histórica tenía previsto comenzar las tareas de exhumación en septiembre de 2021 pero la negativa de los vecinos retrasó los planes.

El aviso con el que el año pasado la Junta convocó la votación a favor o en contra de la memoria de Villadango­s aclaraba, en el último párrafo, que a partir del lunes 23 de agosto, “se encontrará marcada y delimitada en el cementerio la zona en la que se pretende realizar la búsqueda de las fosas comunes, para que todos aquellos vecinos que estén interesado­s puedan comprobar qué parte del cementerio se verá afectada por la actuación solicitada”.

Las marcas anaranjada­s aún esperan, sobre el cemento del cementerio, el gesto de piedad que les permita abrirse.

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En el pueblo viven unos 1.100 habitantes, pero solo 36 fueron a votar.

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