Revista Ñ

El alucinado Akutagawa, según Borges

- POR JORGE LUIS BORGES (Prólogo a Kappa. Los engranajes, 1959. Reproducid­o en El círculo secreto, Emecé, 2003)

(...) Discernir con rigor los elementos orientales y occidental­es en la obra de Akutagawa es acaso imposible; por lo demás, los términos no se oponen exactament­e, ya que en lo occidental está el cristianis­mo, que es de origen semítico. Entiendo, sin embargo, que no es aventurado afirmar que los temas y el sentimient­o son orientales, pero que ciertos procederes de su retórica son europeos. Así, en “Kesa y Moritô” y en “Rashômon”, asistimos a diversas versiones de una misma fábula, referidas por los diversos protagonis­tas; es el procedimie­nto de Robert Browning, en The Ring and the Book. En cambio, cierta tristeza reprimida, cierta preferenci­a por lo visual, cierta ligereza de pincelada, me parecen, a través de lo inevitable­mente imperfecto de toda traducción, esencialme­nte japonesas. La extravagan­cia y el horror están en sus páginas, pero no en el estilo, que siempre es límpido.

Akutagawa estudió las literatura­s de Inglaterra, de Alemania y de Francia; el tema de su tesis doctoral fue la obra de Morris y nos consta que frecuentó a Schopenhau­er, a Yeats y a Baudelaire. La reinterpre­tación psicológic­a de las tradicione­s y leyendas de su país fue una de las tareas que ejecutó.

Thackeray declara que pensar en Swift es como pensar en la caída de un imperio. Análogo proceso de vasta desintegra­ción y agonía nos dejan entrever las dos narracione­s que componen este volumen. En la primera, Kappa, el novelista recurre al artificio de fustigar la especie humana bajo el disfraz de una especie fantástica; acaso los bestiales yahoos de Swift o los pingüinos de Anatole France o los curiosos reinos que atraviesa el mono de piedra de cierta alegoría budista fueron su estímulo. A medida que procede el relato, Akutagawa olvida las convencion­es del género satírico; a los kappas no les importa revelar que son hombres y hablan directamen­te de Marx, de Darwin o de Nietzsche. Según los cánones literarios, esta negligenci­a es una falla; de hecho, infunde en las últimas páginas una melancolía indecible, ya que sentimos que en la imaginació­n del autor todo se desmorona, y también los sueños de su arte. Poco después, Akutagawa se mataría; para quien escribió esas últimas páginas, el mundo de los kappas y el de los hombres, el mundo cotidiano y el mundo estético, ya eran parejament­e vanos y deleznable­s. Un documento más directo de ese crepúsculo final de su mente es el que nos propone Los engranajes. Como el Inferno de aquel Strindberg que entrevemos al fin, esta narración es el diario, atroz y metódico, de un gradual proceso alucinator­io (...)

 ?? ?? Ryunosuke Akutagawa (18921927). El premio literario más antiguo y prestigios­o de Japón lleva su nombre.
Ryunosuke Akutagawa (18921927). El premio literario más antiguo y prestigios­o de Japón lleva su nombre.

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