Chances de mutua destrucción
David Bohm, uno de los padres de la física contemporánea, en su formidable teoría del orden implicado, señala que todo lo que se manifiesta en la experiencia real y visible es despliegue de un orden implícito en determinado espacio y tiempo. En esta dialéctica (lo manifestado y lo no manifestado), forma un todo indivisible, en el que todos los hechos y cosas están envueltas, de tal manera que el mundo visible resulta de la manifestación de una energía desplegada, de un orden más profundo y una realidad inconmensurable: el orden implicado.
Siguiendo esta línea de pensamiento,en MAD (Mutual Assured Destruction, destrucción mutua asegurada) he tomado el último segundo del registro documental de diferentes experiencias nucleares, tratando de encontrar, mediante una técnica específica similar en concepto a la fisión nuclear, la representación visual de esa energía previa a la catástrofe. Es una transición entre el campo implicado y un orden explícito, representado en forma de paisajes vibrantes que desaparecerían como tales. tras una inminente explosión nuclear.
El resultado ha sido una serie de paisajes mostrados desde la perspectiva de los registros militares, postales apocalípticas de un futuro posible y cercano.
Si en Hiroshima se inaugura una nueva manera de destrucción masiva, a una escala nunca antes conocida, también se inaugura una nueva manera de morir. Las víctimas de Hiroshima nunca supieron que esa luz letal terminaría con sus vidas, dejando desde cuerpos evaporados y estampados en las paredes como macabros fotogramas, hasta una estela de agonías letales e interminables por efectos de la radiación residual.
Hoy vuelvo a mostrar las imágenes de MAD, en un 2022 en donde todavía la otra orilla de una pretendida vuelta a la normalidad es aún difusa. El virus es el mensaje sobre nuestra vulnerabilidad.
Me pregunto si la vibración casi imperceptible en estas imágenes no volverá a flotar en el paisaje. Y hasta qué punto este virus y sus mutaciones representarán un MAD, que llegará sin necesidad de contendientes ni enemigos.