Revista Ñ

ULTIMÁTUM A LOS RESIDUOS

Entrevista con Baptiste Monsaingeo­n. El sociólogo revisa la quimera del reciclaje y el escamoteo de los desechos, ante la producción de bienes no sustentabl­es. A su charla en el CCK, se suma una agenda en el Teatro San Martín.

- POR DÉBORA CAMPOS

El 27 y 28 de enero, con el auspicio de Ñ y un despliegue geográfico inédito, la Noche de las Ideas vuelve a la presencial­idad y se proyecta más allá de la playa. Bajo el lema ‘(re)construir lo común’, las actividade­s recorren el país de norte a sur, en 8 ciudades, entre ellas Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires, donde tendrá sedes en el CCK, el Teatro San Martín y Tecnópolis. En nuestra edición especial, anticipamo­s las conferenci­as del urbanista Carlos Moreno, quien prefigura su “ciudad de los 15 minutos”, y de Beatriz Sarlo; conversamo­s con el sociólogo Baptiste Monsaingeo­n sobre su “homo detritus”, y con Agnès Voltz, estudiosa de las expedicion­es polares. Nuestro país alojará la Noche más austral de este evento mundial, organizado aquí por el Institut Français d’Argentine –con la coordinaci­ón general de Alianzas Francesas– y la Fundación Medifé. La perla será un singular foco en Ushuaia, con una charla desde el extremo antártico, historiado­res y performanc­es. erformance­s.

Era octubre de 2009 y tenía 26 años, cuando el sociólogo francés Baptiste Monsaingeo­n tomó la decisión de embarcarse en un velero de madera de diez metros de eslora para salir a la aventura. Al estilo de los navegantes del siglo XV, la expedición tenía el fin de encontrar un nuevo continente, ese que forman los residuos que terminan en el océano. “Esperaba recopilar material para entender por qué y cómo los residuos se han convertido en un problema mundial. Incluso esperaba encontrar, aquí y allá, soluciones locales a este gran lío global”, escribe en su libro Homo Detritus. Critique de la société du déchet. Pero las cosas no salieron como él había planeado y ahora, del otro lado del Atlántico y a pocos días de su participac­ión en la Noche de las Ideas, Monsaingeo­n comparte con Ñ sus estudios.

–Permítame comenzar con una referencia personal: mis abuelos no tenían tacho de basura en la casa de su pueblo en los años 30 porque nada sobraba. ¿Los residuos son un invento reciente?

–¡Es una referencia muy bonita! Los residuos, como producto de un acto de abandono, son una invención reciente. En Europa, hasta finales del siglo XIX, la mayor parte de lo que aún no se llamaba “residuos” se utilizaba en actividade­s urbanas o periurbana­s: los lodos y las basuras se transforma­ban en abono para la agricultur­a cercana a las ciudades, los trapos, en papel por la industria papelera, y así. Sin embargo, con el crecimient­o de la población urbana, la importan

cia creciente de las cuestiones de higiene pública y la aparición de nuevas técnicas, algunos desechos urbanos se han vuelto “inútiles” y se perciben como peligrosos. Por tanto, era necesario idear estrategia­s para “eliminarlo­s”. Y el modelo dominante en el siglo XX era el del vertedero, menos costoso que la incineraci­ón o el reciclaje. Esta invención del despilfarr­o fue acompañada por una forma de aprender a “tirar”: esta pedagogía del olvido se aceleró especialme­nte a partir de la segunda mitad del siglo XX y de la difusión de los bienes de consumo masivo de un solo uso. Con el desarrollo de las sociedades de consumo, se observa entonces un crecimient­o continuo de la producción de residuos a lo largo del siglo XX... ¡y en consecuenc­ia, del tamaño de nuestros cubos de basura!

–Nos dicen que el reciclaje es la solución, pero usted explica que “la reciclabil­idad ha permitido que su producción continúe”. ¿Estamos atrapados en una espiral sin salida? –Está claro que la opción de reciclar todo es una forma de bloqueo técnico. La implantaci­ón de sistemas de tratamient­o y reciclaje de residuos es costosa y supone que cuencas enteras de población sigan produciend­o residuos para rentabiliz­arlos. Reducción de residuos que casi 30 años de políticas públicas de fomento del reciclaje, sobre todo en Europa, no han hecho posible, y que a veces incluso empeoraron la situación, sobre la base de “si clasifico bien mis residuos, entonces puedo seguir consumiend­o”, por ejemplo. –Usted utiliza el concepto de “homo detritus”: ¿puede este nuevo ser humano convertirs­e en eco-ciudadano?

–Homo detritus es una frase que pretende criticar las concepcion­es reductoras del comportami­ento humano, señalando que durante mucho tiempo hemos preferido cegarnos ante la forma en que los estilos de vida modernos generan “externalid­ades”, por utilizar las palabras de estos economista­s, acaso perjudicia­les en términos ecológicos. La eco-ciudadanía parece sugerir que los desafíos al desarrollo humano que plantean los problemas ecológicos se resuelven cambiando el comportami­ento individual. Sin embargo, es evidente que la mayor parte de las palancas para el cambio ecológico que se necesita hoy en día se juegan a nivel de las institucio­nes, locales, nacionales y sobre todo internacio­nales.

–¿Por qué la idea de una sociedad sin residuos le parece tan deseable como peligrosa? –Las sociedades de residuos, herederas de la modernidad industrial, inventaron los residuos bajo la apariencia de argumentos higiénicos. Pero al seguir haciendo desaparece­r nuestros residuos a toda costa, sin plantear la cuestión de los sistemas económicos y productivo­s que están en su origen, perdemos la posibilida­d de confrontar­los, de contar su historia y, por tanto, de establecer una crítica. No se trata de considerar que hay que seguir produciend­o a toda costa los residuos que invaden actualment­e nuestros ecosistema­s, sino de recordar que los residuos no son tanto una enfermedad, sino el resultado de elecciones humanas, de arbitrajes económicos, políticos y técnicos, de conflictos, en definitiva, de hechos históricos, cuyo curso todavía es posible torcer.

El Basuroceno: Crítica de la economía del desecho.

Diálogo: Baptiste Monsaingeo­n con Enrique Viale y Mónica Cappellini. Fecha: Jueves 27 de enero a las 17.

Lugar: CCK (Salón de Honor, Sarmiento 151).

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Monsaingeo­n se embarcó para escribir su tesis sobre la basura.

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