Tomás Saraceno: rasgos de un artista visionario
En Nueva York. Dos muestras simultáneas, en The Shed y en su galería, iluminan el abanico de intereses ambientales del artista argentino.
La sede cultural The Shed tiró la casa por la ventana con el polifacético Tomás Saraceno –artista visionario y celebridad medioambiental– al otorgarle la gestión de tres de sus cuatro salas: unos 2.600 metros cuadrados. Y Saraceno devolvió el favor, montando una reveladora y altruista retrospectiva de su obra en galerías improvisadas, así como dos estimulantes instalaciones. El conjunto se titula Tomás Saraceno: Particular Matter/s, que alude a las partículas así como a que lo particular importa.
La obra más ambiciosa es un encargo de The Shed que puede dejarte sintiendo, literalmente, las rodillas flojas. Liberen el aire: cómo escuchar el universo en una telaraña es el plato fuerte de todo este emprendimiento.
La instalación Museo Aero Solar se centra en una esfera enorme semejante a una carpa de campaña que en realidad es un globo a ras del suelo hecho con bolsas de plástico de supermercado; se ve fantástico, como una colcha loca, colorida y translúcida, y los visitantes pueden entrar en ella. Es uno de los proyectos de la Fundación Aeroceno, agrupación mundial participativa que desarrolla el vuelo sin combustible.
En conjunto, la exposición y las instalaciones forman algo así como un Saraceno completo. A Particular Matter(s) se la etiqueta como la mayor presentación de la obra del artista argentino en Estados Unidos. La muestra de The Shed se complementa con otra del artista en su galería de toda la vida, Tanya Bonakdar, en Chelsea.
Saraceno es menos un artista que un polímata con una misión, y sus proyectos a menudo parecen más ciencia que arte. Las distintas exposiciones actuales de The Shed reflejan sus actividades como aracnófilo, artista, arquitecto, activista, docente, músico, ecologista y guerrero de la justicia social a favor del aire puro. Su objetivo general es conseguir que los seres humanos vivan como corresponde. Esto significa lograr que entiendan que no son la cima de una pirámide de poder en la denominada era del Antropoceno, sino que coexisten con todos los no humanos en un plano horizontal respecto del cual deberían sensibilizarse y del que tienen mucho que aprender. Y existen en lo que Saraceno prefiere llamar era del Aeroceno, en la que se necesita cooperación entre las especies y aire limpio.
Dicho esto, cabe preguntarse cómo alguien con la aguda conciencia medioambiental de Saraceno permite que su obra se exponga en The Shed, quizá la peor de las numerosas heridas arquitectónicas que se ha autoinfligido la ciudad.
El capítulo Particular Matter/s comienza con el silencioso espectáculo de algunas colaboraciones de Saraceno con arañas. Cada telaraña fue tejida por una especie diferente de araña sobre un robusto armazón de alambre en el estudio de Saraceno, donde éste supervisa los avances y retira una especie para alternarla con otra que incorpora cuando lo considera oportuno.
Luego, el tema pasa a ser la contaminación del aire, que pone en peligro a las arañas y a los seres humanos por igual, especialmente en cuanto a los infinitesimales granos de carbono respirables conocidos como materia particulada. Pero un video fascinante que se reproduce en la pared izquierda de esta galería nos permite entrever esculturas aerosolares negras, que se asemejan a barriletes en 3D; forman parte del proyecto Museo Aero Solar que se está poniendo a prueba en Salinas Grandes, Argentina.
Si alguien lee en todo momento los textos completos de la pared, puede que la exhibición le resulte un poco ardua, pero puede aprender muchísimo y sentirse ligeramente más optimista sobre el destino del planeta.